La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) anunció la aprobación del primer producto de cannabis que estará en el mercado. Se trata de un producto con cannabidiol (CBD) para el tratamiento de la epilepsia refractaria, focalizada en niños, del laboratorio Alef Medical Argentina.
A pesar de que en la actualidad se cuenta con más de 20 diferentes tipos de fármacos para la epilepsia, del 30 al 40% de los pacientes continúa teniendo crisis, según un estudio del CONICET. Los datos preliminares de los estudios en humanos sugieren que el cannabis, en especial el cannabidiol, es efectivo en el tratamiento de algunos pacientes con epilepsia.
Diego Sarasola, ex coordinador del Plan Nacional de Cannabis Medicinal, indicó que “lo más valioso de este paso es que la ANMAT ha respaldado una molécula realizada con buenas prácticas de manufactura, con garantías de estabilidad entre lotes. Los derivados del cannabis ya demostraron eficacia para diversos tipos de epilepsia refractaria, esto ya fue aprobado en FDA, y se está usando en diversos lugares del mundo, por lo tanto, era esencial este paso de manera nacional”.
María del Carmen García, médica neuróloga coordinadora de la sección de epilepsia del Hospital Italiano y vicepresidente de la Liga Argentina contra la Epilepsia, también se refirió a este avance: “Es una gran oportunidad en Argentina la que tenemos ahora los neurólogos que trabajamos con pacientes que tienen epilepsia. El cannabidiol se ha transformado en una herramienta más que tenemos en el momento de tratar a estos pacientes que tienen epilepsias de difícil control”.
La epilepsia refractaria es una patología a la que la medicina tradicional no ha logrado dar una respuesta satisfactoria, lo que implica un sufrimiento de quienes la padecen y sus familias. Entre otras múltiples alternativas terapéuticas algunos de los padres de los niños que la padecen han decidido utilizar, como medida compasiva, cannabidiol. Existe evidencia a nivel de ciencias básicas que relaciona su uso con una disminución de crisis epilépticas y de su mortalidad.