Si bien existe mucha presión de parte de organizaciones humanitarias y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que lleva adelante la iniciativa Covax por la que intenta llegar a los países más pobres del planeta con alguna vacuna que proteja a sus poblaciones de las variantes más agresivas de coronavirus, AstraZeneca puede terminar en cualquier momento de este mes en curso con su compromiso anunciado el año pasado y declarar el fin de la pandemia de manera unilateral.
La ONG Médicos Sin Fronteras no sólo pide que se mantengan los precios al costo de su producción sino que, además, exige que se hagan públicas las licencias porque se trata de una vacuna financiada en su totalidad con fondos públicos.
Voceros de laboratorios sugieren que, en realidad, AstraZeneca está haciendo más que ninguna otra compañía por garantizar el acceso a las vacunas en todo el mundo, al tiempo que participa de manera activa del fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 -mecanismo Covax-, y ha firmado contratos con 25 laboratorios de manufactura distribuidos en 15 países.
Entre ellos se encuentra la Argentina, con la experiencia que lleva adelante la compañía mAbxience de la familia Sigman.
Tenés que leerInvestigan si la combinación de vacunas de Pfizer y AstraZeneca eleva la inmunización contra el covidSin embargo, otras voces del ámbito científico, rechazan la pretensión de lucro de AstraZeneca y de los que buscan comercializar sus productos, al explicar que “debería considerarse un bien público si se tiene en cuenta que el 97% de la financiación que se requirió para su desarrollo fue aportado por los contribuyentes y por organizaciones benéficas”.
De hecho las vacunas anti Covid han recibido una suma cercana a los 5.000 millones de euros de fondos públicos y de organizaciones filantrópicas para su investigación y desarrollo. Según un reporte de la alianza de organizaciones "No es Sano", se muestra la gigantesca inversión pública durante esta pandemia sólo en el ítem de vacunas que ha sido destinada a enormes empresas farmacéuticas.
Un ejemplo diferente de la metodología utilizada por el laboratorio AstraZeneca para su fármaco, realizado con vectores virales no replicativos, es la del laboratorio Moderna, con el que el Estado Nacional cerró una orden de compra de vacunas que se utilizará para fines pediátricos, y que se elabora con la novedosa técnica de ARN mensajero.
Para el desarrollo de esta tecnología molecular, la farmacéutica, recibió el sustento del apoyo público estadounidense y, a la fecha, ha comenzado a generar miles de millones de dólares en beneficios para sus accionistas.
Los responsables de la vacuna de Oxford/AstraZeneca eran optimistas, el año pasado, en que la urgencia pandémica podía finalizar para estos meses del 2021. Pero las olas de infecciones y las nuevas cepas que sucedieron al virus inicial de Wuhan han tornado esa expectativa en una ilusión y cabe preguntarse si la oferta al costo del laboratorio anglo sueco no fue una estrategia comercial para asegurarse contratos y mercados a largo plazo como sucedió en la Argentina.
El anuncio implicaba la asociación del magnate mexicano de las telecomunicaciones, Carlos Slim, con el laboratorio dirigido por el empresario argentino Hugo Sigman, en cuyas instalaciones se produce la vacuna pero no se fracciona, proceso industrial que quedó para la empresa mexicana Liomont, que nunca estuvo a la altura de la demanda que implicaba fraccionar millones de dosis. De allí, surgieron las demoras en la entrega de las vacunas contratadas no sólo en nuestro país sino en toda Latinoamérica a excepción de Brasil, donde AstraZeneca firmó un contrato de producción con la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).
El laboratorio AstraZeneca debió cerrar estos complejos acuerdos para la producción del suero porque el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford dejó claras sus condiciones de ofrecer la vacuna al costo y ponerla a disposición de todo el mundo, sin ningún tipo de restricciones, al menos hasta julio de este año.
En noviembre del año pasado, Financial Times reveló detalles del contrato secreto firmado entre AZ y Fiocruz en Brasil, y de esa revelación se desprendió que el altruismo del laboratorio tiene fecha de caducidad y finaliza una vez que termine de producir 100 millones de dosis en Brasil a 3 o 4 dólares cada una.
Tenés que leerUn nuevo estudio revela que el intervalo "de varios meses" entre dos dosis de AstraZeneca mejora su eficaciaEl documento fue dado a conocer a la opinión pública unas horas después que el laboratorio y la Universidad de Oxford afirmaran que los datos combinados de un análisis intermedio de un ensayo en fase 2/3 en el Reino Unido y de fase 3 en territorio brasileño, indicaron que la vacuna Covid-19 obtuvo un 70 % de efectividad.
Los 4 dólares por dosis significaban en ese momento, y en el actual, el precio más bajo del mercado y permitió que una gran cantidad de países en desarrollo puedan inocular a su población con la seguridad de que sus economías no ingresarán en bancarrota ante la necesidad de alcanzar a toda la población con la vacuna.
Sin embargo, esta situación puede cambiar en cualquier momento, inclusive en países con rentas muy bajas comparadas con las regiones desarrolladas. Si bien la compañía AZ ha prometido suministrar la vacuna a precio de coste a perpetuidad en los países subdesarrollados ese compromiso excluye a muchas naciones de bajos ingresos en renta anual per cápita según se desprende de un informe del diario británico The Guardian que analizó un contrato obtenido por el grupo de presión Universities Allied for Essential Medicines (UAEM).
Algunos de los países que quedan fuera de la lista y a los que se les podrá cobrar a precio de mercado, cuando AstraZeneca decida declarar finalizada la pandemia según se desprende de las cláusulas del contrato firmado en Brasil, son aquellos que, según la UNICEF y la OMS, necesitan apoyo urgente en materia de vacunas y precios accesibles como Angola, Honduras, Filipinas, Timor o Zimbabue.