La Unión Europea (UE) dio el primer paso rumbo a una industrialización profunda en conjunto que se desligue del panorama electoral y parlamentario de Estados Unidos.
Con Francia y Alemania como cabecillas, la UE presentó un plan para potenciar su industria militar.
La Unión Europea (UE) dio el primer paso rumbo a una industrialización profunda en conjunto que se desligue del panorama electoral y parlamentario de Estados Unidos.
Este punto se encuentra atado al principal drama que sufre Ucrania en el contexto de la invasión de Rusia: el desfinanciamiento desde Washington y parte del “compromiso” de Europa en general, aspecto que cuestionó el propio Donald Trump, encaminado a la presidencia y reacio a la idea del excesivo gasto en el este del viejo continente.
Sobre estas bases se posiciona el Programa Europeo de la Industria de Defensa (EDIP), la primera Estrategia Industrial Europea de Defensa a nivel de la UE presentada por su Comisión Europea y el Alto Representante.
Es un proyecto que se terminó de delinear en las últimas conferencias de líderes de la UE y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), y que mantiene como argumento el “riesgo” de la apertura de un nuevo frente con Moscú y la necesidad de “alcanzar un equilibrio transatlántico adecuado, independientemente de la dinámica electoral en Estados Unidos", como reforzó Margrethe Vestager, vicepresidenta de la Comisión Europea.
Con Emmanuel Macron a la cabeza de una serie de declaraciones, las autoridades europeas vienen anticipando la necesidad de reforzar el departamento de defensa de la Unión a nivel de bloque.
El presidente de Francia declaró el pasado 27 de febrero: "Hoy no hay consenso para enviar de manera oficial tropas sobre el terreno. Pero en términos de dinámica, no se puede descartar nada. La convicción compartida con nuestros socios esta tarde es que Rusia no puede ni debe ganar en Ucrania."
Macron lo reforzó esta semana: "Debemos ser conscientes de que esta guerra nos afecta. Debemos ser lúcidos, ya hace dos años que repetimos que la guerra ha vuelto a suelo europeo”, y agregó sobre Vladimir Putin: ”Si cada día explicamos cuáles son nuestros límites a alguien que no los tiene, el espíritu de derrota está al acecho".
La firme postura del galo recibió apoyo público, en algunos casos explícitos, de figuras como Kaja Kallas, primera ministras de Estonia; Gabrielius Landsbergis, Ministro de Asuntos Exteriores de Lituania; Petr Pavel, presidente de República Checa; Andrzej Duda, presidente de Polonia y Robert Fico, primer ministro de Eslovaquia.
En contraste, hay reserva por parte de los representantes de naciones como Países Bajos, Suecia (en la UE desde 1995, pero en la OTAN desde esta semana) y Alemania.
Este último, a pesar de su negativa a enviar tropas de la UE u OTAN a Ucrania, fue protagonista de una inédita filtración en el marco de esta guerra, que obligó en parte a acelerar los discursos oficiales.
La inteligencia rusa hizo pública una conversación entre cuatro altos mandos del ejército alemán en el que se revela la presencia de soldados británicos en suelo ucraniano con el objetivo de colaborar en el lanzamiento de misiles Storm Shadow de largo alcance, como así también la capacidad de los hombres de Kiev de operar misiles Taurus “capaces de destruir el puente del estrecho de Kerch entre Rusia y Crimea”.
Con foco en el fortalecimiento de una economía militar interna que hasta 2022 era financiada en 78% por importaciones y el 63% de ellas provenientes de Estados Unidos, la Unión Europea delineó una serie de acciones a seguir en el corto y largo plazo:
Con un presupuesto de 1.500 millones de euros para el período de 2025-2027 (el Alto Representante, Josep Borrell, propuso utilizar activos rusos congelados), se plantean como objetivos de control de evolución los siguientes puntos:
Nuevo programa de defensa completo de la UE