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“Vivir conectado en la red social implica hacer público todo, dar a conocer tu vida privada, tus opiniones, tus gustos. Garantizar que eso se va a mantener en un círculo cerrado es muy difícil”, manifestó la directora de la especialización de Inteligencia de Datos orientada a Big Data de la Facultad de Informática de la Universidad Nacional de La Plata.
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Toda la información que la gente hace pública "es importante y puede ser utilizada por otras personas", afirmó la especialista en big data Laura Lanzarini, y analizó que el nuevo escándalo protagonizado por Facebook y una consultora británica por el "uso indebido" de datos personales puede contribuir a que la gente "tome conciencia" de esto.
Hoy en día "las empresas ya saben que su principal activo no son sus bienes de capital sino la información de que dispongan", ya que "la información es lo que controla dónde poner el dinero", sostuvo Lanzarini, directora de la especialización de Inteligencia de Datos orientada a Big Data de la Facultad de Informática de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
"La gente debe saber la importancia que tiene la información que se puede extraer de una red social. Creo que a partir de ahora se van a dar cuentan de que somos más vulnerables de lo que pensamos", sostuvo en diálogo con Télam la doctora en Ciencias Informáticas. “Esto no quiere decir que las personas vayan a dejar de usar Facebook porque hacerlo sería como encerrarte en tu casa para no contagiarte un resfrío".
Lanzarini explicó que los mensajes que las personas publican en cualquier red social "se estudian minuciosamente a pesar de que suelen ser cortos, de que la gente abrevia las palabras y de que usan muchas veces emoticones".
Se hace lo mismo con las páginas web que "hacen uso de cada ’click’ para conocer lo que estuvimos buscando, observando o compartiendo y eso genera los datos que luego pueden ser analizados", detalló. "No importa la red social de la que se trate, el tema es si se dispone de los datos o no", aclaró, y dijo que ése fue el problema con el caso actual de Facebook, donde un profesor de la Universidad de Cambridge, Alexandr Kogan, desarrolló una aplicación para supuestos fines de estudio que fue descargada por 270 mil personas, con su consentimiento.
Sin embargo, la app también tomaba los datos personales de los "amigos" de esas personas, lo que amplió el universo a 50 millones de usuarios de Facebook. Luego, esa información fue usada por la consultora Cambridge Analytica para desarrollar un software que le permitiera predecir comportamientos electorales y fue puesta al servicio de la campaña del por entonces candidato a presidente Donald Trump.
"Si se tiene acceso a la información referida a lo contactos de los usuarios de redes sociales y los aspectos que le gustan, es posible crear un ’perfil’ de esas personas", aseguró Lanzarini, e informó que la técnica más usada en estos casos es "el análisis de textos". "Lo primero que se analiza es texto -ello es más fácil que intentar interpretar fotos que postean los usuarios-, lo cual puede hacerse manual o mecánicamente mediante hashtags: se bajan comentarios y sabés cuáles son los temas de interés del momento", explicó.
La profesora dijo que casos como este "no deberían ser la norma ni ocurren a diario" y opinó: "Quiero pensar que los acuerdos de confidencialidad se respetan". No obstante, hizo hincapié en que "cuando se dice algo en cualquier red social o cuando se acepta que accedan a la geolocalización, siempre se corre el riesgo que de una forma u otra la información termine dándose a conocer en un lugar inadecuado", y destacó que "uno quiere que sólo lo lean sus contactos pero ello es difícil de lograr, es un riesgo compartir cosas con perfiles públicos". "Vivir conectado en la red social implica hacer público todo, dar a conocer tu vida privada, tus opiniones, tus gustos. Garantizar que eso se va a mantener en un círculo cerrado es muy difícil", manifestó.