La serie documental de Netflix reavivó la controversia en torno a la muerte del titular de la Unidad Fiscal AMIA, ocurrida en enero de 2015, tras denunciar a la entonces presidenta Cristina Kirchner por presunto intento de encubrimiento del atentado a la AMIA, pero también puso la lupa sobre la investigación del atentado contra la mutual judía.
En este sentido, en el final del documental se destacan los testimonios de Ross Newland, delegado de la CIA en Buenos Aires entre 1997 y 2001, James Bernazzani, agente especial del FBI para el caso AMIA entre 1997 y 1998, además de una aclaración hecha por el propio buró de investigación estadounidense, que contrastan con las explicaciones que dio el espía Jaime Stiuso tanto en el juicio como en la película filmada en 2017.
El contraste reaviva la polémica sobre la investigación y las tareas de inteligencia sobre el atentado en el que fueron asesinadas 85 personas y por el cual la Justicia argentina, por acción de Nisman, acusó formalmente al gobierno de Irán como organizador del ataque, con Hezbolá como ejecutor.
Tenés que leerOrdenan el cese de la prisión preventiva contra CFK en la causa por el Memorándum con IránEn el primer juicio, realizado entre 2001 y 2004, Stiuso declaró que en el informe elaborado por la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE, actualmente AFI) consta que el motivo de "Irán, como estado terrorista" para elegir a la Argentina como blanco fue "la negativa (del país) de darle la capacidad nuclear a Irán, que recién alcanzó este año".
Sin embargo, Newland afirmó: "Nunca tuvimos ninguna información que indicara que Irán lo hizo porque frenaron el desarrollo de su tecnología nuclear". "Es un buen ejemplo de pensamiento ex post facto. Después del hecho lo ves y dices ´había un problema así que esa puede ser la razón´. Pero nunca tuvimos ninguna prueba que apuntara a eso. Fue especulación", agregó el delegado de la CIA que colaboró en la investigación.
Por su parte, el agente especial del FBI Bernazzani agregó: "No encontramos ninguna información que indicara la complicidad del gobierno de Irán en el atentado. En cuanto al papel de Hezbolá, teníamos información que respaldaba una participación".
Las tareas de inteligencia a cargo de la SIDE, en colaboración con agencias extranjeras, habían concluido que el atacante había sido un hombre de apellido Berro, Brru o Borro, gracias a una supuesta prueba de ADN, y en 2005 Nisman anunció formalmente que el conductor suicida del coche bomba que voló la AMIA había sido Ibrahim Berro, militante de Hezbolá.
Sin embargo, en la entrevista que concedió para el documental, el periodista le señala a Bernazzani que oficialmente en el caso AMIA no hay pruebas de ADN que vinculen a Berro con el ataque y le pregunta si esto resistiría el escrutinio de un tribunal, ante lo cual el ex agente del FBI tartamudea.
"La prueba de ADN era muy sólida para un tribunal", afirma luego Bernazzani y, cuando el periodista insiste en que esa prueba no está en la causa, el ex agente replica: "Tal vez había otras pruebas de ADN, repito, no lo sé. Solo sé sobre la que nosotros trabajamos".
"Pero esa no está en el caso", remarca, por tercera vez, el periodista, ante lo cual Bernazzani dijo que "esa es la pregunta: ¿Por qué, dónde está?", aunque finalmente, el documental aclara que luego de esa entrevista el FBI "ha confirmado que no tienen ningún registro de esta coincidencia de ADN".
Las dudas sobre la "pista iraní" no son nuevas en la Argentina y de hecho Mario Cimadevilla, titular de la Unidad Fiscal AMIA durante la gestión de Mauricio Macri, aseguró en enero de 2019 que "la pista iraní es débil" y alertó: "Importa más que se mantenga la sospecha sobre Irán que la verdad".
También desde los inicios de la investigación, la ex presidenta y por entonces legisladora nacional Cristina Kirchner, que integraba la comisión investigadora del Congreso, expresaba su desconfianza sobre los indicios contra Irán.