Discriminación, falta de apoyo, violencia, problemas laborales, educativos y de salud mental, que se agudizan más en relación a las identidades travesti-trans y no binarias, pero se trasladan a todas las identidades sexogenéricas. Los resultados del Primer Relevamiento Nacional de Condiciones de Vida de la Diversidad Sexual y Genérica en Argentina dan cuenta de que, a pesar de los avances en materia de legislación y derechos para el colectivo LGBTIQ+, no son fáciles aún las condiciones de vida de las diversidades en el país.
El amplio estudio se realizó sobre cuatro líneas de acción metodológicas: encuesta nacional a más de 15.000 personas de forma anónima y virtual; entrevistas a referentes de la función pública, activistas, empresariales, sindicalistas; mapeo de organizaciones -agrupaciones, espacios culturales-; y revelamiento bibliográfico de antecedentes.
La doctora en Sociología, Carolina Cravero, del Centro de Investigaciones y Transferencias (CIT Rafaela), de doble dependencia entre Conicet y la Universidad Nacional de Rafaela (UnRaf), participó del equipo de investigación que reunió a más de 50 profesionales de las ciencias sociales y humanas de la Argentina. El CIT Rafaela integró -a los fines de este estudio- el Nodo Centro, coordinado por la Universidad Nacional de Córdoba, a través del investigador Hugo Rabbia. A nivel nacional, el relevamiento estuvo a cargo del doctor en Sociología, Hernán Manzelli.
"Lo que se buscó con este estudio es visibilizar, producir estadísticas sobre las condiciones materiales de vida de las personas LGBTIQ+ en Argentina. Porque en los últimos 10 años hubo mucho avance en cuestiones normativas y legislativas (ESI, matrimonio igualitario, derechos sexuales reproductivos, interrupción voluntaria del embarazo, ley de cupo laboral trans, ley de identidad de género), y nos preguntábamos cómo eso había impactado y si realmente había modificado cómo vive el colectivo", indicó Cravero, quien añadió que "el estudio es amplio y tuvo diferentes aristas de indagación".
Según consideró, "la identidad sexogenérica es una forma de habitar el mundo, no sólo desde lo simbólico, sino que también hay una materialidad de condiciones de vida que tienen que ver con el acceso a la salud, la educación, el trabajo. Es decir, este relevamiento sienta bases como para continuar trabajando, pensando e investigando cuestiones como la vivienda, el hábitat, en interseccionalidad con género".
A pesar de los avances en materia de legislación y derechos para el colectivo LGBTIQ+, como la ley de matrimonio igualitario, no son fáciles aún las condiciones de vida de las diversidades en el país. Crédito: Agencia
Identificaciones sexuales y de género
La encuesta fue respondida entre mayo y julio de 2023 por 15.211 personas de más de 16 años que se consideran parte de la diversidad sexual y de género. Es un tipo de muestra no probabilística, dado que se aplicó de forma voluntaria sobre las personas LGBTIQ+ y los resultados no son estadísticamente generalizables a la totalidad de esta población.
En referencia a la identidad de género autopercibida, en Argentina el 73% (11.126 respuestas) se considera cisgénero; es decir, que su identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer. En tanto, un 22% (3.427 respuestas) se considera trans, no binarias y de género fluido. Este último dato es superior a la reportada por otros estudios similares en la región, como Chile.
En cuanto a su orientación sexual, un 35,7% de las personas se identificó como gay (o bien, categorías próximas); un 22,5% bisexual (la mayoría mujeres o mujeres cis), y un 15 %, lesbiana.
Datos que "visibilizan"
No obstante los derechos y legislación conseguidos, "los resultados estadísticos muestran que sigue habiendo resistencias por parte de familiares, docentes, compañeros de trabajo y del ámbito educativo, vecinos, profesionales de la salud, fuerzas policiales, etc., que se traducen en discriminación, falta de apoyo o violencia social, especialmente con identidades travesti/trans y no binaries", dice el estudio entre sus conclusiones.
En datos concretos, el 31,2% de las lesbianas que participaron de la encuesta reportó haber atravesado situaciones de insultos, burlas, amenazas o agresiones por parte de vecinos o desconocidos en espacios públicos. En el caso de travestis y trans femeninas, 6 de cada 10 reportan este tipo de agresiones en la vía pública (61%). En tanto, 1 de cada 5 de las personas reportaron que recibieron mala atención o maltrato en servicios de salud o por profesionales de la salud a lo largo del último año.
Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales y No Binaries en La Plata, año 2019. Crédito: Agencia
El 31,8% de las personas trans femeninas reportó haber recibido agresión física o verbal de parte de sus padres, madres o personas a cargo de la crianza por su identidad de género. En el caso de lesbianas, el número es mayor: el 35,8% ha sido obligada por sus padres, madres o personas a cargo de su crianza a participar de intentos de "corrección" de su orientación sexual en manos de un profesional de la salud (médico, psicólogo o psiquiatra) o líderes religiosos.
