Un joven para el cual pidieron la eutanasia, se adapta con la ayuda de una mascota
El Comité de Bioética de Misiones descartó que se pueda realizar la eutanasia al joven de 22 años con parálisis cerebral, tal como lo piden sus padres
Un joven para el cual pidieron la eutanasia, se adapta con la ayuda de una mascota
Miércoles 3.3.2021
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Última actualización 14:07
Desde hace 10 días, Adrían Martínez, el joven que fue conocido en todo el país porque su madre había pedido la eutanasia públicamente, se encuentra en una etapa de “readaptación” en el Hogar Espiritu Santos de Oberá. El hombre, oriundo de Candelaria, llegó y se afianzó a Sol, la perra de la residencia.
El Hogar “Espíritu Santo” fue fundado el 12 de junio de 2011 por Guillermo Hayes, para atender a misioneros con capacidades diferentes intelectuales, que por distintas razones fueron abandonados por sus familias. Es por eso que, el Estado provincial judicializó su caso y le otorgó un espacio en Oberá. Allí dentro, Adrían cuenta con asistencia las 24 horas, pero no está solo ya que debe convivir con otros residentes.
En agosto del 2020, Eva Briñócoli, madre de Adrián Martínez, pidió que se le apliquen la eutanasia o muerte digna a su hijo, que padece de parálisis cerebral. Es que, el oriundo de Candelaria no habla, apenas camina y no puede hacer nada por sí solo.
Finalmente, la eutanasia no fue otorgada al joven y ahora tiene una oportunidad dentro del Hogar donde convive con otros 16 internos de distintas partes de la provincia. Además, para que su adaptación sea más “leve” Adrían se aferró rápidamente a Sol, una perra mestiza que vive dentro de la residencia.
“Desde que él ingresó se vinculó a Sol, una perra que tenemos de mascota dentro del hogar. Lógicamente para Adrían será muy difícil la adaptación porque en su casa era el único y su madre lo atendía en todos los aspectos”, comentó José “Cacho” Jakubow, coordinador del lugar.
Según explicó Jakubow, el principal trabajo que se realiza con los residentes y con Adrían es estimular sus sentidos para que sienta fuerza y que pueda realizar algunas cosas por sí solo. De igual manera, reconoció que hay especialistas que están a cargo de los internos.
“Él tenía una atención preferencial y no se le dio la oportunidad de ser independiente en algunas cosas que podría hacerlo. Muchas veces las familias se encierran en la discapacidad para poder atender a sus chicos y no aprovechan los recursos como las escuelas especiales, los hogares de día, los centros de estimulación temprano y entonces este chico se adaptó a todo lo que la familia le dio”, explicó el coordinador del hogar.
En cuanto al “tratamiento” o “adaptación” en su nuevo hogar, Jakubow expresó que los residentes que llegan son analizados y “están a conducta, si el chico tiene la capacidad que puede y no quiere, se estimula”. En ese marco, contó que dentro de la residencia hay psicólogos, profesores de educación física especializados, fisioterapeutas, psiquiatras, kinesiólogos, profesoras de tecnología.
“Ellos les ayudarán a descubrir algunas cuestiones a Adrían. Además, el “mundo” de estar insertado en un lugar y de compartir el hogar con otros 16 compañeros, algo que en su casa no tenía. Él es uno más acá, no hay diferencia, y entonces para Adrían esto será una adaptación de algo que nunca experimentó en su vida”, dijo Jakubow.
Seguidamente, el coordinador del Hogar Espíritu Santo manifestó que estas semanas venideras serán de suma importancia para la gente que trabaja allí dentro. “Queremos ver su reacción a medida que van sucediendo las cosas. Él está hace 10 días con nosotros y viene con una evolución como todo nuevo”, comentó.
“Tenemos muchos desafíos con él ya que padece de una epilepsia refractaria que convulsiona por emociones, y las emociones que pueda experimentar de alegría o de tristeza son perjudiciales, lastimosamente el factor estímulo le genera muchas controversias, estamos viéndolo siempre y, sobre todo, con muchas ganas de que evolucione bien”, expresó.
Adrían llega a Oberá desde Candelaria luego de que, la familia y distintos organismos de la Provincia, hayan acordado que el joven de 22 años tenga una contención profesional y que así la familia también pueda tener una vida “más normal”. “En el hogar es la primera vez que llega una persona que era contenida por su familia, se ve que sus padres agotaron pilas luego de tantos años y entonces, el Estado le brindó este lugar”, dijo.