Daniel "Nino" Bertinetti: un corondino que vive a toda marcha
Se llama Daniel pero le dicen "Nino". Nacido y criado en Coronda, desarrolló su vida aferrado a sus dos pasiones principales: el automovilismo y la frutilla. Daniel Bertinetti tiene una rica historia para contar y que vale la pena conocer.
Daniel "Nino" Bertinetti: un corondino que vive a toda marcha
47 son los kilómetros que se deben hacer desde La Capital para llegar a Coronda. Está ubicada en el centro-este de la provincia, es cabecera del departamento San Jerónimo, destacada por su espectacular ubicación sobre la ribera del río Coronda. No es ninguna novedad mencionar que el gran desarrollo de los corondinos va de la mano de la dulzura tan característica que solo la frutilla que allí producen, puede ostentar. A Coronada se conoce como la capital nacional de la Frutilla, constituye uno de los principales centros proveedores del país con una importante producción anual que representan el 45% de la producción nacional.
Pero no solo este fruto tan característico surge de estas tierras. Muchas han sido las personalidades que dejan Coronda para buscar otros destinos, sin olvidar lo que son y cómo se criaron a la vera del Río Coronda. Una de las grandes personas que surgieron bajo suelo corondino, es la de Daniel Bertinetti. O mejor dicho, "Nino", para los amigos.
Nació y creció en Coronda, vive una vida apasionado por el ruido de los motores pero sin dejar de lado la producción de la frutilla. En un viaje al pasado, sin perder de vista el presente, le contó a El Litoral de que se trata su vida, el camino que transitó como vendedor y como el automovilismo le corre por las venas.
La niñez y la libertad
En otras épocas, el interior de la provincia de Santa Fe ya aparentaba ser un lugar ideal. A la vera del río, miles de niños se criaron con mucha libertad. Así lo cuenta el protagonista: "Nací en Coronda, con orígenes de mi familia en Larrechea, una localidad del departamento San Jerónimo que está a 60 km de Santa Fe. Tuve una niñez muy linda, era hijo único, algo que no era poco, mis padres me dejaron volar desde muy pequeño y es algo que se los agradezco siempre. Mi papá era albañil y mi mamá costurera, hacía ropa para niños varones. Fui creciendo con los chicos de mi barrio que eran muchos, siempre en la calle. Eran épocas que había seguridad y nos dejaban jugar hasta la noche con la pelota, algo que hoy parece imposible. Por suerte uno lo vivió a todo eso y a su vez fue forjando la personalidad", recuerda "Nino".
Su pasión parece no tener fin. Los autos en momentos de juventud. En la zona fue reconocido por su propuesta deportiva que hoy sigue vigente. Crédito: Pablo Aguirre
La primaria, la secundaria y la juventud
Como cada joven, Daniel atravesó la etapa escolar con alegría: "La escuela primaria fue la normal N°1 en ese momento, actualmente es la 1244, luego seguí el secundario en la misma escuela. Me recibí de maestro y luego vine a estudiar a Santa Fe. Quise inscribirme en ingeniería mecánica y el pre-universitarío ya estaba cubierto. Entonces, me fui a ingeniería química. Yo sentía o me parecía que podía ser igual pero cursé un año y dejé. Fue cuando me dediqué a trabajar que era lo que quería hacer y me gustaba también", comenta.
Los primeros pasos en el automovilismo
Las pasiones en la vida no se eligen, sino que ellas se meten en la sangre sin alguna explicación. En el caso de "Nino", fueron los motores quienes desde pequeño lo cautivaron: "Siempre amé el automovilismo, desde chico, mi madre me decía que lo primero que dibujé era un autito. Me interioricé en las marcas de los autos ya de pequeño. A los 19 años compré un auto chocado en Buenos Aires, una Fiat Cisitalia de aluminio. Yo venía a Santa Fe a leer los clasificados de Clarín que en esa época no se vendía en el interior. Llegaba hasta San Martin y Lisandro de la Torre que era la sede del diario, no te dejaban llevarlo, así que había que sentarse y leerlo. Ahí tomaba nota de los autos usados que se vendían en Buenos Aires, porque sabía que podía conseguir algo que esté a mi alcance. Allí apareció este auto bien barato, así que lo compré y lo fui restaurando con 19 años y con conocimientos que fui adquiriendo", cuenta "Nino".
