El Litoral
"Si no nos ponemos duros con los traficantes de drogas, estamos perdiendo el tiempo, y esa dureza incluye la pena de muerte", advirtió Trump durante un discurso en Manchester, en el estado New Hampshire.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abogó hoy por endurecer las leyes y aplicar incluso la pena de muerte para los grandes traficantes de drogas, al detallar un plan para enfrentar el excesivo consumo de opioides en su país.
"Mi Departamento de Justicia desarrollará penas mucho más duras para los traficantes", señaló el mandatario republicano y destacó que "para los grandes traficantes sería la pena de muerte".
El presidente estadounidense afirmó que otros países con pena de muerte para traficantes de drogas le dijeron que no tienen un problema con las drogas.
"Quizá nuestro país aún no está preparado", opinó Trump, que el 26 de octubre pasado declaró la crisis de opiáceos como una emergencia de salud pública y reconoció que su país es el mayor consumidor de esas sustancias en el mundo.
En Estados Unidos se registran todos los días 116 muertos por opioides.
El programa del gobierno incluye, además de penas más duras para los traficantes, una reducción en un tercio de las prescripciones de analgésicos.
"Tenemos que reducir la oferta ya que son increíblemente adictivos", señaló Trump, y agregó: "La adicción no es nuestro futuro. Criaremos a una generación libre de drogas."
El 90 por ciento de la heroína en Estados Unidos llega a través de la frontera sur desde México. "Al final también aprobarán un muro los demócratas para mantener alejadas a las malditas drogas", agregó.
Trump precisó que parte de los esfuerzos se enfocarán en tratar de disminuir en un tercio durante los venideros tres años, el número de recetas de opiáceos que actualmente se expiden en todo el territorio nacional.
Incluso, mencionó la posibilidad de establecer litigios a nivel federal contra algunas compañías farmacéuticas, aunque especificó cuáles serían las posibles acciones legales.
De forma general, el plan se asienta en tres pilares fundamentales: reducir la demanda y la prescripción excesiva de opiáceos, cortar el suministro de drogas ilegales y aumentar el acceso al tratamiento.
Incluye algunas medidas que los defensores de la salud pública respaldan, como garantizar que los equipos de primeros auxilios estén dotados con un medicamento para revertir los efectos del sobreconsumo de drogas.
El gobernante no perdió la ocasión para insistir en la polémica construcción de un muro en la frontera con México pues, aseguró, la mayor cantidad de sustancias ilegales entran al país por la frontera sur.
Asimismo, culpó a las denominadas ciudades santuario -aquellas que se oponen a criminalizar a los indocumentados- de proteger a delincuentes peligrosos y de liberar a inmigrantes ilegales, narcotraficantes, traficantes y miembros de pandillas.
Informes internacionales confirman que Estados Unidos es el mayor mercado de estupefacientes del mundo, cuya creciente avidez por estas sustancias ilegales estimula un comercio subterráneo valorados en cientos de miles de millones de dólares.
De acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud, 948.000 estadounidenses usaron heroína y 2,1 millones de personas 'abusaron de los opiáceos' en 2016.
El reporte indicó, adempas, que entre julio de 2016 y septiembre de 2017, unas 142.000 personas llegaron a las salas de urgencia del país por sobredosis de opioides.
Otro informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades confirmó que 60.000 estadounidenses murieron por sobredosis solo en 2016.