Italia es una república desde hace 75 años y no reconoce ningún tipo de título nobiliario ni tratamiento dinástico. La relación con la monarquía fue tan ardua, sobre todo en sus últimos años, por su connivencia con la dictadura de Benito Mussolini, que una hipotética vuelta de los reyes nunca ha estado siquiera en la agenda pública. Pero la familia Saboya, a la que pertenecieron los últimos reyes del país transalpino, sigue conservando su apego por el trono, ahora ficticio, y mantiene los abolengos, aunque solo sean válidos a nivel interno.
En 2019, Víctor Manuel de Saboya, hijo del último rey de Italia, y que, a parte de su hijo, no tiene descendientes masculinos, decidió abolir la ley sálica, que había apartado durante siglos a las mujeres de la línea de sucesión, después de que su nieta Victoria cumpliera los 16 años. La decisión, de carácter simbólico, permite, por primera vez en la historia de la estirpe, que una mujer sea reconocida como cabeza de la familia y en este caso pueda optar a reclamar el trono.
En su día, la decisión pasó relativamente desapercibida, pero ahora ha desatado una polémica entre el reducto monárquico que queda en el país y también con el enfrentamiento de las diferentes ramas de la familia Saboya, enfrascadas desde hace décadas en una clásica disputa dinástica. El eco de la controversia ha cruzado incluso el océano. Victoria ha sido entrevistada en su casa de París por el diario estadounidense The New York Times. “Fue el mejor regalo que podría haberme dado”, ha declarado Victoria de Saboya a esta publicación, aludiendo a la corona, en sentido figurado, que le ha legado su abuelo. “Italia no es un país demasiado progresista, pero aprenderán”, agregaba, respondiendo a la pregunta de si cree que el país está preparado para tener a una mujer como reina.
Su padre, Manuel Filiberto de Saboya, el primero en la línea de sucesión, que después de volver a Italia del exilio se ha tratado de ganar a los italianos en los últimos años participando en concursos de televisión o publicitando sus negocios de comida rápida, está encantado con la atención que se ha centrado de nuevo en su familia. “La serie The Crown de Netflix ha abierto al público las puertas de los palacios reales y ha suscitado una enorme curiosidad por un mundo vinculado al pasado, pero nunca como hoy en el centro de atención”, ha declarado al diario italiano Il Corriere della Sera. Y reafirmó: “Desde hace 150 años hay una disputa con la rama de Aosta por el liderazgo de la familia, pero repito: trabajemos juntos por Italia, es inútil dividirse. La decisión de mi padre fue meditada y no es fruto de circunstancias particulares o de la urgencia, la sociedad avanza hacia la igualdad entre los sexos y la gran mayoría de las casas reales ha ido en esta dirección”. Él mismo participó en un anuncio de Netflix para promocionar la aclamada serie sobre la monarquía británica.
Victoria de Saboya nació en Ginebra (Suiza) en 2003 y es la mayor de las dos hijas de Manuel Filiberto de Saboya, que conserva el título honorario de príncipe de Venecia y su esposa, la actriz francesa Clotilde Courau. Vive en París y sueña con diseñar su propia marca de moda, como señala en sus publicaciones de Instagram, donde tiene más de 35.000 seguidores y es muy activa. En las redes, además de subir imágenes suyas con diferentes conjuntos y de indicar tendencias, ha abanderado también las protestas de los estudiantes de las escuelas privadas francesas que se quejan de tener que hacer pruebas presenciales, a diferencia de los alumnos de los colegios públicos. La joven colgó en Instagram un llamamiento directo al presidente Macron en el que replica que esta medida perjudica injustificadamente a los estudiantes y socava el principio de igualdad.
Lleva una vida discreta, alejada de los focos y viaja a menudo a Ginebra, donde nació, a Montecarlo, donde vive Manuel Filiberto, a París, donde estudia, y a Italia, para visitar la granja que compró su padre. Como comentó al diario estadounidense, no presta “ninguna atención” a sus detractores, en particular al resto de los Saboya, como el príncipe Aimón que reclaman la jefatura de la casa real italiana, actualmente en manos de Víctor Manuel de Saboya.
Emanuele Filiberto tiene planes para su hija y quiere prepararla para aguantar el peso de una corona, por a día de hoy es imaginaria. Cree que la familia necesitará un nuevo líder y además le gustaría que Victoria cultivara los lazos con el resto de dinastías europeas. “Es cierto que ya no hay monarquía, pero tengo grandes expectativas en lo que mi hija Victoria podrá hacer. Y luego: nunca digas nunca. Mientras tanto, recibimos mensajes a través de las redes sociales, especialmente de jóvenes, curiosos por el mundo de los royals”, ha señalado a Il Corriere della Sera. Y ha lanzado algunas ideas concretas sobre el papel que podría desempeñar Victoria de Saboya: “Podría guiar hacia el futuro a una familia con mil años de historia, órdenes dinásticas, organizaciones benéficas. Luego están las relaciones con otras casas, desde el vínculo con el rey Felipe de España, la heredera del trono, la princesa Leonor, y la infanta Sofía tienen casi la misma edad que Victoria y Luisa [sus hijas], y también están Bélgica, Suecia, Noruega, Alberto de Mónaco y por supuesto los Windsor”.