Martes 1.9.2020
/Última actualización 19:10
El polémico y beligerante presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó su visita a Wisconsin, pese a que el gobernador y otras autoridades de ese estado le pidieron que cancelara su viaje para evitar una nueva escalada y no dificultar "la sanación", a una semana del acribillamiento de un hombre negro por la policía que desató una ola de protestas y disturbios allí.
"Si no hubiera insistido con activar la Guardia Nacional e ir a Kenosha, Wisconsin, no habría ningún Kenosha ahora. Además, habría habido muchas muertes y heridos. Quiero agradecer a las fuerzas de seguridad y la Guardia Nacional. ¡Los veré el martes!", tuiteó el mandatario en la víspera.
El domingo, en un acto en la ciudad de Pittsburg, su rival en las elecciones del próximo 3 de noviembre, el demócrata Joe Biden, no solo acusó de empeorar la delicada situación política, sino que advirtió que la violencia solo escalará si el presidente es reelecto en noviembre. "¿Alguien cree que Estados Unidos será menos violento si Donald Trump es reelecto? Necesitamos justicia en Estados Unidos. Necesitamos seguridad en Estados Unidos.
Estamos enfrentando múltiples crisis, crisis que bajo el Gobierno de Donald Trump siguen multiplicándose", sentenció el candidato opositor en referencia a la crisis sanitaria, la económica y ahora la político-social de las protestas antirracistas y la reacción violenta de las fuerzas de seguridad y grupos de extrema derecha.
"Trump puede creer que repetir las palabras ley y orden lo hacen fuerte, pero su incapacidad de pedirle a sus propios simpatizantes que dejen de actuar como una milicia armada en este país demuestra cuán débil es", agregó Biden. "No pudo mantenerlos seguros, entonces ahora quiere asustarlos", redondeó el líder opositor, quien viene haciendo hincapié en la incapacidad y la debilidad del titular de la Casa Blanca para manejar la situación a la que ha llevado al país.
Hace dos domingos, un policía blanco con siete años de experiencia en la fuerza en Kenosha disparó siete tiros por la espalda a Jacob Blake, un joven negro de 29 años que estaba visiblemente desarmado y con su pareja y sus niños pequeños. Blake quedó parapléjico, sigue internado (durante varios días la Policía lo mantuvo esposado a la cama pese a no estar acusado de ningún delito) y el oficial que le disparó fue suspendido, pero aún no se lo acusó formalmente de nada.
La falta de respuesta institucional provocó, una vez más, una ola de protestas contra el racismo y la brutalidad policial en Kenosha, pero también en otras partes del país, como la capital, donde hace solo unos días familiares de Blake hablaron en la conmemoración del quincuagésimo séptimo aniversario de la histórica marcha a Washington de Martin Luther King Jr. Con la reactivación de las protestas también se "reactivó" el discurso agresivo de Trump, su gobierno y ahora su campaña de reelección.
Mientras en la Convención Nacional Republicana se calificaba a los policías como víctimas de una supuesta "izquierda radical" demócrata y se acusaba a los manifestantes de "saqueadores y agitadores comunistas", un joven blanco simpatizante de Trump irrumpió en una de las protestas en Kenosha y asesinó a dos personas e hirió a una tercera.
Advertencia a las autoridades de Portland
Luego de otra noche de protestas en la ciudad de Portland (estado de Oregon), el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, denunció que la ciudad "es un desastre" y advirtió sobre las autoridades demócratas locales: "¡Si la broma que es el alcalde no limpia todo, iremos nosotros y lo haremos por ellos!"
"Los alcaldes y gobernadores de la izquierda radical de las ciudades donde la loca violencia está sucediendo están perdiendo el control de su movimiento; no debía ser así, pero los anarquistas y los agitadores se dejaron llevar y ya no escuchan más, ¡ni logran sacar al Lento Joe (Biden) de su sótano!", agregó el mandatario en su Twitter, en referencia a quien será su rival en las próximas elecciones presidenciales y su decisión de pasar hasta ahora la mayoría de la pandemia en su casa, respetando el aislamiento social.
Pocas horas antes de que el presidente Trump envistiera nuevamente contra las protestas antirracistas, los disturbios en Portland y las autoridades de la ciudad y el estado (ambas demócratas), la gobernadora Kate Brown había ordenado otra vez el despliegue de la policía estatal. Y en forma paralela, el alcalde Ted Wheeler rechazaba el discurso de Trump, a la vez que apoyaba la decisión de la Policía local de declarar ilegal la manifestación del domingo último en la puerta del Departamento de Seguridad Pública, donde fueron arrestadas 29 personas.
En medio de un clima cada vez más caldeado e incierto Wheeler le pidió a Trump trabajar juntos para superar esta situación. El domingo, tras rechazar "la posición agresiva" del presidente, le propuso empezar a cooperar. "Trabajemos juntos... ¿Por qué no tratamos de hacer eso?", dijo.