Dos hombres de nacionalidad cubana realizaron un riesgoso vuelo a través del estrecho de Florida a bordo de un ala delta, tras partir de su país natal con destino a Estados Unidos.
Los hombres llegaron al Aeropuerto de Cayo Hueso, en Florida, tras volar aproximadamente 170 kilómetros entre 60 y 70 km/h promedio.
Dos hombres de nacionalidad cubana realizaron un riesgoso vuelo a través del estrecho de Florida a bordo de un ala delta, tras partir de su país natal con destino a Estados Unidos.
El hecho se registró el sábado, pero tomó mayor notoriedad en las últimas horas ante las repercusiones legales del episodio.
Los dos migrantes de Cuba aterrizaron en el Aeropuerto de Cayo Hueso, en el estado de Florida, ubicado en un archipiélago a unos 170 kilómetros del país caribeño.
Según el relato construído por testigos y el dúo protagonista, surcaron los aires aproximadamente durante dos horas y media a una velocidad promedio de 60 a 70 km/h, gracias a las modificaciones caseras que la aplicaron al motor del ala delta.
Mantuvieron una altura entre 150 y 300 metros, lo que les permitió evitar ser detectados y mantenerse protegidos ante las inclemencias meteorológicas.
El peso total del ala delta, incluidos los dos pasajeros, el motor, el combustible y el equipo adicional, oscilaba entre los 250 y 350 kg. Este factor, sumado a la capacidad limitada de combustible, les obligó a planificar meticulosamente su trayecto y a estar preparados para enfrentar cualquier contratiempo.
Desde el estatal Club de Aviación de Cuba, describieron el vuelo de este equipo de aviación ultraligero con matrícula CU-U-1619 como una “franca violación del espacio aéreo cubano” y denunció el “robo” del equipo.
A su vez, desde la institución radicada en La Habana calificaron de “desertores” a los dos pilotos cubanos.
También se le comunicó “a las autoridades internacionales correspondientes su desacuerdo con hechos como estos” y pidió que se aplique a los autores de este incidente “las sanciones correspondientes a la gravedad del caso”, y que se devuelva “el equipo sustraído”.
En Estados Unidos la primera acción fue detenerlos una vez que pisaron su propio territorio, algo que desató el reclamo de los familiares que solicitaron las liberaciones.
Desde enero de este año, Washington cuenta con un programa humanitario que permite a los beneficiarios entrar y trabajar en EE.UU. por dos años si tienen un patrocinador que se haga responsable de ellos económicamente. Hasta 30.000 personas de Venezuela, Haití, Cuba y Nicaragua pueden beneficiarse de esta iniciativa cada mes.
Más de 10.000 cubanos se han beneficiado ya de este programa en lo que va de año, según informó la embajada de EE. UU. en Cuba.