El Gobierno de Alberto Fernández, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, evitó condenar las elecciones en Nicaragua donde el pasado domingo Daniel Ortega se impuso con el 75% de los votos. En un escueto comunicado, cancillería manifestó que mantiene su “tradición diplomática de no injerencia en cuestiones internas”.
La postura va en contra de la comunidad internacional, donde se desconoció los resultados de las elecciones de Nicaragua por las cuales Ortega estará a la cabeza por otros cinco años. Alemania, Colombia, Costa Rica, Chile, España, Estados Unidos, Panamá, Reino Unido, la Unión Europea (UE), Perú, Ecuador y Uruguay fueron los primeros desconocer la elección por falta de garantías y falta de competencia ante los arrestos de siete aspirantes a candidatos a la Presidencia por la oposición previo a las votaciones.
“A horas de haber finalizado el acto eleccionario, mantenemos nuestra tradición diplomática de no injerencia en cuestiones internas en otras naciones”, estableció en su párrafo central la declaración de la Cancillería que encabeza Santiago Cafiero.
“La República Argentina ratifica su histórico compromiso con la defensa de los Derechos Humanos y apoya con firmeza el trabajo de la Alta Comisionada de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, respecto de la situación en Nicaragua”, consignó el comunicado.
Pese a no condenar las controvertidas elecciones, el Gobierno argentino reiteró su “preocupación ante la detención de dirigentes opositores” y “la necesidad de que el gobierno nicaragüense vele por el respeto de los derechos humanos de toda la población”.
“En Argentina entendemos que la democracia supone respetar la diversidad ideológica y la participación cívica sin proscripciones. Debemos acompañar al pueblo de Nicaragua para que cuanto antes recupere el diálogo y la convivencia democrática”, concluye el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores.
El mandatario sandinista obtuvo el 74,99% de los votos con el 49,25% de las urnas escrutadas, con lo que garantiza su tercera reelección consecutiva y segunda junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, de acuerdo con los datos del Consejo Supremo Electoral (CSE), afín al régimen sandinista.