En Esperanza, un accidente de características importantes. La foto de Diario El Litoral que recorrió el mundo. Ese día "Nino" Bertinetti estaba presente y asegura que esa imagen nunca se borrará de su mente.
"Cuando comencé a restaurarlo, me surge la oportunidad de comprar uno en el que competía Anselmo Taverna que era un piloto de Coronda. Él era amigo de mi papá y había tenido un accidente en el circuito de Esperanza. Hay una foto muy famosa de un fotógrafo del diario El Litoral sobre ese acontecimiento, que incluso, luego ganó un premio en Estados Unidos. Como sabía que a mí me gustaban, los autos, me lo ofreció. Lo compré pero no para correr, sino que construí un Hot-Rod que lo patenté en el año 1973. Por esas casualidades hace un tiempo, veo la historia de los Hot-Rod en la Argentina, y dan como data los primeros en los años 80. Estuve juntando información y el mío figura como uno de los primeros… de hecho, el ultimo dueño que figura es Carlos Nair Menem, pienso que lo debe tener el en Formosa. Estoy tratando de ubicarlo y ver si puedo comprarlo nuevamente. En esa época no lo valoré como lo que era, iba mutando de auto y vendía. En un viaje que hice a Carlos Paz, luego de la colimba, termino vendiendo el Fiat porque me ofrecieron un dinero importante y ahí me traje un auto de carrera: un Renault Gordini. Desde entonces empecé a correr acá en la zona hasta el año 1998. Hice un parate de veinte años y luego volví a las pistas en el 2018", narra "Nino" emocionado.
La frutilla y su época de empresario
Haciendo un retroceso cuando fue consultado por sus oficios, Daniel recuerda: "Tuve muchos trabajos en mi vida. Primero, un desarmadero de autos con un amigo, después me dediqué a comprar papel, lo enfardaba y mandaba a Buenos Aires. También tuve camiones para transportar dulce de leche y retiraba leche de tambos con una camioneta. Pero a ser empresario me fue llevando la vida, porque mi papá al estar en el hotel estaba en contacto con los frutilleros que venían de Buenos Aires. Y cuando dejó el hotel, se dedicó a plantar frutillas. Yo en esa época tenía camiones, así que se las trasladaba, para luego terminar siendo productor junto a él. En el año 1993 por problemas climáticos casi nos fundimos, así que nos dedicamos a comprarla, elaborarla y venderla. Como yo conocía Buenos Aires de repartir dulce de leche, se las vendía a las heladerías. Tenía una camioneta, de todos modos me iba toda la semana para allá en el tren que salía de Santa Fe. En esa época era frutilla congelada con azúcar, así que ahí empecé".
Además, agrega: "Con el transcurrir de los años, el heladero fue pidiendo las pulpas elaboradas de fruta, así que comencé en el año 1999 a fabricar pulpa. Dejé la parte de frutas congeladas y me dediqué a la elaboración de pulpa de frutillas primero, y luego de las demás. Distribuíamos a nivel nacional, llegué a tener una fábrica con 23 empleados. En el año 2007 se la vendí a la firma del grupo BICA. Cuando salí de ahí pensé que no me iba a dedicar más y otra vez volví al rubro. Hoy, armamos una fábrica con mi yerno y mi hija en el mismo Coronda, como no podía ser de otra manera. Estamos en ese camino que también me gusta, porque ando en la venta y mi yerno se encarga de la producción".
