Nancy Balza
El experto en seguridad de la información advierte que “la mayoría de las cosas que están en Internet es falsa” y que todavía prima la idea de “a mí no me va a pasar” a la hora de anticiparse a los riesgos. Invita a reunir a los adultos y niños para intercambiar saberes.
Nancy Balza
Expertos en seguridad de la información de distintos puntos del país, y también de Santa Fe, coincidieron en la 5ª edición de 1 Hack para los Chicos, un encuentro que hasta ahora se había concretado en Buenos Aires y Córdoba y, por primera vez, tuvo a nuestra ciudad como sede, en este caso a beneficio del Centro de Apoyo al Enfermo de Leucemia (Ceneaele).
Allí, frente a estudiantes y profesionales, se debatió -entre otros temas- sobre voto electrónico, secuestro de datos, ingeniería social y también sobre el concepto de hacker, ligado en el imaginario colectivo a una actividad delictiva. “Hacker es una persona que trabaja para mejorar la sociedad”, resumió Cristian Borghello, el primero de los disertantes, luego de la presentación que estuvo a cargo de Marcelo Temperini y Maximiliano Macedo, anfitriones de la jornada que se desarrolló el pasado viernes.
Luego, siguieron otros especialistas de primer nivel como Enrique Dutra, Leo Martínez, Diego Bruno, Emiliano Piscitelli y César Cerrudo.
“Puedo utilizar una computadora e Internet para hacer el bien y ayudar a una organización sin fines de lucro o para robar un banco”, ahondó Borghello, nacido en La Paz (Entre Ríos), quien luego de su conferencia dialogó con El Litoral.
—Todos o casi todos usamos tecnología pero sabemos muy poco, ¿qué tendríamos que saber quienes no somos hackers ni especialistas?
—Lo primero que tenemos que grabarnos en la cabeza es que no todo lo que está en Internet es cierto y -de hecho- la mayoría de las cosas es falsa. Decía en la charla que antes se creía que lo que estaba en la tele era real. Lo mismo pasa hoy en Internet: vivimos creyendo que si algo se hizo masivo y está allí tiene que ser verdadero. No necesariamente es así y lo fundamental es apelar al sentido común. Por otro lado, hay un gran mercado de criminales en Internet y por lo tanto se aprovechan de la gente con menos sentido común: tratan de robarles o aprovecharse psicológicamente de ellas.
—¿Quiénes están más expuestos a estos engaños, los nativos o los migrantes digitales?
—Hay una gran mezcla. En tecnología, creo que los mayores son los que, potencialmente, creen más en todas las mentiras que aparecen en Internet. Los chicos no son tan engañados con eso. Pero por otro lado, no están preparados para entender un montón de cosas que nosotros sí comprendemos porque somos mayores de edad.
—Precisamente, los chicos están más expuestos al ciberacoso.
—Los delitos sexuales y el ciberacoso se multiplican entre los menores de edad; hay un montón de cosas que todavía no han aprendido porque no son adultos. Creo que lo más importante es que la tecnología puede ser una trampa para cualquiera: desde el punto de vista puramente tecnológico los mayores tienden a creer más cosas y a los menores les falta mucho por saber. Por eso, la mejor forma de aprender tecnología es reunir a los padres con los chicos. Porque los chicos van a enseñar tecnología a los padres y los padres les van a enseñar un montón de cosas de la vida que los chicos no saben. Es un gran error decir “los chicos saben más que yo y no puedo trabajar con ellos”. Es todo lo contrario, tengo que juntarme y aprender.
Hablar, capacitar y desmitificar
—¿Cuáles son las posibles vías para “desasnarnos” en tecnología?
—La que mencioné recién es una; también hay muy buen material en Internet que se puede leer. Pero siempre lo mejor es volver a hablar entre nosotros. Vemos que algunos padres tienen su grupo en Whatsapp para cuidar a los chicos y ésa es una buena forma; pero tampoco hagamos depender todo de la tecnología porque si mañana se cae Whatsapp, como pasó, vamos a entrar en una crisis terrible. Tenemos que reunirnos y hablar entre nosotros. Solemos dar muchas charlas en los colegios para los padres y allí es donde aparecen estos temas. Es el ámbito donde la gente se anima a compartir que tiene un problema. Si hablamos nos vamos a dar cuenta de qué tan cierto es y qué tan propenso a caer en eso estamos.
—Eso, hablando de la sociedad en general. Pero está la otra parte, la de funcionarios y agentes de seguridad y su preparación para abordar el tema de la tecnología.
—Desde ese punto de vista específico, hoy falta una política de Estado para el Estado, donde se diga de acá a 10 ó 15 años: hay que capacitar a toda la gente sobre estos temas. Esto no existe.
—¿Por qué? ¿Porque no se tuvo en cuenta o porque es un fenómeno que crece de manera exponencial?
—Hay un poco de todo. Uno es que nos dormimos, otra es que somos muy latinos y pensamos “a mí no me va a pasar”. Tenemos esa expresión como una frase de cabecera y es un gran error. Hasta que no nos pasa algo, creemos que no va a ocurrir. Con el tema de (el juego) la Ballena Azul hace un año que explotó en el mundo y acá se está hablando recién ahora y se lo hace de la forma más “amarilla” posible: en lugar de tratar de ayudar a los afectados y no promocionarlo, lo abordamos de la forma más fría y amarillista. Decimos que Whatsapp tiene la culpa porque el mensaje llegó por ahí: no entendimos nada.
Muchos problemas, pocos especialistas
—¿Por qué evitás definirte como hacker?
—Porque para mí hay personas muchísimo más capacitadas que yo, que se merecen esa palabra. La palabra hacker es un modelo a seguir. Incluirme dentro de ese modelo me parece poco ético respecto de personas que para mí se lo merecen. No creo que en el mundo haya en este momento más de cien personas que se merezcan ese título, porque han ayudado con la tecnología a mejorar la sociedad.
—¿Cómo está posicionada la Argentina en este tema?
—Hay un muy buen nivel y muy buenos especialistas. Estamos muy bien cotizados en el mercado internacional, pero somos muy pocos para la cantidad de problemas que hay, la cantidad de tecnología y de laburo. No tiene sentido que haya 5 mil empresas que tienen problemas de seguridad y 50 profesionales en el ambiente. Como hace mucho que empecé, vi toda la carrera desde que éramos 3 hasta el momento actual en que somos 100. Pero falta muchísimo y estos eventos (como 1 Hack para los chicos) permiten que haya más jóvenes empezando a trabajar en este tema.