Lo usó Owen Crippa el 21 de mayo de 1982, siendo el primer argentino que atacó en soledad a la poderosa flota inglesa. Recibió la llamada "Cruz de la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate", la más alta condecoración militar que otorga este país.
Cuando uno pisa la ciudad americana de Houston, la más poblada del estado de Texas, hay un imán que atrae a cualquier visitante: el Space Center de la NASA. Allí, uno puede viajar imaginariamente al espacio. Es una experiencia increíble y apasionante. Llena de historias, testimonios y hasta con la posibilidad de tocar una roca lunar.
En esa ciudad, la de Houston, a más de 8.000 kilómetros de Argentina, descansa una reliquia que se hace más reliquia un día como el de hoy. En realidad, Malvinas debiera ser todos los días. Pero no lo es.
El denominado avión "Jet Caza Aermacchi MB 339 (4-A-115)" quedó en la historia del conflicto bélico de las Islas Malvinas, porque fue la nave que utilizó el Teniente de Navío Owen Guillermo Crippa en nombre de la Primera Escuadrilla Aeronaval de Ataque de la Aviación Argentina.
Con el paso de los años, ese Aermacchi italiano se hizo tan grande como la figura de Owen, distinguido con la llamada "Cruz de la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate", la más alta condecoración militar que otorga este país.
Es que Owen, con un simple avión-caza italiano de entrenamiento y apoyo aéreo cercano a la Infantería, se lanza a lo imposible. Le dio forma a esa frase popular: "Fuimos a la guerra con una gomera".
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Foto: Gentileza
Pero el corazón tiene razones que la razón no entiende. Y el orgullo por la Patria hace el resto. Si lo hubiera pensado, no se entiende: se metió solito contra todo y todos, despegando desde Puerto Argentino, en el Estrecho de San Carlos.
¿La misión?: detectar e informar cómo estaba desembarcando de manera masiva Inglaterra con la tercera fuerza más poderosa del mundo.
La postal que observa Owen es como cualquiera de las películas, pero no es un montaje...es real. En la bahía, cientos de paracaidistas británicos, los Sea Harrier patrullando, buques de guerra estratégicamente ubicados armados con misiles, cañones antiáereos, armas pesadas.
Un dato: la Infantería inglesa contaba con misiles portátiles que podían ser lanzados desde el hombro de un soldado.
Del otro lado, nuestros soldaditos criollos, ya ni chocolate tienen para desafiar el frío. Es como que usted, que está leyendo está crónica, y yo, intentemos parar a Messi mano a mano en el Nou Camp. Ni Oliver Stone se hubiera animado a tamaña desigualdad. Pero no es cine ni hay un Oscar un juego. Es Malvinas, es real. Fue real.
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El resto de la historia (ver aparte) es conocida, por lo menos ahora. Porque cuando finalizó la guerra de Malvinas en 1982, el Aermacchi y Crippa quedaron olvidados. Como todos nuestros héroes. Los que quedaron allá, los que volvieron para acá.
Y como no hay peor muerte que el olvido, allá por los años '90 al quedar fuera de servicio, los responsables de la Aviación Naval Argentina decidieron vender al heroico "Jet Caza Aermacchi MB 339 (4-A-115)". Se dirá, en modo Maquiavelo, que el fin justifica los medios: se generó con la venta un ingreso de dinero para equipar helicópteros que iban a la Antártida. En una subasta ordinaria lo compra un empresario americano de Houston, Texas. Es una compra comercial más. Compra el metal, el motor, las turbinas. No podrá, jamás, comprar el sentimiento, ni la hazaña, ni la leyenda aérea más importante de la Guerra de Malvinas. Está claro que no es culpa de quien compra.
A casi 40 años de Malvinas, el exilio forzado del Aermacchi duele. Su epopeya sigue durmiendo en un hangar de Houston, en Texas, donde la NASA cuentas sus historias al espacio.
