Gastón Neffen
La aparición de Facebook y Twitter cambió el tablero en la comunicación de emergencias y desastres. Dos especialistas internacionales plantean que los medios deben construir lazos de credibilidad sólidos para poder informar y orientar.
Gastón Neffen
[email protected] La forma en que los medios cubren las catástrofes no debería ser una cuestión que sólo preocupe a los periodistas y a los funcionarios que tienen responsabilidad en la gestión de una situación de catástrofe. La información es un bien público y en un contexto de emergencia es clave para saber qué hacer y cómo recibir asistencia y ayuda. Por eso, en el marco del aniversario de la inundación, la Municipalidad organizó las jornadas “Sociedad, Comunicación y Riesgos”, de las que participaron especialistas internacionales en comunicación de emergencias y desastres, como la costarricense Margarita Villalobos, de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), y la mendocina Gloria Bratschi, docente e investigadora universitaria de la Universidad Nacional de Cuyo y colaboradora de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (Eird). En una entrevista con El Litoral, Villalobos y Bratschi coincidieron en que los medios enfrentan un nuevo desafío en la cobertura de desastres: la irrupción de las redes sociales. Los periodistas ya no son los únicos que relatan la historia. En Facebook, Twitter y YouTube circulan fotos, videos y comentarios que aportan información muy valiosa —a veces son las propias víctimas las que cuentan lo que les están pasando— pero también pueden propagarse rumores e inexactitudes que complican la asistencia a los afectados. — En medio de una catástrofe, ¿cómo se maneja el flujo de información que circula en las redes sociales? Villalobos: —Lo de las redes sociales es inevitable. Lo que deben hacer los medios es trabajar con fuentes fidedignas e ir construyendo credibilidad. Pero las redes sociales se van de las manos, siempre van a estar y van a generar tanto una información que es correcta como otra que no lo es. Es un fenómeno que está creciendo día a día, y todavía estamos viendo la manera en que se va a manejar. —Obviamente, es fundamental verificar que la información que circula en Facebook o Twitter sea verdadera. Bratschi: —Sí, hay que tener cuidado. Los datos que llegan de las redes sociales no están chequeados ni comprobados, y a veces atentan contra la información centralizada e institucional que busca orientar a los afectados. El medio debe evitar la superposición de información que confunda. Es distinto si el periodista conoce al referente de una foto o de un relato en las redes sociales (por ejemplo, el presidente de una vecinal, un sacerdote o un vecino que es una fuente habitual). —Pero al margen de las decisiones que tomen los medios, las redes sociales tienen vida propia y transmiten datos ciertos y rumores en tiempo real. Bratschi: —Es una situación nueva y difícil de gestionar. Las autoridades deben evaluar los daños y necesidades, y luego solicitar lo que hace falta. En la inundación de La Plata, sucedió que en las redes sociales pedían frazadas, a partir de la solidaridad genuina de la gente, pero nunca llegaron a destino porque había una sobrecarga de pedidos. Es fundamental que haya referentes claros en la organización de la asistencia y la llegada de la ayuda. —En este nuevo escenario, la credibilidad de cada medio es central. Villalobos: —Sí, son fundamentales los lazos de credibilidad que construye un medio antes del desastre, para que la gente sepa que lo que se está informando es lo que realmente ocurre. En las catástrofes, además, la radio juega un rol central, porque es el medio al que todo el mundo tiene acceso. —¿Qué rol deben jugar los medios para colaborar a reducir riesgos? Villalobos: —Hay que desarrollar una cultura de la prevención, que modifique conductas en la gente. Por ejemplo, no tirar basura a la calle para que no se inunde mi ciudad. Es fundamental transmitir estos valores para que una ciudad esté mejor preparada. En el caso de Santa Fe, es importante hablar con los especialistas sobre los riesgos del agua y hacer informes que prevengan sobre los distintos fenómenos que pueden afectar a la ciudad. Hay que aprender a vivir con el río, no pensarlo como si fuera un enemigo, porque tampoco se trata de meterle miedo a la gente. —En la cobertura de la crisis, ¿qué cuestiones hay que tener en cuenta? Bratschi: —La catástrofe también afecta a los medios y a los trabajadores de prensa. Por eso deberían planificar estrategias para proteger su propia vulnerabilidad. Los periodistas no tienen que ser héroes, no conviene que se metan al agua hasta la cintura para transmitir, porque pueden lastimarse o enfermar; lo que deben hacer es informar y orientar. También necesitan contar con una formación concreta sobre cómo trabajar en estos casos, que son excepcionales y requieren más herramientas que las habituales.
La relación con las autoridades
Margarita Villalobos. De la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres. Fotos: AMANCIO ALEM
Gloria Bratschi. Investigadora de la Universidad Nacional de Cuyo y colaboradora de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (Eird).