¿Por qué bostezamos al hacer ejercicio? Si esta incógnita te ha rondado, aquí te explicamos las razones detrás de este curioso fenómeno y si es algo normal.
El bostezo, una acción tan cotidiana, también se hace presente en nuestras sesiones de entrenamiento, generando interrogantes sobre su origen y normalidad.
¿Por qué bostezamos al hacer ejercicio? Si esta incógnita te ha rondado, aquí te explicamos las razones detrás de este curioso fenómeno y si es algo normal.
El bostezo es, en parte, un reflejo controlado por el hipotálamo, situado en el centro del cerebro. Esta acción semivoluntaria se manifiesta en todos los vertebrados, incluso apareciendo en el feto humano alrededor de las doce semanas de gestación. Su propósito fisiológico incluye la distribución de una sustancia que mantiene abiertos los alvéolos pulmonares, pequeñas bolsas de aire en los pulmones.
Recientemente, un estudio publicado en Evolutionary Psychology sugiere que el bostezo está vinculado a la regulación térmica del cerebro. Aquellas personas que enfriaban su cerebro mediante la respiración nasal o una compresa fría bostezaban menos frente a imágenes de personas bostezando. Esta teoría respalda la idea de que el bostezo es una estrategia del organismo para mantener la temperatura cerebral adecuada.
Además, el bostezo tiene efectos positivos, como la relajación muscular al estirar la mandíbula, la laringe, el cuello y las cuerdas vocales. Esta acción también abre las trompas auditivas, ayudando a igualar la presión en situaciones de descompensación, como durante vuelos en avión.
¿Por qué bostezamos durante el ejercicio?
El bostezo durante el ejercicio puede ser una respuesta natural al cansancio. Cuando estamos fatigados, el cuerpo busca aumentar la oxigenación para mantener el cerebro activo, utilizando el bostezo como un mecanismo para lograrlo.
Durante el ejercicio, el cuerpo requiere más oxígeno, aumentando la frecuencia cardíaca y el ritmo respiratorio. La falta de una respiración adecuada puede llevar al cuerpo a utilizar el bostezo como una estrategia para regular la oxigenación, especialmente en actividades de alta intensidad como el HIIT o el ejercicio aeróbico.
El estrés puede desencadenar el bostezo como una respuesta defensiva para mantenerse alerta. Utilizado de manera voluntaria, el bostezo también puede ser una herramienta efectiva contra el estrés y la ansiedad, respaldada por técnicas de relajación y disciplinas como el yoga.
La teoría científica que sugiere que el bostezo enfría el cerebro también puede explicar por qué bostezamos durante el ejercicio. Con el aumento gradual de la temperatura corporal durante la actividad física, el bostezo puede ser una estrategia adicional para regular la temperatura, junto con la sudoración.
La monotonía o la falta de interés en un tipo específico de ejercicio pueden llevar a la desmotivación y, como consecuencia, al bostezo. Mantener la variedad y el interés en tu rutina de entrenamiento puede reducir la aparición de bostezos.
En resumen, bostezar durante el ejercicio es algo común y, en la mayoría de los casos, no es motivo de preocupación. La Dra. Celeste Robb-Nicholson de la Medical Harvard School sugiere que es probable que no sea algo alarmante y que puedes seguir practicando tu rutina de ejercicios sin preocupaciones
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