Por Luis Gudiño
La destacada ex nadadora entrerriana Silvia Dalotto participó de numerosas competencias a lo largo de su carrera deportiva, pero continuó muy cerca de los maratones como árbitro de la Federación Internacional de Natación.
Hoy, es integrante del Comité Olímpico Argentino (COA) y se radicó en Buenos Aires. En su paso por Paraná, su ciudad natal, con motivo de las fiestas, dialogó con El Litoral para comentar algunas de sus vivencias en torno de la Santa Fe-Coronda.
Su debut
“Fue en el año 1989. Luis Diaz, mi entrenador, empezó a fijarse que yo ya no tenía incentivos en pileta, porque los campeonatos sudamericanos eran cada 2 años. Diego Degano y Fernando Fleitas ya habían nadado la temporada de 1989 y me motivaron para volcarme a las aguas abiertas”, indicó en el comienzo de la charla.
“Entonces, el 4 de febrero de 1990 nadé por primera vez la Santa Fe- Coronda: tenía 19 años, casi recién cumplidos y paradójicamente fue la única vez que gané, y en la que logré hacer un récord. De allí en más, fueron 50 maratones los que corrí; 5 de los cuales fueron la Santa Fe-Coronda”.
Sus recuerdos
“Tengo un montón de recuerdos de la primera, había llovido toda la semana, fue un año donde el río estaba rapidísimo, diluvió la noche anterior y esa mañana no pude desayunar más que un yogurt, porque no podía tragar de los nervios. Me acuerdo que a las 5 horas de carrera yo decía "nunca más, nunca más" y que cuando terminé la prueba estaba doblada en dos del dolor de cintura”, comentó.
“Otro recuerdo imborrable es el marco impresionante de gente, que eso la ha hecho única en su estilo y en su género. Las diferencias en el río, lo de nadar en pack que hoy ve la gente, en mi época no existía y cada uno trataba de hacer su propia carrera y era adonde ganabas y perdías posiciones de acuerdo al lugar del río por donde ibas”, indicó.
Su regreso
“Después de vivirla como nadadora, tuve la hermosa experiencia de hacerlo desde un bote como árbitro general, como veedora de la Fina, he ido pasando por distintas instancias que me han permitido verla o tener experiencias de distintos lugares. Desde adentro y desde afuera de agua. Es una prueba muy, muy linda”, afirmó.
Al preguntarle sobre su participación como mujer en el circuito profesional, Silvia dijo que “al principio era muy frustrante, porque las diferencias en premios y en atención por parte de la prensa y autoridades, era muy marcada”.
Seguidamente recordó que “en mi primera Santa Fe- Coronda, yo la gané entrando a media hora de Diego Degano. Yo llegué en el puesto 11, en la general. Diego ganó 5.000 dólares y yo como primera mujer gané 600. Esa era la diferencia que se trasladaba a todo, además se producía en los medios, en todo sentido, a pesar de que era la misma carrera, el mismo día, las mismas condiciones climáticas”, afirmó.
“Estábamos bastantes relegadas en muchos aspectos, y eso ayudo mucho a cambiarlo tanto Shelley Taylor Smith como las nadadoras canadienses que venían a países en donde a igualdad de género estaban menos marcadas y ahí fue adonde los premios empezaron lentamente, muy de a poco, a igualarse”.
Como árbitro
“Es muy divertido, porque yo tengo un plus respecto de cualquiera de los árbitros Fina, y es que yo ya la viví desde adentro del agua, entonces la conozco también, soy de Paraná y sé leer el río. Yo sé en qué lugares de la prueba van a tener que nadar en pack porque no hay otra alternativa, en qué lugar están tratando de tener una ventaja, conozco las estrategias de los nadadores”, explicó.
“Me ha tocado compartir el bote con Tomás Haces de Cuba o con Jorge Salgado de Ecuador, que cuando ven la cantidad de embarcaciones ellos creen que en cualquier momento puede haber un accidente, no están acostumbrados que ese marco de la Coronda y que, en realidad, la gente si bien está muy cerca de la línea que separa lo seguro de lo inseguro, está bien medido ese límite. Nadie va a perjudicar a un nadador, ya que hay un autocontrol por parte de todas las embarcaciones que van siguiendo la prueba”, señaló.
“Algunos nadadores que aún hoy en día compiten, nadaron conmigo, cuando yo me retiraba, ellos estaban comenzando, como Petar Stoychev. Hay otro respeto, hay otra relación. Ellos saben que yo fuera de la competencia puedo sentarme a desayunar, almorzar y cenar con ellos y que no tengo ningún problema en darles las explicaciones que quieran, pero que dentro del agua yo soy el árbitro y voy a hacer cumplir el reglamento y que no hay diferencias así sean nadadores locales, nacionales o extranjeros, amigos o no amigos”, puntualizó.
“También genera el respeto por parte de ellos el saber que uno no está buscando un protagonismo que no le corresponde, porque vos sabés que a veces -no lo digo sólo por la natación- el árbitro quiere tener sus 5 minutos de fama en la vida. Y yo los tuve, entonces mi papel es desde otro lugar, desde hacer cumplir el reglamento y no de tener protagonismo, que no me corresponde. Los protagonistas son ellos”, resaltó.