Acostumbrado a estar en primera plana y bajo temáticas vanguardistas, el pasado mes de abril Elon Musk sacudió al mundo con la oferta de 44.000 millones de dólares para comprar Twitter, la cual tuvo el visto bueno de la empresa.
El magnate se negó a realizar la transacción acusando que la empresa no brindaba los datos reales sobre el número de bots en la plataforma. Un juicio en puerta y el interés traído de la mano dieron un giro de 180° al caso.
Acostumbrado a estar en primera plana y bajo temáticas vanguardistas, el pasado mes de abril Elon Musk sacudió al mundo con la oferta de 44.000 millones de dólares para comprar Twitter, la cual tuvo el visto bueno de la empresa.
Con el pasar de las semanas, el multimillonario dio vuelta atrás y no concretó la compra. Este martes volvió a sorprender internet cuando se comunicó oficialmente que había una nueva oferta.
La negociación parecía llegar a buen puerto luego de que la cifra sufriera algunos ajustes y terminara satisfaciendo a ambas partes, llegando a sentar a Musk en la “mesa chica” de Twitter Inc. al ser el máximo accionista.
Con infinitas especulaciones de por medio en torno a las cuentas bots (llamadas también “trolls”), el empresario fundador de Tesla y SpaceX intentó sabotear el acuerdo argumentando que la información brindada sobre estas no tenía el número exacto.
Cabe recordar que Musk tiene como objetivo principal crear una red social con la máxima libertad de expresión posible, por lo que los bots se presentan como el principal enemigo en su misión.
A pesar de que el nacido en Sudáfrica resulta ser un hombre bastante extravagante y sobre todo impredecible en sus decisiones, sus idas y vueltas tienen motivos concretos que sustentan sus medidas.
La negación basada en la supuesta ausencia de información clara por parte de los directivos de la red social escondía el hecho de que la financiación de los 44.000 millones de dólares no cerraba en los números de Elon. La venta progresiva de acciones de Tesla no alcanzarían para llegar a la cifras con las que el empresario pretendía terminar.
Al haber iniciado la negociación, se había firmado un acuerdo entre las dos partes donde se definía que si alguna de ellas frenaba la transacción, debía pagar una multa de 1.000 millones de dólares y ciertos intereses.
Con un juicio a iniciarse el 17 de octubre próximo, expertos en el campo y el propio equipo de abogados de Elon Musk advirtieron que el rumbo del fallo favorecería a Twitter ya que el reclamo del multimillonario era más un “capricho” y no tenía peso. En caso de que esto sucediera, no sólo estaría obligado a comprar la empresa, sino que también a abonar la multa establecida previamente y una suma mayor por el proceso legal.
Ahí surge esta nueva oferta en la que Musk termina “aceptando” comprar cada acción de Twitter a 54,20 dólares cada una, hecho que tuvo el visto bueno de la red social. Aún no hay fecha exacta para el cambio definitivo, pero sí se sabe que el martes comenzarán a delinearlo.
Las consecuencias fueron inminentes, sobre el cierre del mercado, las acciones de Twitter subieron un 22% y se emitieron diversos reportes no oficiales sobre la merma rotunda de seguidores en muchas cuentas, lo que parecería ser un acuerdo entre bambalinas y una solución informal al problema de los bots.
Lo cierto es que el proceso parece llegar a buen puerto y de cara a los próximos años se podrían observar cambios concretos y rotundos. Uno de ellos es el nuevo deseo manifiesto de Musk sobre la creación de “x.com” su propia red social en la cual montaría el sistema de Twitter.
Está claro que no será una migración inmediata e incluso puede que no llegue a concretarse definitivamente, teniendo en cuenta las implicancias técnicas y el golpe que podría generarle a la comunidad de internet.