El Litoral | Télam
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El hallazgo del ARA San Juan hundido en el océano Atlántico se convierte en el último hito de la historia de este buque de la fuerza de submarinos construido a principios de la década de 1980 en el astillero alemán Thyssen Nordseewerke.
El San Juan era el más nuevo de los submarinos de la Armada Argentina, una fuerza que integraba junto al ARA Salta y el ARA Santa Cruz, este último del mismo modelo que el buque hallado ayer a 500 kilómetros de la costa y a 907 metros de profundidad.
Mientras que el Salta presta servicio en la Armada desde la década del '70 y participó en el conflicto por el Canal de Beagle y la Guerra de Malvinas con Gran Bretaña, el Santa Cruz y el San Juan fueron botados en septiembre de 1982 y junio de 1983, respectivamente.
En su historia se destaca la participación en el ejercicio de guerra Fleetex 92/2 en 1994 frente a la base naval de Norfolk, en Virginia, cuando penetró sin ser percibido en las defensas de la Armada estadounidense y hundió simbólicamente al destructor USS Mount Whitney.
El 13 de noviembre de 2017 zarpó desde Ushuaia con destino a Mar del Plata y dos días después se hundió en aguas del océano Atlántico.
El San Juan contaba con 65 metros de eslora (el largo del buque), un diámetro de casco resistente de siete metros y era propulsado por cuatro motores diésel MTU 16 V de 6720 HP, cuatro alternadores de 4,4 Mw, baterías Varta (960 elementos) y motor eléctrico de propulsión (MEP) de 6,6 Mw.
El submarino portaba como armamento seis tubos lanzatorpedos en proa (torpedos SST-4 filoguiados) y minas de fondo.
El San Juan tuvo una reparación de media vida que se extendió entre 2007 y 2014 en el complejo Tandanor, una tarea que incluyó más de 600 trabajos, entre ellos el replacado de las 960 baterías y el reemplazo de sus cuatro motores.
La clase de submarinos TR-1700, conocida como "Clase Santa Cruz" por el nombre de la primera unidad construida, fue diseñada como una evolución de la clase Tipo 209 adecuada a los requerimientos de la Armada Argentina para operar en el Atlántico Sur.
El San Juan y el Santa Cruz cargan 960 baterías, el doble que la clase 209, y junto a su diseño más hidrodinámico, le permiten operar más tiempo sin necesidad de salir a la superficie o alcanzar velocidades similares a la de los submarinos de propulsión nuclear.
Además, el diseño de los TR-1700 contempló mayor espacio interno para la habitabilidad de tripulantes para facilitar el descanso y el trabajo en misiones extensas.