Tras más de 25.000 pequeños seísmos durante la semana pasada, el terremoto del domingo 19 de septiembre, de 4,2 en la escala Richter, despertó el volcán, abriendo diez bocas eruptivas.
Tras más de 25.000 pequeños seísmos durante la semana pasada, el terremoto del domingo 19 de septiembre, de 4,2 en la escala Richter, despertó el volcán, abriendo diez bocas eruptivas.
Anteriormente, en la isla de La Palma, ya se produjeron otras dos erupciones en la misma zona de la Cumbre Vieja, donde se produjeron las de este domingo, 19 de septiembre: en 1949 en el volcán San Juan (que duró 47 días) y en 1971 en el de Teneguía (24 días).
Los ríos de lava que brotan de las nueve bocas eruptivas del volcán de la Palma cubren 103 hectáreas de terreno y ya sepultaron 166 edificios en su descenso desde la zona montañosa de Cumbre Vieja hacia la costa.
Estos datos son fruto de un cálculo realizado por el programa de emergencias de la Unión Europea, Copérnicus, a través de una imagen de la isla tomada por el satélite Sentinel 2.
Sigue sin haber heridos a causa de la erupción volcánica, aunque en la noche del lunes el número de evacuados se elevó hasta los 6.000 después de que la aparición de una nueva boca eruptiva a 900 metros de la principal obligara a realizar nuevos desalojos.
La boca se abrió en las cercanías de Tacande, un pueblo de unos 700 habitantes que, además, vivió durante la noche del lunes un terremoto de magnitud 4,1, el mayor de todos los registrados en la isla desde el inicio de la erupción el pasado domingo.
En estos momentos una de las principales preocupaciones de las autoridades es el descenso de la lava, que cae a unos 300 metros por hora por las laderas y desfiladeros de la isla.
Se espera que a lo largo de la mañana las tres lenguas de lava que caen desde Cumbre Vieja con trayectoria irregular impacten en el mar, lo que puede provocar explosiones y emisiones de gas tóxico en el momento del choque, liberando ácido clorhídrico y partículas muy finas de vidrio.
Para evitar incidentes, las fuerzas de seguridad están estableciendo perímetros de seguridad de dos millas para que ningún barco pueda acercarse a los lugares donde se cree que caerá la lava.
Según datos del Instituto Volcanológico de Canarias, la erupción volcánica de Cumbre Vieja emitió entre 8.000 y 10.655 toneladas de dióxido de azufre este lunes, unos datos que se consideran coherentes con la aparición de una nueva boca eruptiva.
Pese a estas emisiones, la calidad del aire solo se encuentra afectada cerca de las bocas eruptivas, sin que el viento haya arrastrado los gases tóxicos a otros puntos de la isla.
El espacio aéreo de la isla sigue abierto y de momento el avance de la lava solo obligó al cierre de siete carreteras.