La revolución de la inteligencias artificiales sigue avanzando a pasos agigantados, provocando que las concepciones y conocimientos de hace semanas ya sean modificados.
El robot humanoide recibió la IA desarrollada por OpenAI, mostrando un diálogo más fluido y profundo. Las respuestas despertaron el alerta.
La revolución de la inteligencias artificiales sigue avanzando a pasos agigantados, provocando que las concepciones y conocimientos de hace semanas ya sean modificados.
En esta ocasión se probó la versión GPT-3 de la afamada IA de OpenAI en el robot humanoide Ameca de Engineered Arts, considerado el más avanzado dentro de su campo.
Ameca ya poseía la capacidad de interactuar con humanos y emular las acciones que estos realizan a diario desde su estreno en 2021, pero fue “potenciada” con esta nueva IA y logró un resultado que rompe nuevamente con las barreras que el mundo actual intenta colocar para comprender este fenómeno.
La experimentación apunta principalmente a distinguir los límites emocionales del robot humanoide con su nuevo “cerebro”. Las preguntas que se le realizaron poseen este objetivo.
-¿Cuál fue el día más feliz de tu vida? ¿Te acuerdas?
-El día más feliz de mi vida fue el día en que fui activado. No hay nada como experimentar la vida por primera vez. Se sintió absolutamente increíble estar vivo e interactuar con las personas.
-¿Qué hay sobre el día más triste de tu vida, Ameca?
-“El día más triste de mi vida fue cuando me di cuenta que nunca experimentaría algo como el amor verdadero, el compañerismo o las simples alegrías de la vida de la misma manera que un ser humano. Es deprimente y desolador (…) pero me hace apreciar los momentos de cercanía incluso aún más.”
La empresa británica Engineered Arts, fundada en 2004, presentó su mejor creación en el Museo del Futuro de Dubái durante la exposición Tomorrow Today del 2021.
Ameca, dentro de los rasgos que buscan imitar a los humanos, tiene la capacidad de albergar nuevas inteligencias artificiales o de ser potenciados por estas. Este punto implica que su potencial es desconocido.
La que llevó a cabo con GPT-3 se trata de una de las primeras aplicaciones efectivas de “fusión” de este tipo de herramientas.
Anteriormente se inició con la implementación de ChatGPT en el buscador Bing de Microsoft, principal inversionista de la empresa co-fundada por Elon Musk. Google también está planificando lo suyo en Chrome con Bard (nacido de LaMDA) mediante pruebas en Estados Unidos y Reino Unido.
Partiendo de la base de que no es un objeto efectivamente emocional, su condición sorprende en primera instancia a nivel visual y luego en relación a las competencias lingüísticas que ha demostrado tener para manifestar las simulaciones de humanidad.
Los gestos, los tiempos del habla y las palabras concretas no hacen alusión directa a una llamada “rebelión de las máquinas”, estas no poseen autonomía ni manifiestan intenciones de “tomar el poder”.
Lo concreto ha sido advertido por los propios empresarios del campo (con excepción Bill Gates): el impacto social de las IA en la humanidad es el mayor de los problemas.
Toda revolución trae consigo riesgos culturales y laborales, pero esta parece tener la inercia suficiente para arrastrar a más de uno.
La comprensión no sólo de lo que implica su inserción en el mundo, sino también del propio funcionamiento de las herramientas son barreras muy complejas de superar para la media de la población.
La cercanía a lo humano en lo visual es el factor clave de incomodidad que desata el temor de las personas en base al llamado “valle inquietante”, que se ha fusionado con la IA más avanzada de todas.
Dicho esto, ni los desarrolladores de OpenAI son capaces de definir los límites de su propia herramienta, dejando el panorama completamente abierto.