"Esperamos que Grecia siga en el euro", afirmaron el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, al final de un día agitado de reuniones, con duro ultimátum a Atenas: la ayuda financiera no se enviará hasta que los acuerdos sean rubricados.
"Le dijimos claramente a Grecia, que el sexto tramo de ayuda financiera (8 mil millones de euros) sólo será remitido por Europa a Atenas, cuando acepte los acuerdos plasmados el 27 de octubre en Bruselas", dijeron los líderes de Francia y Alemania, tras reunirse con el premier heleno, Yorgos Papandreu, en Cannes.
Merkel y Sarcozy, como lo habían anunciado, emplazaron hoy a Papandreu, a cumplir con lo pactado con la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y a mantenerse en el camino de lo decidido sobre las ayudas al país, según un despacho de Ansa.
"Nuestro objetivo, nuestra misión, la prioridad es tener un euro estable y volver a una gestión sana de nuestra moneda", añadió Merkel en rueda de prensa.
La reunión se celebraba en víspera de la Cumbre del G-20 (países industrializados y emergentes), que comenzará mañana en el balneario francés, y proseguía a altas horas de la noche, sin que nadie informara mayores detalles del encuentro.
Así, la reacción de Europa fue sólida e incisiva, como respuesta al inesperado llamado de Papandreu a un referéndum para definir por si o no la aceptación de la ayuda que decidió el bloque y que incluye una quita de la deuda pública del 50%.
El referéndum se realizaría la primer semana de diciembre, adelantó Sarkozy, pocos días antes de que venza el plazo para que Grecia pague sus deudas. Si no lo hace, caerá en default.
En el encuentro, además de Merkel, Sarkozy y Papandreu, tomaron parte la directora gerente del FMI, Christine Lagarde; y los representantes de las instituciones de la UE.
"Grecia también tiene una responsabilidad con Europa", había clamado por la mañana Steffen Seibert, vocero del gobierno alemán, mientras que el primer ministro francés, Francois Fillon, se sumó a los embates contra Atenas.
"Quiero recordar a la población europea y a la griega que no se puede estar en Europa para beneficiarse de su solidaridad y fuera de ella para eludir las obligaciones", disparó Fillon desde París.
"Lo que se decide en una capital europea tiene repercusiones en todos los países, porque todos están ligados", insistió.
Antes del encuentro de la noche en Cannes, el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, también había advertido consecuencias "dolorosas" para Grecia, si finalmente se rechaza el plan de rescate.
"Sin el acuerdo de Grecia con la UE y el FMI, las condiciones para los ciudadanos griegos serán mucho más dolorosas, y sobre todo para los más vulnerables. Las consecuencias son imposibles de predecir", afirmó amenazante Barroso.
El plan de rescate contempla una quita del 50% de la deuda griega, el desembolso del sexto tramo del primer plan de rescate, que supone unos 8.000 millones de euros, y la puesta en marcha de un segundo paquete de medidas por importe de unos 130.000 millones de euros.
Al partir hacia Cannes, Merkel había exigió hoy "claridad" al primer ministro griego, si quiere seguir siendo receptor de la solidaridad europea tras el anuncio de un referendo sobre el segundo rescate.
En principio, el referéndum iba a preguntar también a los ciudadanos griegos si deseaban seguir perteneciendo a la Eurozona, lo que fue luego raudamente desmentido por el gobierno.
El referéndum propuesto por el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, será sobre el nuevo acuerdo de rescate decidido por la Unión Europea (UE), pero no interrogará sobre la permanencia del país en la Eurozona.
"El Gobierno (griego) no puede poner en entredicho el camino del país en Europa", respondió el ministro de Interior, Haris Kastanidis, cuando le preguntaron si el referéndum podría incluir alguna pregunta sobre la permanencia de Grecia en la Eurozona.