El papa emérito Benedicto XVI, fallecido el sábado a los 95 años, será velado desde el lunes, 2 de enero, hasta el jueves. Será despedido por los fieles y por su sucesor, Francisco, durante esta semana, con una capilla ardiente de tres días y un funeral solemne en la plaza de San Pedro.
Los ritos empezarán este lunes, cuando los restos del pontífice alemán sean expuestos en una capilla ardiente de tres días en la basílica de San Pedro del Vaticano a partir de las 9, hora local. El pontífice emérito vestirá en la ceremonia su traje tradicional: sotana blanca y casulla roja.
El jueves, el Papa Francisco presidirá los solemnes funerales de su predecesor desde las 9.30 (las 5.30 en la Argentina) en la basílica de San Pedro en el Vaticano, un hecho sin precedentes en más de 600 años debido a la revolucionaria decisión de Benedicto XVI, el gran teólogo alemán Joseph Ratzinger, de renunciar el 28 de febrero de 2012, hace casi una década.
Ratzinger falleció de vejez a las 9.30 de este sábado tras un rápido deterioro de su ya frágil salud desde la Navidad, en su habitación del primer piso del Monasterio Madre de la Iglesia en los jardines vaticanos.
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La Constitución apostólica establece los parámetros para realizar el velorio de un papa, pero al tratarse de uno emérito el Vaticano debió improvisar dado que no había antecedentes de renuncia.
De acuerdo a la norma Apostólica, los papas deben ser sepultados entre cuatro a seis días después de su deceso, este paso fue respetado.
El embalsamamiento de los pontífices fallecidos es una tradición milenaria en la Iglesia católica.
El proceso de momificación se realiza, tras extraer la sangre del cuerpo, con una solución que es una mezcla de formol, agua y productos químicos, además de conservantes, fijadores, germicidas y colorantes similares al color sanguíneo.
Otra de las cuestiones que se conocieron es que cuando fallece un Papa, se destruye el anillo especial que utilizan para sellar documentos.