Su padre de vuelo, Owen Crippa, junto a un grupo de amigos, leales e incondicionales armaron un equipo de repatriación. Ellos son, además de Owen, Claudio Meunier, Roberto Curilovic, Ricardo Pradela. Si bien el secreto estaba guardado bajo siete llaves, el colega y amigo de Sunchales, Elvio Saravia, contó la historia a través del Grupo Meridiano. Para quienes no lo saben, Owen reside en la capital del cooperativismo.Como siempre, en cada ronda de mates o café cuando se podía antes de la pandemia, Owen Crippa abre las puertas de su casa en Sunchales a El Litoral. Durante años construimos una relación de afecto, respeto, cariño. En realidad, de mi parte hacia Owen, agradecimiento y admiración. De vez en cuando, si dejo de acosarlo con cada anécdota de Malvinas, me dice "Ahora pregunto yo, Darío: ¿cómo anda mi querido Colón?".
Esta vez desde la lejana Bariloche, donde fue a visitar afectos, se da el ida y vuelta con quien lleva con orgullo la "Cruz de la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate".
-¿Owen, perdón la ignorancia, qué significa MB 339 (4-A-115)?
-MB 339 es el modelo de avión de la fábrica italiana Aermacchi y "4 Alfa (de ahí la A-) 115" es la matrícula argentina del avión. Sería algo así como la patente del avión. Esa matrícula indica la fuerza a la que corresponde esa aeronave. Entonces, es el modelo y la matrícula. Es la designación que identifica el avión.
-¿El operativo repatriación del Aermacchi de Malvinas está en marcha?
-Te cuento, empezamos hace algunos meses con un matrimonio de Texas, de Houston exactamente, la negociación para poder comprarle al dueño los restos del 115, para poder traerlo nuevamente al país. Esto fue tomando estado, se mandó a un grupo de amigos y salió a la luz más rápido de lo que yo hubiera gustado.
-¿De qué depende que esa reliquia que usaste en la guerra vuelva a la Argentina?
-Estamos en la etapa de negociación, que es primero pedirle a ese empresario que lo compró para definir el precio del avión. Pero no es sólo éso; luego además tenemos que evaluar costos para embalaje, traslados, toda la parte de contratos que hubiera que hacer. Hay que analizar los trámites y la normativa vigente para sacarlo de los Estados Unidos e ingresarlo a nuestro país, para no tener ningún tipo de inconvenientes.
-Por lo visto, nada fácil desde el vamos, tal como fue Malvinas
-También hay que considerar los costos desde allí hasta el hangar donde lo llevaremos, que imagino será la base naval Comandante Espora en Bahía Blanca, donde será reconstruido. Hay que calcular los costos de armado y luego los costos para construir un propio hangar, donde se lo pueda ubicar dentro del predio del Museo de la Aviación Naval. La suma de esos costos (compra, traslado, armado, seguros) nos dará un monto que luego tenemos que salir a conseguir, porque ninguno de nosotros tiene 100.000 ó 200.000 dólares.
-Estamos en el inicio de un sueño...
-Hay que armar una asociación civil sin fines de lucro, conseguir Personería Jurídica, abrir una cuenta y luego hacer una campaña para conseguir gente que aporte. Ya fueron surgiendo algunas ideas. Uno de los que me acompaña comentó que conoce "tal empresa que conozco podría aportar el dinero".
-No deja de ser un alivio para esta cruzada
-Sí, pero sinceramente pienso, y lo voy a defender, será para mí mucho más valioso que un millón de argentinos aporten unos centavos de dólar para darle un sentido de Argentinidad a todo ésto y empezar a cambiar un poco las cabezas de nosotros mismos.
-Eso que tenemos los argentinos y que muchas veces salió a flote, aunque hoy parece olvidado...
-Este simple motivo, como es un elemento patriótico de Malvinas como ese avión Aermacchi, puede servir de ejemplo y contagio de lo que podemos hacer los argentinos cuando nos juntamos. Como lo hizo nuestro pueblo en Malvinas.