El Litoral
En varios casos, la Casa Blanca ni siquiera nominó a candidatos, entre ellos en países que tienen una gran importancia geoestratégica para Estados Unidos como Alemania, Egipto, Arabia Saudita y la Unión Europea.
El Litoral
En su vertiginoso primer año como presidente Donald Trump llevó a cabo un cambio radical en la siempre influyente diplomacia estadounidense, que aún no cuenta con embajadores en varios países, entre ellos aliados como Alemania, Arabia Saudita, la Unión Europea (UE) y Corea del Sur.
El otrora poderoso e influyente Departamento de Estado, vital para diseñar políticas en el ámbito internacional, fue desdeñado desde el inicio de la administración Trump, que centralizó en la Casa Blanca la mayor parte de las decisiones en política exterior.
Casi todas ellas anunciadas, con tono incendiario y varios derrapes, por el mandatario en su cuenta de Twitter, algo que para muchos analistas afecta la imagen y la legitimidad internacional de Estados Unidos.
Sin embargo, en estos primeros 12 meses del magnate republicano al frente de la primera potencia del planeta, su administración ostenta más prudencia que la manifestada en los deslices tuiteros del mandatario.
Uno de los puntos más criticados por su partido y los diplomáticos estadounidenses es la ausencia de embajadores en numerosos países y principalmente en algunas naciones aliadas.
En varios casos, la Casa Blanca ni siquiera nominó a candidatos, entre ellos en países que tienen una gran importancia geoestratégica para Estados Unidos como Alemania, Egipto, Arabia Saudita y la UE, según se desprende de una lista elaborada la pasada semana por la American Foreign Service Association, una agrupación de empleados del Departamento de Estado.
También sigue vacante el puesto diplomático en Corea del Sur, a pesar de que se agudizó notablemente el año pasado el conflicto en torno al programa nuclear de Corea del Norte.
Para la representación diplomática en la Argentina Trump acaba de nominar al ex juez texano Edward Charles Prado, de 70 años, quien espera ahora la aprobación del Senado estadounidense.
En el caso de Alemania y algunos otros países, los retrasos en la designación de embajadores no tienen nada que ver con la Casa Blanca sino con el Senado. Trump ya había nombrado en septiembre a un candidato para la legación en Berlín, el republicano Richard Grenell.
Sin embargo, el Senado (donde el partido Republicano de Trump cuenta con mayoría propia) aún no ratificó su nominación.
Los republicanos acusan a los demócratas de bloquear los nombramientos.
Los demócratas en el Senado, por su parte, pueden reclamar que antes de la votación se celebre un debate de hasta 30 horas de duración para retrasar el proceso de designación.
El nombramiento de Grenell y otros aspirantes a embajador caducó a fines de 2017, por lo que la Casa Blanca se vio obligada la semana pasada a volver a nombrar oficialmente a los candidatos, informó la agencia de noticias DPA.
Otro puesto diplomático que continúa vacante es el de embajador ante la UE.
Por esta razón, el presidente de la Comisión de Política Exterior del Parlamento Europeo, David McAllister, llamó al gobierno estadounidense a enviar rápidamente, "más vale temprano que tarde", a un embajador a Bruselas, informó el lunes el periódico alemán Neue Osnabrucker Zeitung.
En cuanto a su relación con América Latina, Trump se alejó notablemente del acercamiento que buscaba su antecesor, el demócrata Barack Obama.
El magnate neoyorquino no escatimó en lenguaje despectivo y xenófobo hacia México por su intención de realizar un muro fronterizo entre los dos países, amenazó con una intervención militar contra Venezuela, frenó el deshielo político con Cuba iniciado por Obama y tildó recientemente de "países de mierda" a Haití y El Salvador, junto a otras naciones africanas.