El Litoral
Cuando se trata de una rueda de prensa ofecida por organismos del gobierno comunista, China no admite que nadie se salga del guión. Los periodistas suelen enviar sus preguntas para que se las aprueben. Si algo sale mal, tiene sus consecuencias.
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BBC Mundo
Nada puede salirse del guión. En China, el Congreso Nacional del Pueblo (CNP), el legislativo chino, está en plena actividad con docenas de ruedas de prensa "coreografiadas" al cien por cien.
Tienen todo controlado, desde la preselección de preguntas hasta la censura de algunos contenidos en internet.
Es así como los miembros del Partido Comunista utilizan estos eventos para dirigir el mensaje que llega al público.
Pero incluso en esta coreografía, algo puede salirse del guión.
Stephen McDonell, corresponsal de la BBC en Pekín, identificó un hecho que es viral en China. Una periodista "se salió del guión" y con unos gestos (que en Argentina podrían resultar graciosos pero en China no) desaprobó una de las preguntas que formaban parte del espectáculo del gobierno comunista.
Las cámaras de televisión la descubrieron y el video se volvió viral.
Si, las preguntas son pactadas de antemano y nadie puede hacer nada al respecto, ni un mínimo gesto que desestabilice la conferencia.
Los periodistas a quienes se les da la palabra suelen enviar su pregunta de manera previa al gobierno. Este las revisa y suele contestar con un tímido: "Oh, esperemos que puedas preguntar eso".
La pregunta que desató la polémica
Esta vez, en una de estas ruedas de prensa, Zhang Huijun, una periodista de American Multimedia TV -vinculada a la cadena estatal china- preguntó al presidente de la Comisión de Administración y Supervisión de Activos, controlada por el gobierno, con su voz más entusiasta y alegre: "China tiene cada vez más y más activos en el exterior tras la iniciativa de la nueva Ruta de la seda. ¿Cómo podemos protegerlos?"
La pregunta pareció ser demasiado aduladora para la reportera del servicio financiero chino Yicai que estaba sentada a su lado, quien comenzó a hacer muecas de extremada desaprobación.
La expresividad de la periodista en cuestión, Liang Xiangyi, fue capturada por las cámaras de televisión y de los celulares de varias personas en la sala.
Ante el éxito de este gesto, los censores no tardaron en actuar.
Las publicaciones en redes sociales con su nombre comenzaron a desaparecer y algunos compañeros de profesión expresaron su preocupación por las consecuencias que tendría que afrontar la periodista.
En otros países, el gesto podría ser gracioso... pero no en China.
Este es exactamente el tipo de situación que el Partido Comunista quiere evitar por todos los medios, porque pone en evidencia en lo que pueden convertirse sus ruedas de prensa: una farsa.