En las últimas horas, se han descubierto huellas de un ave prehistórica en Río Negro gracias al trabajo de un grupo de guardas ambientales, quienes identificaron marcas de aproximadamente 40 centímetros de longitud.
El análisis determinó que pertenecen a la especie "rionegrina pozosaladensis", que vivió hace ocho millones de años.
En las últimas horas, se han descubierto huellas de un ave prehistórica en Río Negro gracias al trabajo de un grupo de guardas ambientales, quienes identificaron marcas de aproximadamente 40 centímetros de longitud.
Los expertos han determinado que estas huellas pertenecen a un ave que habitó hace aproximadamente ocho millones de años y que se conoce como "Rionegrina pozosaladensis". Las mismas fueron encontradas en las Áreas Naturales Protegidas de Punta Bermeja, Caleta de los Loros y Pozo Salado, ubicadas en la costa atlántica de la provincia de Río Negro.
El análisis de estas huellas ha confirmado su antigüedad, situándolas en el Mioceno Tardío, un período en el que los dinosaurios ya se habían extinguido. Se cree que este ave tenía la capacidad de correr a grandes velocidades.
Tras una minuciosa investigación, se ha estimado que este antiguo ave tenía un peso cercano a los 55 kilogramos.
A pesar de su antigüedad, este animal es poco conocido en el mundo y presenta algunas similitudes con los dinosaurios carnívoros del Cretácico Temprano, específicamente con el grupo de los deinonicosaurios, que utilizaban una de sus garras para someter a sus presas.
Las huellas encontradas en el lodo costero indican que este ave caminaba sobre dos dedos de sus patas, el dedo medio y uno lateral, lo que se asemeja a la forma en que los avestruces africanos actuales se desplazan.
Además, presentaban un gran dedo central y otro lateral como puntos de apoyo principales, mientras que un dedo interno reducido apenas tocaba el suelo, lo que sugiere que este antiguo ave estaba altamente adaptado para la carrera.