Ezequiel Re
Cumplió con su periplo número 29. Tiene 3 cuadernos de bitácora donde cuenta de las mismas. La bandera donada a una escuelita islera en homenaje a los ex combatientes.
Ezequiel Re
Roberto “Patón” Luna es nacido en Santo Tomé, provincia de Santa Fe, y se dio el gusto de tocar “tierra” en una entidad de aprecio mutuo: el Club de Pescadores y Náutico de Paraná.
Allí fue recibido por el presidente de la institución Fabián Blumenblant.
Luna tiene varias particularidades. Realizó 29 travesías en kayak por distintos ríos argentinos. Tiene 69 años y pese a una dificultad física (le amputaron su pierna izquierda tras un accidente) sigue adelante con sus sueños. En su última travesía realizó un homenaje a los Héroes de Malvinas y regaló una bandera argentina a una escuelita islera de Corrientes. Promete que es su “última travesía larga”, pero asegura que seguirá explorando ríos y conviviendo con la naturaleza.
-¿Dónde empezó y termina la travesía?
-Estuve navegando desde la localidad formoseña de Pozo del Tigre, distante 450 kilómetros al oeste de Formosa, capital. Desde el Río Teuco, luego Río Bermejo, Río Paraguay y luego el padre de los ríos, el Paraná.
-¿Cuál fue el objetivo?
-El espíritu del deporte, el remo y en este caso esta travesía número 29 tiene algo especial, porque todas tienen nombre y están registradas en Prefectura Naval Argentina, que siempre me acompañan y hacen sentirme protegido. Esta travesía se llama Héroes de Malvinas. Es para ellos, tengo unos amigos malvineros en Santa Fe, ya sabían lo que iba a hacer por lo que me donaron una bandera argentina. Y les dije que iba a ser el fletero, porque no me la regalan a mí, sino que yo la regalé de parte de ellos. La pude donar en una escuelita muy humilde en la zona de islas, aguas arriba de Esquina, Corrientes. El maestro certificó en mi bitácora que yo doné la bandera argentina de parte de estos héroes de Malvinas. Un maestro que hace patria en ese lugar de Argentina. Busca a los chicos, que son 13 y que viven en distintos lugares costeros. Los busca el lunes, los lleva a la escuela, les enseña, les hace la comida, hace de papá y mamá. Y el viernes los reparte de nuevo. La travesía termina en el club Club Azopardo de Santo Tomé, donde me esperan mis amigos, la familia.
-Y el kayak provisto con todo, como para pasar ese mes y medio en el que estuvo en el río.
-Tengo equipo de buena calidad, hace 29 años que navego. Y uno va mejorando. Equipo de primera para estar solo, para hacer campamento en la isla, llevo alimento para abastecerme por un mes y medio. Guiso seco. Al mediodía como mucha zanahoria, cebolla y ajo. Y a la noche sí el guiso. Igualmente ya me conocen tengo muchos amigos, especialmente prefecturianos que me alojan en las diferentes Prefecturas.
-¿Siempre la misma travesía o fue cambiando de acuerdo al paso de los años?
-Diferentes, desde el Pilcomayo, para acá. Entre al Bermejo por un club que se llama Yapú Guazú de Resistencia. Aprendí a conocer el río por ellos, y lo navegué por siete años. Luego quería saber que había más arriba y fui explorando.
-¿Se considera ejemplo por el hecho de ser un deportista amputado pero que igualmente desafía la naturaleza y la propia actividad física?
-Tuve un accidente grande hace más de 40 años y me costó mucho salir adelante. Perdí casi tres años de actividad. Pero de ahí en más me empecé a desquitar, navegando y disfrutando de la vida.
-Lleva dos banderas en su kayak.
-Sí, una de Argentina y la otra de mi provincia, Santa Fe. Cuando llego a algún puerto importante como este club (Pescadores Paraná) que siempre me apoya, me mima todos los años, las coloco para que flameen.
Hice una promesa que espero cumplir que esta sea de las travesías largas la última. Navegué por un mes y medio. Tengo 69 años, hay que tener amor por esta actividad, cuidarse, disfrutando de la vida que es tan linda pero tan corta.