Pelo largo y barba descuidada: ¿qué es lo importante de la disciplina militar en plena guerra?
Las imágenes de soldados ucranianos desplegados contra la invasión rusa los presenta, a veces, desprolijos y descuidados, una imagen muy distinta a la impoluta que normalmente buscan dar los militares en público, pero también puertas adentro de los cuarteles. La disciplina, el mando y el comando en el fragor del combate.
Pelo largo y barba descuidada: ¿qué es lo importante de la disciplina militar en plena guerra?
En Argentina no es extraño que un Cadete o Aspirante de cualquier instituto de formación militar no salga de franco con el resto de sus camaradas porque su camisa no estaba perfectamente planchada o porque sus zapatos no brillaban como testimonio de un lustre pertinente al rol que tiene su portador ante la Nación que protege. La inexistencia de barba en la mayoría de las Fuerzas Armadas, un corte “media americana” y un peinado “a la gomina” complementan parte de esa figura que busca mostrarse absolutamente pulcra y correcta. Quizá por esa acostumbrada concepción de la imagen militar, el autor mira con asombro la manera en la que circulan los militares en las veredas de ciudades alejadas del frente (o no tanto) de guerra entre Rusia y Ucrania.
La doctrina global en este sentido, que deriva – en parte – en lo que ocurre en el entorno castrense de nuestro país, encuentra sentido al intentar codificar el comportamiento conductual del personal militar y así detectar novedades entre la tropa, más allá de buscar la preciada uniformidad. ¿Qué significa esto último? Que cualquier eslabón de la cadena de mando puede tener una noción directa del estado de situación de la moral, el incentivo y la motivación de un individuo o fracción subalterna simplemente observando el cumplimiento y sostenimiento de los estándares citados. Por otra parte, más allá del factor exclusivo del entorno militar, también hay casos donde se logra tener indicios de problemas en el entorno familiar o del fuero íntimo de la persona que, de pronto, empieza a presentarse desprolija, descuidada o desalineada. De esta forma se busca encontrar soluciones antes de un desenlace cuyo impacto negativo sea mayor o incontrolable.
Consultado la diferencia de prioridades y la aplicación de las normas en época de paz y de guerra, el veterano de la Guerra de Malvinas José Martiniano Duarte apunta que “en el frente se relaja la forma y se torna muchísimo más importante el fondo”. El fondo tiene que ver con el cumplimento de órdenes que llegan hasta el sacrificio, la lealtad y estar en manos del que uno tiene a derecha e izquierda. Por eso, en época de paz, la forma es importante. Ahí no está la presión del combate, la supervivencia y la permanente situación límite. Además, recuerda el autor de varios libros sobre la acción militar, “la forma enseña normas de conducta que, después, en el combate, se cumplen cuando se puede”.
José Martiniano Duarte, veterano de la Guerra de Malvinas.
En tal sentido, recuerda que “tanto en Malvinas como en Tucumán la atención del jefe, ya sea de sección, subunidad o unidad, está más puesta en el bienestar de la tropa y en su equipo, que en las cuestiones de orden interno”. Esto significa que es prioritario procurar alimentación, descanso, adquisición de mayor y mejor equipo y armamento, en lugar de estar controlando y castigando según un soldado se corte más o menos el pelo, que no afectará en la misma medida al cumplimiento de los objetivos tácticos. “Que alguien ponga tiempo en eso es absurdo” asegura el coronel retirado del Ejército Argentino.
Martiniano Duarte reconoce, de todas formas, “que en todos los casos depende del jefe, pero con el propio ejemplo, no con la aplicación de sanciones”. Volviendo a su propia experiencia como oficial, rememora que “muchos no queríamos saber nada con joder a los hombres con esas cosas (pelo, barba, aseo) que en esos momentos parecen nimiedades, dado lo tremendo de la situación que se vivía”. Como contratacara, retomando el inicio del párrafo, destaca que “cada fracción es reflejo del jefe. Todos los valores: el valor, la lealtad y hasta la higiene se "organizan". Es el jefe y su personalidad. Y su gente le cumple porque lo quiere, no por otra cosa. La primera preocupación del líder es hacerse querer”, destaca el militar y concluye de forma precisa: “si están andrajosos, peludos, sucios, pero te siguen hasta el infierno... nada más importa”.