Su actualidad en las pistas
Con más de 30 años de carreras sobre sus espaldas, "Nino" se sigue subiendo a los autos para competir con toda la adrenalina: "Hoy corremos en tierra en TC4000, con un Chevrolet 400, en una categoría llamada "Los Troncos". Es en los circuitos de Los Toboganes, donde corrió hasta Fangio. Y el de San Jerónimo Norte que también es legendario, esos son los circuitos donde corremos. Es una categoría muy linda, llena de familiares y amigos. A esta altura me acompañan amistades de la primera época del automovilismo, algunos con más edad que yo, inclusive" cuenta con orgullo.
En referencia a las alegrías o disgustos económicos que pueden surgir en base a este deporte, reflexiona: "Hoy los que hacen dinero son los que llegan a un nivel de grupos económicos, que las grandes empresas los buscan para hacer publicidad, como el Turismo Carretera, Turismo Nacional o el TC2000. Hay varios chicos que apuntan, lo que pasa es que estamos fuera de los presupuestos que se necesitan para llegar a los niveles altos. Hace algún tiempo lo intentó Ian Reutemann. El no pudo llegar por el presupuesto, pero estaba apuntando bien, ya estaba en la escuela de Ferrari con 16 años y es un gran piloto, lo digo por mi amistad con el padre y conociéndolo muy bien. Por eso te digo, se tienen que dar una serie de cosas a la par. A mi afortunadamente me han acompañado toda la vida empresas corondinas, si bien hoy no salgo a buscar, durante los 25 años que corrí cuando era joven, fueron varias las empresas, incluso nacionales, las que me daban una mano. Yo destaco de correr, la perseverancia, que ya es un campeonato. Uno corre para ganar, pero siempre pueden haber circunstancias de la vida y uno no llega por alguna causa, pueden ser muchos los factores. A veces necesitas mucho dinero para tener un coche a la altura y algo de suerte, que eso ayuda a llegar a la cumbre".
Además, cuando "Nino" mira para los costados, su pilar principal es la familia y ellos siempre están ahí: "Por suerte la familia aún me sigue, sobre todo mi yerno y mi nieto, que gracias a Dios salió amante de los autos y sin inculcárselo. Sueña con ser automovilista, tiene 5 años, pero a mí me pone contento. Lo llevo a todos lados, y va a las carreras y las disfruta conmigo. Se pelea con los que me pelean en la pista, es terrible", detalla.
La familia y Coronda...
A Daniel Bertinetti se le cae de las manos el amor por su ciudad, por su familia y el automovilismo: "Me casé en el año 1981, ya corría en esa época. Hoy estoy separado, pero mi señora por suerte vive. Ella me seguía por todas las carreras, hemos transitado muchos años de automovilismo juntos. Tuvimos una hija del corazón, Gina, que nos ha dado dos nietos hermosos", cuenta emocionado.
"Coronda me ha dado momentos hermosos. Mi papá, después de ser albañil, se dedicó a la gastronomía, y estuvo a cargo del hotel Victoria de Coronda, que hoy es el Instituto de Profesorado que se inauguró este año. Allí, en ese hotel, se alojaban los grandes nadadores de la maratón que provenían de todo el mundo. Las reuniones se hacían en el bar de Mosconi o en el hotel. Recuerdo que cuando salía un nadador a probar, iba en la canoa con ellos. También estuvo Sandro cuando hizo su primera película. Esas historias que realmente se hacen inolvidables, era como estar en otro planeta" recuerda con una sonrisa.
Su lugar en el mundo
Ante la consulta sobre en qué tierra se siente más cómodo, no duda: "Coronda es mi lugar en el mundo. Y si tengo que decirte otro espacio, es Carlos Paz. Lo hice desde muy chico, a los 14 años íbamos a dedo con dos o tres amigos cuando era una pequeña villa. Iba 3 o 4 veces por año, es como mi segunda ciudad. El auto que me inició en las carreras lo compre allí… tiene mucha carga en mi vida fuera de Coronda", analizó.