"Esto significa que no estamos hablando de vidas libres de violencia. Por lo tanto, hemos concluido que es muy difícil habitar la vida cotidiana desde las identidades sexogenéricas LGBTIQ+ más en Argentina", remarcó la doctora en Sociología.
Discriminación en el ámbito educativo
El 54,5% de la muestra señaló estar cursando alguno de los niveles educativos. Del total de personas que asisten a un establecimiento de enseñanza, un 16,7% reportó haber recibido agresiones o discriminaciones por parte de profesores, mientras que el 20% de los encuestados los recibieron por parte de sus compañeros. El porcentaje asciende a más del 26 % en feminidades o mujeres travesti/trans y no binarias.
"Todavía es alta la discriminación en ese ámbito. Por eso nos parece importante la necesidad de implementar los marcos normativos de vanguardia que tenemos, entre ellos, la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), sancionada en 2006 en Argentina. Fue súper discutida, está vigente y tiene buena recepción entre jóvenes. Sin embargo, sigue teniendo dificultades de implementación y pasa esto de la discriminación", remarcó Cravero.
"Un dato revelador -aunque hay que hacer la salvedad por cuestiones socio-históricas si se analiza específicamente la población trans, travesti trans y no binarias-, es que el nivel educativo en promedio del colectivo LGBTIQ+ es más alto que el de la media general. Pero eso no se condice con los puestos y las condiciones laborales que obtienen. Entonces ahí hay algo que tenemos que pensar en relación a los debates que todavía nos debemos como sociedad", reflexionó la socióloga.
"La Ley de Educación Sexual Integral (ESI), sancionada en 2006 en Argentina, fue súper discutida, está vigente y tiene buena recepción entre jóvenes. Sin embargo, sigue teniendo dificultades de implementación y pasa esto de la discriminación", dice la socióloga Carolina Cravero. Crédito: Mauricio Garín
Situación laboral
En el ámbito del trabajo, si bien el 77,4% de las personas que participaron del estudio se encontraban ocupadas, entre quienes estaban desocupados se destacan las personas trans masculinas: el 14,3% se encontraba estaba sin empleo al momento de responder la encuesta. A su vez, el 29,2% ha sido desestimado o despedido de un trabajo en los últimos 12 meses por su identidad de género.
Del total de personas encuestadas que participaron del estudio, el 14,1% ha recibido un trato desigual respecto a beneficios, cargas, prestaciones laborales o ascensos a lo largo del último año.
Al analizar quién es el principal sostén económico y los ingresos del hogar de las personas LGBTIQ+, el relevamiento concluyó que 1 de cada 4 de las personas que participaron de la encuesta reportaron que vivían en hogares en donde los ingresos eran equivalentes a la mitad de la canasta básica. El 7,4% de las personas que participaron del estudio tenían hijos, siendo mayor la proporción de lesbianas que maternan respecto de otras identidades.
Crédito: Agencia
Organizaciones de la sociedad, un apoyo clave
Cravero se dedicó, dentro de la investigación, a actividades de mapeo de organizaciones, de corte más cualitativo. Se pudieron relevar 234 organizaciones de la sociedad civil y 303 entidades gubernamentales en el país relacionadas a la mejora de la calidad de vida de la población LGBTIQ+. En el caso de la Región Centro, donde está Santa Fe, se relevaron 41 organizaciones civiles y 75 gubernamentales.
La investigadora aportó que en el interior del país, en los contextos donde hay más organizaciones civiles, las condiciones de vida de las personas LGBTIQ+ son relativamente mejores. "Es decir que hay un trabajo territorial de las organizaciones que velan por la implementación de estas políticas públicas, que acompañan, que asisten en situaciones de discriminación, que tienden redes, lo que hace que esos lugares sean un poquito más libres de violencias estas vidas", destacó.
"Ya conocemos que en los últimos meses hubo modificaciones en el número de las entidades gubernamentales. Una pregunta de investigaciones futuras es cómo eso puede llegar a impactar en la vida material de las personas del colectivo esta situación", planteó.
Salud mental
Otra de las conclusiones en salud mental es preocupante. "Como consecuencia del estigma, discriminación y violencias, la población LGBTIQ+ ha tendido de forma mayoritaria a la ideación suicida y presenta niveles altos de depresión, ansiedad y estrés", dice entre sus conclusiones el estudio. "El 59,9 % de los participantes ha pensado alguna vez en quitarse la vida. Este porcentaje es mayor en masculinidades y varones trans (casi 9 de cada 10)", señala el informe.
Sobre el proyecto
Contó con financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) y estuvo organizado en 6 nodos: Nodo CABA, Nodo Centro (integrado por Buenos Aires, excepto Amba, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y La Pampa), Nodo Patagonia, Nodo RMBA, Nodo Noroeste/Litoral y Nodo NOA.
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