El chico que saltó a la fama durante la inundación de 2003 por su talento como ajedrecista, hoy sigue ayudando a los pibes más pobres del barrio Santa Rosa de Lima. ¿Qué fue de la vida del niño que se convirtió en un soplo de esperanza durante los peores momentos que vivió la ciudad de Santa Fe? Lo cuenta en esta entrevista realizada en el programa Palabra, por Cable & Diario
Atahualpa Larrea retratado para El Litoral, en 2005. Foto: Flavio Raina.
TEXTO. JOSÉ CURIOTTO (jcuriotto@ellitoral.com/TWITTER; @JOSECURIOTTO.
A Atahualpa Larrea el paso del tiempo se le nota... a medias. A punto de cumplir 16 años, su inteligencia, su energía y sus sueños permanecen intactos. Sólo perdió algo de inocencia y ganó unos cuantos centímetros de altura. Este chico del populoso -y difícil- barrio Santa Rosa de Lima, saltó a la fama por mérito propio y en el peor momento que atravesó la ciudad de Santa Fe. En plena inundación del Salado, a mediados de 2003, Atahualpa y su familia debieron abandonarlo todo ante el avance del agua. Estuvieron evacuados, como tantos otros. Y en medio de tanto dolor, el destino hizo que este chiquilín de apenas 5 años se topara con un tablero de ajedrez: “Estaba aburrido porque había perdido todos mis juguetes. Mis padres ahorraron y me llevaron a una juguetería. Miré la vidriera y pedí una caja, sin saber qué había en ella”, recuerda todavía hoy. Su talento sorprendió a todos. Logró participar de importantes campeonatos internacionales, aunque su sueño siempre fue llegar a un mundial. La falta de recursos y algunas piedras en su camino truncaron lo que pudo haber sido una brillante carrera. Sin embargo, Atahualpa tuvo otro sueño: decidió que era el momento de ayudar al barrio que lo vio crecer. Con su impulso y junto a su familia, logró crear una escuela de ajedrez en Santa Rosa de Lima para que los chicos más pobres del barrio conocieran el juego que a él le había cambiado la vida. Hoy, la escuela sigue en pie. Y creciendo. Ya no sólo enseñan ajedrez., sino que funcionan talleres de música, de baile y hasta una biblioteca digital. A los 16 años y como cuando era apenas un niño, Atahualpa sigue empeñado en demostrar que, a pesar de las dificultades, soñar vale la pena. - Los años pasaron, ¿en qué cambió aquel chico que se está convirtiendo en adolescente? - Nada, es la misma persona, lo único que cambia es el efecto físico. - ¿Pudiste cumplir tus sueños? - Hoy la escuela de ajedrez en barrio Santa Rosa sigue existiendo. Funciona desde 2005. Esto comenzó como una simple escuela de ajedrez, pero con el pasar del tiempo se fueron anexando otras actividades. Hoy no sólo es ajedrez, sino que hacemos plástica, tango, taller de hip hop. Últimamente hemos inaugurado la biblioteca de Osvaldo Silva, una biblioteca pública. Sufrimos un hecho muy grave, triste, hubo un incendio, la volvimos a reinaugurar. Hace unos meses inauguramos una biblioteca digital y pública, con una sala de computación. Yo ahora sueño con ver crecer mi escuela de ajedrez. Y en lo personal, me gustaría poder seguir estudiando, tener un trabajo en un futuro no muy lejano. Poder ver que haya solidaridad en la gente y que haya un cambio. - ¿Vos seguís siendo el que dice vamos para allá, vamos para adelante? - Sí, yo tengo la iniciativa y puedo ser la cara visible, pero hay un montón de gente atrás, desde mi papá, vecinos, amigos y, desde ya, toda la gente que colabora para que esto pueda seguir funcionando. - Cuando eras más chico te pregunté si te sentías un pibe raro. - Si, me acuerdo. Me dijiste que era distinto. Siempre sentí que todo lo que hacía, lo hacía porque me gustaba o porque lo quería, sobre todo cuando era más chico. Ahora, con el pasar del tiempo, uno se da cuenta de lo que en realidad fue. En realidad todo eso salía de mí mismo. Y me sigue saliendo, pero con la única diferencia de que ahora, con el pasar del tiempo, me doy cuenta de lo que en realidad significó. - ¿Cómo sostienen todo esto? ¿De dónde salen los recursos? - Con el esfuerzo, el apoyo de la gente y con las donaciones. Hay gente que nos acerca libros, leche, material para estudio. En estos últimos días hemos recibido libros y revistas de ajedrez, de parte del profesor Juan Carlos Avarete, que enseñó en la escuela de ajedrez. Y cantidad de donaciones de todo tipo. Todo sirve, todo suma. Solamente con eso funcionamos. - Tu otro sueño de chico era avanzar, crecer en el ajedrez. Habías descubierto tu capacidad, ese don que tenías para jugar al ajedrez, de muy chiquito. ¿Qué ocurrió? - Cuando empecé a jugar al ajedrez a los cinco años, resultó sólo un juego, un pasatiempo para pasar los días de la inundación. Luego fui al Club del Orden, donde di mis primeros pasos. Y empecé a tomar al ajedrez