Estados Unidos: renunció una congresista tras un escándalo de pornovenganza
No todos los escándalos sexuales que han sacudido Washington –la mayoría, protagonizados por hombres en posiciones de poder– se han saldado con dimisiones ni han destrozado sus carreras políticas, pero la presión ha sido demasiado para la congresista demócrata Katie Hill, una millennial de 32 años abiertamente bisexual.
AP
19:24
“Con el corazón roto, anuncio mi renuncia al Congreso”, declaró Hill diez días después de la publicación –sin su consentimiento– de varias fotografías íntimas con una empleada de campaña y acusaciones de que se acostaba con un subalterno, lo que llevó a la apertura de una investigación ética en la Cámara de Representantes.
Así, la primera persona investigada por la ley aprobada por el Congreso en pleno #MeToo para prohibir las relaciones sexuales entre los legisladores y los empleados de su oficina y los comités en los que sirven no ha sido un hombre sino una mujer. Pero, visto de cerca, el caso es mucho más complejo y ha provocado un intenso debate sobre cómo juzga la sociedad a hombres y mujeres en situaciones similares.
“Hombres y mujeres no son juzgados por los mismos estándares”, denuncia la senadora Kamala Harris
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Foto: Captura de pantalla
Hill se va, pero ha emprendido “una nueva batalla” para evitar que a otras mujeres les ocurra lo que a ella y no tengan que renunciar a sus sueños en la política por ver su vida privada expuesta. “Lucharé para que nadie más tenga que pasar por lo que yo he pasado. Algunos lo llaman agresión electrónica, otros explotación digital o pornovenganza. Como víctima de ello, puedo decir que es una de las peores cosas que se puede hacer a nuestras hermanas e hijas”, dijo anteanoche en un emotivo videomensaje en el que acusa a los medios conservadores y a sus rivales políticos de lanzar “una campaña coordinada” contra ella y dar “una plataforma” a los “abusos” de su marido, Kenny Heslep, del que está en vías de divorcio.
Hill le acusa de haber filtrado los mensajes y fotos publicadas por la web conservadora RedState y el tabloide británico The Daily Mail en las que aparece desnuda cepillando el pelo a Morgan Desjardins, una asesora de campaña, y fumando marihuana. Hill y Heslep habían mantenido una relación a tres con Desjardins, según el artículo, que acusa a la congresista de mantener una relación de tipo sexual con su director legislativo, Graham Kelly.
La congresista se vio obligada a reaccionar a las acusaciones y admitió su relación con la asesora de campaña, que técnicamente no está cubierta por la normativa del Congreso. “No era apropiado, pero permití que ocurriera”, reconoció Hill, que sin embargo niega “absolutamente” la supuesta relación con Kelly. A raíz de las acusaciones, la Cámara de Representantes abrió una investigación. A diferencia de las denuncias del movimiento MeToo, ninguna de las personas implicadas ha denunciado situaciones de acoso o abusos sexuales. Hill, por su parte, ha pedido a la policía del Congreso que investigue la publicación “ilegal” de las fotos. California y otros estados de EE.UU. han legislado para castigar este tipo de prácticas.
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La joven demócrata decidió dimitir para “no ser una distracción” respecto a la crisis constitucional que vive el país y no perjudicar al trabajo que ha hecho desde que llegó al Congreso en enero, tras arrebatar a los republicanos un escaño de Los Ángeles (California). La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, aceptó su renuncia y destacó que la congresista ha admitido “errores de juicio” que hacían “insostenible” su permanencia. “Debemos asegurar un clima de integridad y dignidad en el Congreso y en todos los lugares de trabajo”, añadió Pelosi, que se quita así un problema de en medio, en pleno proceso de impeachment .
La senadora Kamala Harris, en cambio, salió en defensa de Hill, a la que ve como una “víctima” de ciberacoso. “Digamos la verdad, hombres y mujeres no están sujetos a los mismos estándares”, dijo Harris. También ha apoyado a Hill el congresista republicano Matt Gaetz, perteneciente como ella a la generación millennial , más expuesta que otras menos digitales a sufrir pornovenganzas. “¿Quién de nosotros parecería perfecto si nuestros ex publicaran nuestras fotos o mensajes? Katie no está siendo investigada o atacada porque haya hecho daño a nadie sino por ser diferente”, sostiene Gaetz, que considera a su rival política, con la que coincide en varios comités, altamente responsable en su trabajo.
El escándalo coincide con otra investigación al congresista republicano Duncan Hunter, que está acusado de haber usado 250.000 dólares de su campaña además de fondos públicos para mantener sus asuntos con varias lobbistas y empleadas del Congreso; a diferencia de Hill, Hunter no ha dimitido y planea presentarse a la reelección.