El Litoral
La Armada aún no pudo confirmar si las llamadas detectadas el sábado se hicieron desde el ARA San Juan. En el operativo colaboran 7 países. Suman al avión más avanzado del mundo.
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Clarín.com
Enrique Balbi, vocero de la Armada, se refirió a la búsqueda del submarino ARA San Juan, que estableció una última comunicación el miércoles a la mañana, con 44 tripulantes a bordo.
"Las condiciones meteorológicas son muy adversas para lograr que la detección sea efectiva. Se rastrilló un 80 por ciento de la superficie en la que podría encontrarse el submarino pero ese rastrillaje puede no ser eficiente: hay temporal, hay vientos fuertes y la altura de las olas también dificulta la búsqueda. El martes las condiciones deberían ser favorables para el operativo", dijo.
Según explicó, el submarino tenía fecha de arribo a Mar del Plata este domingo, pero las condiciones meteorológicas podrían haber retrasado esa llegada a hoy o mañana. A la vez, detalló que si bien ante un escenario de pérdida de la comunicación y por protocolo, el ARA San Juan debería haber emergido, "el comandante a cargo podría haber decidido que se mantuviera sumergido ya que una nave de esas características, ante ese viento, marea y oleaje, podría darse vuelta fácilmente en la superficie".
La Armada no pudo aún determinar si los siete intentos de comunicación satelital ocurridos el sábado provinieron del submarino buscado, que se comunicó por última vez cuando operaba a la altura del Golfo San Jorge, a 432 kilómetros del continente. "Por protocolo, en tiempos de paz un submarino tiene la obligación de comunicarse dos veces al día con la base de operaciones. La interrupción de esa comunicación es la que dispone el operativo de búsqueda", explicó a Clarín Antonio Mozzarelli, vicealmirante retirado de la Armada, fuerza en la que se desempeñó como submarinista.
En el último parte oficial del domingo de la Armada, Balbi afirmó que se habían incorporado tres embarcaciones más al operativo de búsqueda. Dos de ellas, pertenecientes a la Secretaría de Agroindustria y a la Prefectura Naval, "ya participan del barrido del fondo marítimo a través de sondas multihaz, que intentan detectar al submarino con un alcance de hasta 200 o 300 metros de profundidad, pero que dependen del oleaje", y una fragata de la Marina de Brasil "que va a estar disponible para reemplazar a otras unidades". Así ya son cinco los barcos que buscan al ARA San Juan bajo el agua (ya lo estaban haciendo el británico HMS Protector y los argentinos Austral y Puerto Deseado).
Las embarcaciones, según detalló Balbi, recorren la derrota del ARA San Juan, es decir, el camino inverso al planificado: van desde Mar del Plata hacia el punto desde que emitieron la última comunicación. "Ya está prevista la posibilidad de que el submarino haya quedado a la deriva y su recorrido haya sido afectado por el viento, la marea y las corrientes marinas, lo que implicó que se ampliara el área de búsqueda", dijo el vocero de la Armada, que insistió en que "no se descarta ninguna hipótesis". En diálogo con Clarín, Balbi enfatizó: "El primer objetivo es localizar al submarino. En función a cómo esté, en superficie o no, con propulsión o no, se desplegarán diferentes tipos de apoyo". Ya se han planificado distintas variantes de operativos de rescate (ver aparte).
Hoy también se sumó a la búsqueda el avión P8A Poseidón, el más moderno de la Marina de los Estados Unidos. Está configurado con sensores y equipos de comunicaciones de última generación, lo que le permite soportar una amplia gama de misiones en grandes masas de agua, operaciones de búsqueda y rescate, explicaron fuentes militares. Puede alcanzar una velocidad aerodinámica superior a los 900 kilómetros por hora y volar a una altura de 41,000 pies (12.496 metros).
Consultado sobre la preparación psicológica y física que requiere ser submarinista, Mozzarelli, que ha permanecido hasta 31 días sumergido, explicó: "Los aspirantes deben realizar un examen psicológico para establecer si son claustrofóbicos. Una vez que superan esa instancia, hay un entrenamiento que dura un año en el que se realizan entrenamientos psicológicos y físicos para que los submarinistas estén preparados ante cualquier emergencia".
Según detalló el especialista, "los primeros entrenamientos se hacen en un tanque de la Escuela de Buceo a cinco metros de profundidad, y luego se continúan a bordo del submarino, a entre quince y veinte metros de profundidad". En esos entrenamientos, el objetivo es prepararse física y psicológicamente "para poder abandonar el submarino a través de la garita de escape, en caso de emergencia; para esto el aspirante debe aprender a entrar a la garita, cerrarla, inundarla hasta la barbilla, agregarle el aire comprimido que logre equiparar esa garita con la presión del agua y que de esa manera se pueda abrir la puerta, y salir de la garita para que el salvavidas lo impulse hasta la superficie en un minuto". Esa práctica puede desarrollarse a no más de cien metros de profundidad. De otra manera, la presión haría que el exceso de nitrógeno produjera burbujas en la sangre: "Eso podría atentar contra la vida del submarinista", definió Mozzarelli.