Desde su llegada al Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, la bóveda familiar de los Duarte es visitada a diario por cientos de turistas. Argentinos y extranjeros por igual, se agolpan en la puerta del mausoleo: nadie se quiere ir del lugar sin su foto.
Pero los restos de Eva Duarte no estuvieron siempre allí. La historia es harto conocida pero vale recordarla.
Eva Duarte falleció en 1952 a los 33 años, tras años de batallar contra un cáncer de cuello uterino. Cerca de las 21.00, el locutor oficial anunció por cadena nacional:
“Cumple la Subsecretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20.25 horas ha fallecido la Señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación. Los restos de la Señora Eva Perón serán conducidos mañana, en horas de la mañana, al Ministerio de Trabajo y Previsión, donde se instalará la capilla ardiente..”
Su cuerpo permaneció embalsamado en la central de la CGT hasta 1955, cuando la llamada Revolución Libertadora derrocó al presidente Juan Domingo Perón el 22 de noviembre de 1955 y secuestró el cadáver de Eva.
La tumba de Eva Duarte en Recoleta
No fue sino hasta 1974 que el gobierno de la presidenta María Estela Martínez trajo el cuerpo de Eva al país y lo ubicó en la quinta de Olivos. Luego, en 1976 y ya bajo dictadura militar, el cuerpo de Evita fue entregado a la familia Duarte, que dispuso fuera enterrada en la bóveda que la familia posee en el Cementerio de la Recoleta.