Por Marcelo Romano
En la edición de 1965 todo estaba dispuesto para que se repitiera, una vez más, el duelo entre los máximos exponentes de la natación de aguas abiertas a nivel mundial: el holandés Herman Willemse y el egipcio Abou Heif. Sin embargo, el gran protagonista de la jornada del domingo 7 de febrero fue un novato, el argentino Horacio Iglesias, quien logró un lugar en la competencia principal luego de ganar la selección, que se efectuó el 24 de enero, al nadar los 50 kilómetros de ese desafío en 7 horas y 20 minutos.
En la semana previa, Willemse anunció su ausencia por problemas familiares, mientras que Heif aclaró que no estaba bien físicamente. Estas circunstancias fueron aprovechadas al máximo por Iglesias, quien igualmente debió hacer frente a un intenso viento y una fuerte lluvia que complicó el desarrollo de los últimos 4 kilómetros de la prueba. El argentino logró un tiempo de 9 horas, 27 minutos y 31 segundos, y le sacó 10 minutos al segundo, Giulio Travaglio; tercero quedó Heif.
Esta edición tuvo la particularidad de ser filmada por Canal 7, que luego pasó detalles de la misma en el programa “Santa Fe en el país”. Y un día después, el lunes 8, El Litoral ya vaticinó en su principal titular: “La natación argentina de largo aliento tiene en Horacio Iglesias a un brillante exponente”. A la luz de los resultados posteriores, no se iba a equivocar.
La revancha
Luego de quedar segundo de Travaglio en la edición anterior (ver nota relacionada), Iglesias tuvo su desquite un año después, en 1967, en la séptima edición del maratón.
En aquella ocasión, la prueba estuvo muy cerca de no realizarse, debido a importantes problemas económicos que sufría el país. Pero la insistencia del egipcio Heif, que llegó y se reunió de inmediato con los organizadores, hicieron posible el esfuerzo. Y a esto lo resumió El Litoral en una nota publicada el miércoles 22 de febrero: para hacer la competencia, se hicieron cuatro bailes a beneficio y una colecta popular en Coronda, además de contar con el ingreso por las entradas vendidas en la llegada.
Igualmente, las dificultades económicas hicieron que sólo dos extranjeros vinieran a competir: Heif y el italiano Travaglio. Así, en una devaluada carrera, Horacio Iglesias se llevó el triunfo en 8 horas 38 minutos para los 58,725 kilómetros, con una cómoda victoria de 33 minutos de ventaja sobre Heif, ya que Travaglio abandonó a las tres horas, producto de un estado febril.
No fue una de las ediciones más felices, puesto que además en ese mismo momento se estaba desarrollando el 34to. Campeonato Argentino de Básquetbol en Paraná (Santa Fe le había ganado 82 a 50 a La Rioja) y el mismo día domingo 26 de febrero, Colón jugó un amistoso en el que venció a Boca Juniors por 1 a 0 en el Centenario, con gol de Canevari de tiro libre.
Otra vez Iglesias
Luego de dos años de ausencia, 1970 trajo como novedad el regreso del maratón “más lindo del mundo”. En aquel entonces, el diario El Litoral contaba con dos ediciones diarias -una “Matutina” y otra “Vespertina”- por lo que la cobertura de la competencia tuvo un despliegue especial.
Con la confirmación de la eliminación de El Vado en el trayecto, la prueba pasó a tener 58 kilómetros y fracción, por lo que la hora de largada se dispuso para las 10. La respuesta de la gente fue impresionante, ya que los santafesinos desplegaron todo su calor y color, tanto en el río como en las costas y los puentes.
Y esa octava edición, disputada el domingo 4 de enero, confirmó las expectativas anunciadas: Horacio Iglesias, campeón mundial en esa época, ganó de punta a punta, con 8 horas, 36 minutos y 29 segundos, sacándole 22 minutos de distancia a Travaglio. Tercero fue Heif y cuarto otro argentino, José María Barreyro.
Justamente, El Litoral tituló aquella vez: “Exigente y exitosa fue la Santa Fe-Coronda”, destacando que “la maratón fue argentina: superioridad de Iglesias y consagración de Barreyro”.