El Litoral
El conflicto entre Israel y los palestinos volvió a escalar miércoles peligrosamente pese a la presencia en la región de dos enviados de la Casa Blanca que buscan reavivar el proceso de paz.
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En la noche del martes los palestinos dispararon más de 45 cohetes y granadas de mortero desde la Franja de Gaza contra Israel, informó en Tel Aviv un portavoz militar israelí. La Fuerza Aérea del país hebreo respondió atacando en la madrugada 25 objetivos en la Franja. El Ministerio de Salud palestino informó que hubo tres heridos, dos de ellos policías del grupo extremista Hamas que gobierna en el territorio.
Siete de los proyectiles fueron interceptados por el sistema antiaéreo Cúpula de Hierro, tres cayeron en localidades israelíes, uno de ellos cerca de un jardín de infancia. Varios disparos cayeron en un campo y al menos tres fallaron e impactaron en la propia Franja de Gaza. La Policía israelí informó que no hubo heridos.
Los bombardeos israelíes estuvieron dirigidos contra once objetivos en cuatro instalaciones militares de Hamas. Israel acusa a esta organización de todos los ataques procedentes de la Franja, que se encuentra bloqueada desde hace diez años. El Ejército está dispuesto a incrementar sus actividades si es necesario, se anunció.
Un portavoz militar israelí afirmó que su país ataca objetivos militares mientras que Hamas ataca a civiles. La organización palestina enfrenta una enorme presión, añadió. "Sabemos que Hamas está en una posición muy mala", dijo Jonathan Conricus. "No puede mostrar ningún éxito en 11 años de gobierno".
A finales del mes pasado hubo una escalada similar pero la situación pudo tranquilizarse un poco gracias a la mediación de Egipto. Ahora las tensiones se recrudecieron después de que Israel atacara la Franja como respuesta al lanzamiento de cometas de fuego por parte de Hamas hacia territorio israelí. Se trata de cometas con telas en llamas o pequeños artefactos explosivos que provocan incendios.
El Ejército israelí afirma que las llamas han destruido unos 25 kilómetros cuadrados de terreno agrícola, bosques y zonas naturales protegidas.
Desde finales de marzo han muerto en protestas y enfrentamientos en la frontera entre la Franja de Gaza e Israel al menos 130 palestinos, en tanto que miles han resultado heridos, según fuentes del Ministerio de Salud de Gaza. Los palestinos exigen que se levante el bloqueo israelí, que está apoyado por Egipto. También quieren que los palestinos expulsados durante la creación del Estado de Israel puedan regresar a sus antiguos hogares, algo que rechaza el Estado judío.
Las organizaciones de derechos humanos llevan mucho tiempo denunciando las insoportables condiciones de vida en la Franja de Gaza, donde la población de unos dos millones de habitantes sufre masivos cortes de electricidad, agua contaminada y gran desempleo.
Israel estableció el bloqueo al hacerse con el poder Hamas, una organización considerada terrorista por el Estado judío, Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
Las tensiones se producen en momentos en que se encuentran en la región dos enviados de la Casa Blanca: Jared Kushner, yerno del presidente Donald Trump y su consejero para la zona, así como Jason Greenblatt, representante especial para la paz en Oriente Medio.
Ambos se reunieron el martes con el rey de Jordania, Abdulá II, en un aparente intento por revivir el largamente estancado proceso de paz pese a la oposición palestina a aceptar cualquier propuesta estadounidense.
En el encuentro con Abdulá debatieron la situación en Gaza "y los esfuerzos de la Administración Trump por facilitar la paz entre israelíes y palestinos", señala un comunicado de la Casa Blanca.
Kushner y Greenblatt viajarán a Israel, aunque no se dieron más detalles sobre la misión. El diario israelí "Haaretz" informó que además visitarán Arabia Saudí, Egipto y Qatar.
La Casa Blanca planea presentar su plan de paz, que mantiene en secreto, a mediados de este año.
Las relaciones de la Casa Blanca con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) del presidente Mahmud Abbas se encuentran en un punto muy bajo a causa de la decisión de Trump de trasladar en mayo la embajada de su país a Jerusalén y reconocerla como capital de Israel. La medida causó indignación entre los palestinos y Abbas se niega desde entonces a mantener contactos con su Gobierno.
Con información de dpa.