En un país con la Justicia puesta en la mira del gobierno nacional, por las causas de mayor vuelo político y por la propia sociedad, por los delitos comunes, un Mayor del Ejército Argentino sigue detenido acusado de encubrimiento pese a que la propia Fuerza ya aseguró haber cumplido todos los procedimientos pertinentes para las situaciones acontecidas y haber puesto a disposición todas las pruebas necesarias para las investigaciones de violencia de género y acoso laboral denunciadas. Al tratarse una subunidad que no tiene el puesto de segundo jefe y ante la insólita dilatación de los tiempos, la superioridad debió designar a otro oficial para el puesto. Por ello, el mayor Tomás de Vergara será el nuevo jefe del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado II, tras un fugaz paso por Buenos Aires.
La disposición firmada por el teniente general Olegario Pereda ordena que el nuevo jefe asuma el cargo este lunes al mediodía. Una medida que, pese que eventualmente sea absuelto de todos los cargos en su contra, echa a tierra el futuro profesional de Candioti como oficial del Ejército. Si bien la orden resulta de la necesidad organizativa de que haya un jefe en el Escuadrón afectado, en el legajo del mayor detenido pesará de forma imborrable el relevo anticipado de un nombramiento de tamaña relevancia como lo es ser jefe de un elemento militar.
Fuentes consultadas por El Litoral señalan que el Ejército no pudo hacer mucho más para sostener a Candioti en el cargo, "por la inexplicable determinación de Viri de mantenerlo detenido, que parece que será más extensa de lo previsto, mientras tenemos a un Escuadrón acéfalo". Cuando Candioti recupere su libertad, su situación procesal será determinante para que las autoridades militares lo pasen a disponibilidad, le den un nuevo rol de combate en otra Unidad o lo destinen a la Dirección de Personal hasta tanto se resuelva su compulsa judicial.
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