Estados Unidos declaró este jueves una emergencia en salud pública por la viruela del mono, lo que le permitirá desembolsar fondos, recopilar datos y movilizar a más personal en la lucha contra la enfermedad.
La medida permitirá desembolsar fondos, recopilar datos y movilizar a más personal en la lucha contra la enfermedad.
Estados Unidos declaró este jueves una emergencia en salud pública por la viruela del mono, lo que le permitirá desembolsar fondos, recopilar datos y movilizar a más personal en la lucha contra la enfermedad.
"Estamos preparados para elevar la respuesta un nivel más para abordar este virus, e instamos a todos los estadounidenses a que se tomen en serio la viruela del mono y asuman la responsabilidad de ayudarnos a hacer frente a este virus", dijo el secretario de Salud y Servicios Humanos, Xavier Becerra.
Con más de 4.900 contagios, Estados Unidos concentra más casos que cualquier otro país, con los estados de Nueva York y California liderando las estadísticas. Las ciudades de Nueva York y San Francisco ya habían declarado su emergencia sanitaria para dar mayor celeridad a los esfuerzos para controlar el contagio.
Andrea Kim, directora del programa de vacunas del condado de Los Ángeles, dijo -ya el pasado 30 de julio- que la ciudad debe recibir "próximamente" una unidad móvil de inmunización contra la viruela del mono.
"Mientras más medidas tomemos para protegernos y a nuestras parejas, más rápido terminaremos este brote", dijo Dan Wohlfeiler, quien trabajó en la prevención del HIV e infecciones de transmisión sexual durante más de tres décadas.
Wohlfeiler exhortó a las personas a informar a sus parejas apenas sientan algún síntoma, y a utilizar las "lecciones de la Covid" para enfrentar la propagación, creando temporalmente burbujas dentro de las cuales prime la información y la protección.
"Este es otro evento traumático para muchos de nosotros. Ojalá que el acceso a las vacunas aumente significativamente en seis u ocho semanas", agregó Wohlfeiler.
Las autoridades sanitarias prometen otras 786.000 dosis, lo que elevaría a más de un millón de inmunizantes disponibles en Estados Unidos.