Un carguero con 33.000 toneladas de maíz que salió recientemente del puerto ucraniano de Odesa llegó hoy a Estambul, donde será inspeccionado en el marco del acuerdo que habilitó la exportación de granos bloqueados por la guerra, informó el gobierno turco.
"El barco Navistar con una bandera panameña, que partió de Ucrania a Irlanda y zarpó del puerto de Odesa portando 33.000 toneladas de maíz, llegó al lugar designado en el norte de Estambul, donde ancló", indicó el Ministerio de Defensa turco en un comunicado citado por la agencia de noticias Sputnik.
El buque será inspeccionado "en las próximas horas" por el Centro de Coordinación Conjunta, establecido el 22 de julio entre Rusia y Ucrania, con Turquía y la ONU como mediadores, para permitir la exportación de grano ucraniano bloqueado desde la invasión rusa del 24 de febrero.
Además del buque Navistar, ayer zarparon de puertos ucranianos los barcos Rojen, de bandera maltesa, que se dirige al Reino Unido con una carga de 13.000 toneladas, y el turco Polarnet, que irá a su país de origen con 12.000 toneladas.
El convenio, que intenta aliviar la crisis alimentaria global provocada por la guerra, contempla que los barcos que salen de tres puertos ucranianos del mar Negro habilitados naveguen por corredores seguros hacia el mar Mediterráneo a través del estrecho del Bósforo o estrecho de Estambul, que divide ambos mares.
Todos los navíos son inspeccionados conforme a las exigencias de Rusia, que quiere conocer el tipo de cargamento de todos los barcos procedentes de Ucrania.
El primer buque con granos ucranianos zarpó el lunes pasado de Odesa cargado con 26.000 toneladas de maíz con destino a Líbano.
Rusia y Ucrania son los principales proveedores de cereales del mundo, y además Moscú es un gran exportador de fertilizantes, por lo que el bloqueo de las exportaciones dispararon los precios de los alimentos en todo el mundo.
Unas 20 millones de toneladas de cereales quedaron varados en los puertos ucranianos desde el inicio de la guerra: Ucrania atribuyó este bloqueo a los riesgos vinculados a ataques rusos, mientras que el Kremlin responsabilizó de la situación a las minas flotantes colocadas por Kiev y las represalias económicas tomadas por las potencias occidentales contra la invasión.