"No lo quiero ni ver, me amarga la vida": los aterradores chats de las acusadas de matar a Lucio Dupuy
En el juicio por la muerte del pequeño de 5 años se expusieron conversaciones telefónicas entre Magdalena Espósito Valenti, madre del niño, y Abigail Páez, su novia.
"No lo quiero ni ver, me amarga la vida": los aterradores chats de las acusadas de matar a Lucio Dupuy
Martes 24.1.2023
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Última actualización 22:01
El próximo 2 de febrero se conocerá el veredicto del juicio por la muerte de Lucio Dupuy, el nene de 5 años que murió por las golpizas y abusos que le propinaban su madre Magdalena Espósito Valenti y la novia de ésta, Abigail Páez. Ambas mujeres se encuentran detenidas a la espera de la resolución.
Pero mediante pasan los días, se conocen nuevos detalles de la muerte del pequeño de La Pampa y cómo era su terrorífica vida junto a Magdalena y Abigail.
Ambas acusadas tomaron la decisión de declarar y, pese a que Espósito Valenti se retiró de la sala cuando Páez habló, aseguraron que Lucio "tenía una vida normal y era un nene feliz", además de que lo amaban y extrañan. Sin embargo, los resultados de la autopsia del cuerpo del menor y los chats en los teléfonos de las mujeres no dictan lo mismo.
El intercambio más intenso entre las dos se dio desde los primeros días de octubre hasta el 26 de noviembre, en que Lucio fue asesinado. En ellos se puede leer sobre los duros castigos que le propinaban al niño, el malestar que les causaba su presencia y hasta quedó registrado que lo hacían pasar hambre.
Uno de los chats que más llamó la atención es el que, en octubre, le mandó la mamá de Lucio a su pareja. La conversación comenzó con dichos sobre el nene, que se portaba mal, y Abigail le dijo que lo golpeó. Ante esta situación, lejos de preocuparse por la salud de su hijo, Espósito Valenti le respondió: “Qué no se te vaya la mano que nos vamos a mandar una cagada”. Ambas discutían porque Lucio “interfiere en sus vidas” y Páez escribió, a modo de reproche: “Estoy harta. Yo tengo que estar todo el día con este pendejo”.
Pocos meses antes de ser asesinado, Lucio fue invitado a comer a la casa de sus compañeritos de clase. Como solía suceder, los padres anfitriones se quedaron asombrados de todo lo que comía. Pero esa ingesta de comida de manera desmedida, por el hambre que pasaba, le trajo problemas gástricos. Esa noche, cuando volvió a su casa, vomitó. Eso derivó una nueva paliza.
En otra conversación, aunque también refería a Lucio vomitando, Magdalena le preguntó a Abigail: “¿Cómo le pegaste? Ya van dos veces que vomita”. Además en otra charla en la que contaron que al nene lo dejaron en el patio en penitencia un día de lluvia. La novia de la madre escribió: “No lo quiero ni ver a Lucio porque me amarga la vida”.