El Litoral
Nahir Galarza (19) está detenida desde el 2 enero por haber matado de dos balazos a su novio, Fernando Pastorizzo (20), el 29 de diciembre del año pasado. Vive en una celda de cinco por tres metros en la Comisaría del Menor y la Mujer de Gualeguaychú, informó Clarín.
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Según la reconstrucción que hicieron en el diario Clarín, los casi 20 días de prisión para la joven la llevaron al deterioro de su salud.
Desanimada, Galarza pasa sus días en una celda pequeña, con baño aparte, ducha, una cama vieja y sin ningún tipo de conexión a internet. No tiene televisión, ni computadora ni celular.
Al parecer, la joven no sale de su celda por decisión propia, ya que tiene un patio interno donde salir del encierro. Galarza prefiere quedarse cuidando su espacio. "Procura mantener limpio el lugar. Baldea y barre. Se preocupa mucho por el orden", comentaron desde su círculo íntimo. Además, usa mucho alcohol en gel para cuidar su higiene.
Diariamente, Nahir prefiere quedarse haciendo ejercicio, corriendo y realizando abdominales y flexiones, aunque no cuenta con los elementos necesarios para realizar una buena rutina de gimnasia como quisisera. En los primeros días de prisión, Nahir pidió un personal trainer, el cual le negaron. Además, pidió tener un masajista, que "fue un sólo día", explicaron.
Además, la joven también cuida mucho su dieta. "Solo come la comida que le llevan los padres, que la visitan tres horas, dos veces por semana".
Al parecer, lo que la mantiene fortalecida es su caracter. Según contaron sus allegados, Nahir tiene un caracter fuerte y frívolo, tanto que a veces parece no darse cuenta de la situación que está atravesando. A pesar de su aparente fortaleza, la personalidad de la joven fue cambiando lentamente. El encierro comenzó a afectarla, haciéndola cada vez más introvertida y callada.
Ante el análisis de expertos que analizaron el perfil de Galarza como una posible psicópata, mucho se ha tejido en torno a la personalidad de la imputada. Se la ha calificado como fría y distante, como que estuviera ajena a lo que ocurre en su entorno y que no muestra remordimiento. Fue por ello que su padre salió en su defensa y dijo: “Mi hija no es un monstruo”.
Las pocas palabras que pudieron oírsele fueron respecto a su situación con Fernando. "Que el chico tenía una mala relación con los padres de él y que por eso se pegaba mucho a ella. Decía que lo quería y que no quería denunciarlo para no armar quilombo", informaron.
Para pasar los días, Nahir lee libros sobre numerología. Durante sus días de encierro, Nahir buscó refugio en la numerología (el estudio del significado oculto de los números y la práctica de la adivinación a partir de ellos). Está obsesionada con los "números maestros", en especial con el 11, ya que coincide con su fecha de nacimiento: el 11 de septiembre de 1998. También lee libros de derecho (ella estudiaba Derecho en la Facultad de Universidad de Concepción del Uruguay) y novelas románticas.
Además de los padres, la visitan algunos amigos; sus dos abogados, Victor Rebosio y Horacio Dargainz; Jorge Zonzini, el vocero de la familia, y el juez del caso, Mario Andrés Figueroa, que acaba de reasumir su función en la causa. La única contención que tiene se la dan las guardias de la comisaría.
Las noches no son nada fáciles para la joven. "Toma clonazepam para dormir. Le cuesta mucho. A veces se queda toda la noche despierta, mirando al techo".
Quienes la vieron, explica Clarín, cuentan que la joven "esta flaca y se está deteriorando". "Después de la última audiencia, Nahir es otra chica. No come, tiene ataques de llanto. Pide todo el tiempo volver a su casa. Dice que extraña mucho y que no aguanta más el encierro".
Durante este tiempo de encierro, Nahir comenzó a tener un vínculo de amistad con Rosita, una chica de 24 años que está presa por robo y ocupa la celda contigua. "Se hablan a los gritos y charlan de todo: de ropa, de chicos y de comida. A veces se pasan cosas. Rosita le da ánimo y la apoya".