El miedo se apoderó de algunos ciudadanos de Ucrania, que en medio del conflicto bélico con Rusia, tuvieron unos instantes de cielo completamente iluminado consecuencia de un particular destello.
Se trata del instrumento RHESSI, cuyo impacto estaba planificado. Algunos componentes podrían haber sobrevivido. Desde EE.UU. lo niegan.
El miedo se apoderó de algunos ciudadanos de Ucrania, que en medio del conflicto bélico con Rusia, tuvieron unos instantes de cielo completamente iluminado consecuencia de un particular destello.
Lejos de tratarse de accionar militar, los ucranianos aseguran que la luz que sorprendió a los ucranianos fue el ingreso a la atmósfera del ya obsoleto satélite RHESSI, perteneciente a la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).
Según se había indicado previamente desde el organismo estadounidense, el impacto de dicho artefacto se encontraba planificado.
Con un peso aproximado de 270 kilogramos, la agencia espacial de Estados Unidos lo lanzó hace más de dos décadas para estudiar el Sol y dejó de operar en el 2018.
El “Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager”, que no tenía horario preciso de ingreso, se encendió a las 22:00 (16:00 hora argentina), según el jefe de la administración militar de la ciudad, Sergiy Popko, en Telegram.
A pesar de la afirmaciones desde el país del este europeo, la NASA le habría indicado a la agencia rusa RIA Novosti: “Nosotros estamos rastreando un satélite de la NASA llamado RHESSI, que actualmente permanece en órbita”.
La NASA dijo esperar que la mayor parte se quemara, aunque admitió que "algunos componentes" podían "sobrevivir", con muy bajo riesgo de lastimar a alguien.
El riesgo de daño estimado para las personas ante la presencia de algunos objetos pequeños era de 1 en 2467.
Popko precisó que además que tras el destello se activó la alarma antiaérea, aunque "la defensa aérea no estaba en funcionamiento". La Fuerza Aérea ucraniana afirmó también poco después que el destello estaba "relacionado con la caída de un satélite/meteorito".
El regreso del satélite RHESSI no implica un peligro per se, aunque sí es un recordatorio de que “la órbita terrestre es un lugar cada vez más concurrido”, colmado de basura espacial.
Más de 30.000 piezas de desechos en órbita son actualmente rastreadas por sistemas de vigilancia, una problemática que se expande porque muchos de esos elementos son demasiado pequeños para poder controlarlos.
Según datos de la Agencia Espacial Europea (ESA), cerca de 1 millón de objetos de entre 1 y 10 centímetros de ancho están volando alrededor de nuestro planeta. Otros, por debajo de 1 milímetro, suman unos 130 millones.