Un vecino de la ciudad de Tolhuin se encontraba este fin de semana pescando en la zona de Cabo San Pablo (Río Grande), cuando en medio de su actividad “se sorprendió” al encontrar el ejemplar -al que él llamó- “un tanto desconocido”.
La extraña especie habita generalmente aguas de Oceanía, no hay muchos registros de hallazgos similares en estas latitudes, por eso la noticia tomó gran relevancia a nivel nacional.
Un vecino de la ciudad de Tolhuin se encontraba este fin de semana pescando en la zona de Cabo San Pablo (Río Grande), cuando en medio de su actividad “se sorprendió” al encontrar el ejemplar -al que él llamó- “un tanto desconocido”.
Cristian es un experimentado pescador de la ciudad mediterránea fueguina, este fin de semana decidió ir a disfrutar del campo y de la pesca con su familia, fue así que se encontró “enredado en una red, con unos róbalos” a un Tiburón Elefante (Callorhinchus milii). También conocido como tiburón fantasma, es una extraña especie que utiliza su hocico para excavar en busca de crustáceos en el fondo del océano.
Según contó Cristian “al extraerlo no pude descifrar de qué especie se trataba, lo que sí supe de inmediato fue que era un pez extraño, que nunca había visto. Luego, recurrí a internet para buscar el tipo de especie que había capturado”.
El hallazgo ocurrido en Tierra del Fuego toma gran relevancia ya que es un ejemplar que vive generalmente en las aguas frente a la costa sur de Australia y Nueva Zelanda, a profundidades de entre 200 y 500 metros.
Según estudios publicados en 2017 por investigadores del Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC) e ICREA en Barcelona es una especie “súper rara y muy curiosa”, de hecho los primeros estudios fácticos sobre ellos ocurrieron recién en 2014, al día de hoy los científicos no conocen en detalle sus características, pero según lo publicado por estos expertos en revista Nature se pudo conocer que “es un pez con hocico similar al final de la trompa de un elefante, y uno de los vertebrados con mandíbulas más antiguos que existen en el mundo.
Esta criatura, una rareza en el árbol evolutivo y prima de tiburones, rayas y quimeras, es la primera con un esqueleto cartilaginoso cuyo libro de ADN ha podido ser leído por los científicos de principio a fin. Su estudio resulta un tesoro, ya que, proporciona nuevos conocimientos sobre la base genética de la formación de los huesos y puede tener importantes implicaciones en la búsqueda de terapias contra enfermedades óseas como la osteoporosis.