como algo meramente deportivo. Salir a jugar, entrenarme con un profesor, ganar torneos. No era más que eso. Hasta que en el 2005 logré darme cuenta de que el ajedrez no era solamente eso, sino que podía tener también una faceta social. - ¿Pudiste avanzar, hacer carrera en cuanto a lo deportivo? - En cuanto a lo deportivo, yo siempre digo que es una parte muy importante. Pero sigo de otra manera, no tan competitivo como era antes. Ocurrieron algunos hechos que me imposibilitaron seguir jugando al mismo ritmo, por factores económicos. Faltaba plata. El ajedrez a nivel deportivo, solamente es amateur. Mis papás siempre hicieron todo el esfuerzo posible, atrás vinieron mis hermanitos, somos tres en total, todos varones. El factor económico fue lo que me imposibilitó en gran medida seguir jugando al ajedrez de manera profesional. - ¿Te quedó una deuda pendiente? ¿Sentís que podrías haberlo logrado, si hubieras tenido más recursos? - Quizás sí. Me hubiera gustado mucho haber jugado un mundial de ajedrez. - Ese era tu sueño. - Pero lo pude remediar a través de la escuela de ajedrez. Y eso me trajo mucha más satisfacción. - ¿Cuántos chicos del barrio asisten a tu escuela? - Son chicos que vienen una temporada, luego se van, regresan. Estamos manejando alrededor de 80 chicos. - Más allá de eso, ¿qué es hoy de tu vida? - Voy a la secundaria, voy a la escuela Normal, curso 3er. año. Mi vida ahora se dedica a la escuela. Hago natación en Unión. Me gustan los medios de comunicación, el cine, el fútbol y la música. - ¿Tenés pensado qué vas hacer después, cuando termines el secundario? - Me gustan los medios de comunicación, es algo que me llama poderosamente la atención. La televisión y la radio. Este año tenía que elegir una modalidad y elegí comunicación. EL BARRIO - Vivís en un barrio que tiene fama de complicado y tenés una edad complicada, los 15, 16 años de la adolescencia. ¿Como ves la situación de los pibes de tu edad en Santa Rosa de Lima y en otros barrios de la ciudad? - Ahí no hay una sola cosa que decir de los pibes de mi edad. En realidad hay muchas cosas positivas y negativas para remarcar. Por ejemplo, entre las cosas negativas, es que algunos chicos no tienen inclusión, como sí tienen chicos de otros lugares. No tienen posibilidades, están afuera. Una de las claves es tratar de incluir a ese sector de la sociedad que está afuera. Pero creo que también hay muchas cosas positivas para señalar de los jóvenes. Hoy por hoy los jóvenes se están involucrando mucho más que hace algunos años en cuestiones que nos tocan a todos, como por ejemplo a través de los centros de estudiantes en la escuela. Cuando iba al Colegio Nacional tuve la posibilidad de conocer al Centro de Estudiantes y ahora en el Colegio Normal también. Ahí hay un cambio de mentalidad. - Hablamos muchísimo durante los últimos tiempos del tema drogas en la provincia. Como adolescente, como pibe que vive en un barrio, ¿cómo ves la situación? - Que hay droga, hay. Está el negocio. Creo que de una vez por todas hay que solucionarlo. Es complicado. Yo sé poco de todo eso, pero insisto en que hay que solucionarlo, hay que hablar con los vecinos. Los vecinos sí saben cómo es el tema. Empezar por ahí, empezar a dialogar, ese es el puntapié para intentar solucionar todo esto. - ¿Hay cosas que te asustan, a las que les tenés miedo? - Miedo es lo que le pasó a la gente en la inundación del 2003. Al miedo hay que combatirlo con la memoria para que no se repitan los errores. - Desde ahora se podrá votar a los 16. ¿Cómo ves la política? ¿Te interesa? - Cuando era chiquito siempre me interesé por la ciudad. Hay gente que ve al político como algo malo. Yo creo que la política es una herramienta muy poderosa. - ¿Te dan ganas de votar? - Sí. Creo que es algo que hay que aprovechar. - ¿Hay políticos o sectores que despiertan tu confianza? - Sí, lógicamente. También hay sectores con los que me sucede lo contrario. Nosotros tenemos la herramienta del voto, para elegir lo que nosotros queremos. - A diez años de la inundación, ¿cómo percibís que está la gente de tu barrio? - El tema de la inundación siempre está presente, sobre todo cuando llueve. Siempre vuelve a la memoria de la gente todas esas imágenes, y queda la tristeza. La mayoría de la gente pudo salir adelante, eso es lo positivo. La memoria siempre queda.
Ahora sueño con ver crecer mi escuela de ajedrez. Y en lo personal, me gustaría poder seguir estudiando, tener un trabajo en un futuro no muy lejano.
Diez años después, estudiante secundario, con una clara inclinación hacia la Comunicación y ajedrecista. Foto: Mauricio Garín.
Hoy por hoy los jóvenes se están involucrando mucho más que hace algunos años en cuestiones que nos tocan a todos.