Rodrigo Pretto
Más de 40 brigadistas de la provincia combaten el dramático escenario desatado en el Litoral argentino. Las tareas de lucha en primera línea comienzan desde las primeras horas de la mañana y se extienden hasta la noche, momento en que se detienen los operativos. “La situación es crítica”, cuentan a El Litoral desde Caraguatay.
Rodrigo Pretto
Unos 41 brigadistas de toda la provincia trabajan incansablemente para contener los dramáticos incendios que consumen Corrientes y Misiones. El grupo enviado por la Casa Gris despliega todo su arsenal para darle combate a las intensas llamas desde la primera línea de fuego. “Estamos trabajando en la selva. La situación es crítica por la vegetación existente”, le dijo a este medio Darío Almada, jefe del cuerpo activo de Bomberos Voluntarios de la ciudad de Sastre y coordinador regional de Protección Civil, quien desde el lunes se encuentra en Caraguatay, departamento Montecarlo, Misiones, junto a toda la comitiva santafesina.
Las tareas no se detienen. Sólo hay un respiro por la noche, cuando brigadistas por razones de seguridad abandonan su lucha para retomarla desde la mañana siguiente a primera hora. Los ruegos por la llegada de las precipitaciones se despliegan a lo ancho y largo de toda la República Argentina como una única solución ante el devastador panorama. “Llovió muy poco y no alcanza a sofocar los incendios, es un respiro para que ataquemos de mejor manera el fuego. Debe llover varios días y de forma importante para penetrar la espesa vegetación”, contó Almada.
En total, son 41 personas las enviadas por el gobierno santafesino para combatir los siniestros que arrasan con lo que tienen a su paso. Treinta de ellos son brigadistas, el resto integra equipos de logística para coordinar las formaciones de bomberos y grupos de comunicación que mantienen contactos con aquellos que desarrollan tareas aéreas y en tierra. A su vez, se movilizaron desde el territorio provincial 4 autobombas, 7 camionetas y todas las herramientas disponibles para combatir el desastre -mangas forestales, bombas de espalda, bolsos de primeros auxilios, motoguadañas, motobombas, motosierras, sopladoras, indumentarias y equipos de comunicación, entre otros-.
Así, la lucha cuerpo a cuerpo con los devastadores incendios es cruda. Según relató Almada, las unidades logran acceder hasta determinado sector de la selva y luego el avance de los equipos de bomberos se hace de manera manual. “Tenemos que caminar para trabajar en la línea de fuego. De noche nos retiramos por razones de seguridad. Luego comenzamos bien temprano por la mañana”.
Incluso las condiciones de combate contra los siniestros son cambiantes y no se asemejan a las de la pampa húmeda. Por eso, las tareas tienen su grado de dificultad para desplegarse en el interior de la extensa selva. “Todo depende de los sectores por los cuales nos vamos moviendo. Existen espacios que, por su vegetación, el fuego avanza muy rápido y arrasa con todo lo que tiene a su paso. En otros lugares, por las características, tiene una velocidad menor”, detalló el bombero.
El grupo de 41 brigadistas santafesinos, que inicialmente debía hacer pie en Corrientes pero luego finalizó en Misiones, estará luchando cuerpo a cuerpo con los incendios a lo largo de diez días, aunque no se descarta que si el Sistema Nacional de Manejo del Fuego lo requiere la permanencia se extienda. “Vinimos inicialmente por ese período de tiempo. Después, si es necesario, se irán haciendo relevos para no agotar el personal, darle descanso a quienes están acá y este se recargue para alguna hipotética situación que pueda suceder en nuestra provincia. Esto cambia hora a hora. Es todo muy complicado lo que se vive en esta parte del país”, indicó Almada, quien en las últimas horas explicó que todo el grupo debió combatir un foco de 5.000 hectáreas.
Finalmente, y en medio de un trabajo incesante para combatir la dramática situación, el brigadista no se olvidó de la solidaridad de los pobladores del lugar con los bomberos. “Es emocionante ver cómo nos saluda la gente cada vez que nos trasladamos de un lado hacia otro. Cuando nos detenemos se acercan a traernos agua, hielo y a preguntarnos qué nos hace falta. La verdad que es todo muy conmovedor”, cerró conmocionado.