Elon Musk, aún con energías para ser el foco de las críticas, aplicó un nuevo cambio drástico esta semana a la siempre polémica Twitter. A partir de ahora se llamará X.
La red social tuvo el cambio más superficial, pero menos influyente para la vida del usuario. De dónde nace la marca y cuál es su destino.
Elon Musk, aún con energías para ser el foco de las críticas, aplicó un nuevo cambio drástico esta semana a la siempre polémica Twitter. A partir de ahora se llamará X.
Cuando parecía que había llegado la calma luego de la pseudo-crisis de la plataforma con la imposición de un límite de tweets visualizados a modo de chantaje para acaudalar más cuentas premium, el multimillonario giró el timón por enésima vez.
Posiblemente respaldado por la merma de la explosión inicial de Threads (el número de usuarios no implica su uso efectivo ya que está vinculado a Instagram y un importante número sólo se registró), Musk impuso su marca en la red social que sigue soportando los golpes.
La X no sólo reemplaza la denominación sino también el logotipo, ya que el mismo es justamente es el nombre de la empresa. Ahora lo que antes era “Twitter, Inc” fue reemplazada por la longeva X Corp.
La modificación más imperceptible, y a su vez más rutilante, es que ahora Twitter se encuentra alojada en X.com, el dominio que originalmente pertenecía al exéntrico sudafricano en 1999 y que recuperó en 2017.
Si bien no hubo anuncio ni conteo previo por parte de Elon Musk, el repentino cambio ya había sido comentado por el empresario y se esperaba que sucediera algo por el estilo desde su arribo a Twitter.
La letra X está ligada a Musk desde sus comienzos como hombre de negocios. En 1999 fundó el banco virtual X.com, el cual en 2002 se fusionó tras la compra de Confinity. Esta transacción dio paso a la creación de lo que luego sería un brutal éxito: PayPal.
A pesar de estar en contra de este cambio (ya manifestaba cierta obsesión por la X), fue una gestión fructífera ya que al vendersela a eBay por 1.500 millones de dólares obtuvo los fondos necesarios para iniciar los que hoy en día son sus principales negocios: 100 millones para SpaceX y 70 millones para Tesla.
Cabe remarcar que más allá del brutal éxito inicial del sudafricano, en los últimos meses reflotó la polémica en torno a una supuesta mina de esmeraldas que habría sido propiedad de Errol Musk, su padre. Elon asegura que está nunca existió y que no es la fuente de sus recursos económicos. (DATO)
La propia compañía aeroespacial que tiene como meta principal colonizar Marte posee la X de forma evidente, pero en el caso de Tesla aparece en el Tesla Model X y sus versiones.
Cómo si de un personaje de ficción se tratara, el 12 de julio amplió su repertorio dentro del universo X y fundó xAI, que acompañará a su TruthGPT en la búsqueda de “comprender la verdadera naturaleza del universo”.
Completando la familia, Starlink, la “telonera” de SpaceX que envió al espacio una serie de satélites con el objetivo de brindar conectividad a internet de banda ancha, también posee la X en su isotipo.
Siendo aún más minuciosos, se puede identificar una X en el imagotipo de Neuralink, la empresa de nanotecnología que también pertenece a Elon Musk.
Sorprende el modo en el que se da el cambio de Twitter. Parece apresurado, improvisado y un tanto vacío en este momento.
”En los próximos meses, agregaremos comunicaciones completas y la capacidad de que lleven adelante todo su mundo financiero. El nombre Twitter no tiene sentido en este contexto, por ello debemos decir adiós al pájaro”, detalló Musk, pero todo estos anuncios aún no son una realidad.
Termina resultando una presentación a medias, porque sí. Como presentar una gaseosa nueva y que en el interior siga conteniendo sólo agua como materia prima inicial.
Elon expresa que ”Twitter fue comprada por X Corp para garantizar la libertad de expresión y como un acelerador de X, la aplicación para todo”, un objetivo final que ya había sido mencionado pero que sufrió ciertos cambios desde la compra de la red social.
En lugar de potenciar su X.com, decidió llevar Twitter ahí y modificarlo. Lo cierto es que sólo hizo un cambio de marca e impuso la suya a la fuerza y en un molde donde no cabía.
En el ecosistema del “pajarito azul” quedó el logo de la home que hace referencia a la casa de un ave doméstica. A la par, en ciertos dispositivos sigue figurando la pluma al momento de redactar un nuevo tweet, algo que en versiones más nuevas ya se modificó.
Dentro de los aspectos más relevantes para la experiencia de los usuarios, la interfaz se mantiene exactamente igual y las funciones son las mismas.
Cabe esperar si se da una escalada de cambios en la plataforma (la cual ya no taparía el mamarracho de esta semana ni ninguno de los previos) o si da marcha atrás como lo hizo con el tope de tweets visualizados, lo cual quedó en una nebulosa.
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