Miércoles 19.7.2023
/Última actualización 15:56
Marcela Sévola tiene 56 años. Nació, creció y estudió en Venado Tuerto. Cuando terminó sus estudios secundarios decidió trabajar. Probó suerte en un consultorio odontológico como asistente dental y administrativa, donde estuvo durante 35 años hasta mediados del 2020.
Mientras estaba trabajando en el consultorio -allá por la crisis del 2001-, se dio cuenta que necesitaba aumentar sus ingresos para poder ayudar a la economía familiar. Por esos tiempos trabajaba doble turno y decidió hacer lo que mejor le salía que era pastelería para vender, algo que sostuvo casi dos décadas.
“En el 2011 mi sobrina -actual socia-, Florencia Gutiérrez, terminó de estudiar. Es licenciada en Nutrición. Cuando volvió de Rosario hasta presentar su tesis quería generar algo de dinero. Entonces me propuso ayudarme con esta parte que yo ya estaba haciendo en ese momento”, contó a El Litoral.
Ese fue el disparador para dejar de trabajar en el consultorio medio día. “Con Flor dedicamos las tardes a hacer esto. Yo tenía cada vez más pedidos y me faltaba tiempo para hacerlo. Fue una gran decisión dejar de trabajar medio día y dedicarme a seguir con lo dulce”, recordó.
Marcela Sévola, de 56 años, es una emprendedora de Venado Tuerto.Marcela, comenzó a venderle a sus amigas en los cumpleaños. De a poco fue gustando. Todo lo que hacía eran tortas materas, tartas y siempre el rogel como estrella.
Esta receta, la heredó de una amiga y compañera de colegio, Silvina. “Lo conocí en uno de sus cumpleaños y como yo ya había incursionado un poco en esto de empezar a vender cosas dulces, le pedí la receta y comencé a hacerlo”, dijo.
“Al principio era una receta que a mí me costaba hacer. Tiene mucha mano de obra y parte artesanal. El resultado final no me terminaba de cerrar. Entonces de a poco fui reversionando hasta que llegue al rogel actual, que es el que ahora todos conocen”, remarcó.
Para el 2017, tomaron la decisión junto a su sobrina de seguir haciendo solo rogeles, cuyo “sistema” ya tenían aceitado y les salía fácil. “A la gente le gustaba mucho y era la torta que elegían por excelencia a la hora de comprar”, destacó.
El emprendimiento, nunca tuvo un local abierto en la calle. De hecho el sistema de comercialización sigue siendo bastante casero. “Siempre trabajé en mi casa. Primero vivía en un departamento muy chiquitito. Ahí empecé con las tortas allá por el 2000. En el 2018 me mudé a una casa más grande y de a poco fui adaptando lo que es el quincho para trabajar con las tortas”, contó.
La pasión de Marcela Sévola y su socia, Florencia Gutiérrez, por los rogeles, los ha llevado a expandirse.Para diciembre del 2021, empezaron a masticar la idea de que debían agrandarse. “Entonces decidimos poner el local que actualmente tenemos en Venado Tuerto (Paz 1007) y lo armamos como una fábrica de rogeles”.
Correr la voz
El conocimiento del producto y la marca, es algo que hasta hoy se aferra a la tradición. Se transmite del “boca a boca”, de haberlo probado en una fiesta, en un cumpleaños, en un casamiento.
“Mis clientes me iban recomendando. Cuando decidimos quedarnos con Flor haciendo solo rogeles, teníamos que ponerle un nombre al emprendimiento. Se como nombramos a los rogeles y la gente me recomendaba, así que quedó ‘Los Rogeles de Marcela’”.
“¿De quién es este rogel? Es el rogel de Marcela. O ‘los rogeles de tal casamiento eran los rogeles de Marcela’. Por eso decidimos ponerle así. De esa forma la gente lo reconocía y me recomendaba”, aclaró.
Pero también tuvo la fortuna de que “accidentalmente”, su nombre y su creación fuese reconocida a nivel nacional: “En plena pandemia, en el 2020, existía el programa ‘Masterchef’ con Santiago del Moro, que también tiene un programa de radio diario de seis de la mañana a diez y que Flor escuchaba mucho cuando hacía las viandas diarias. Es un programa de entretenimiento que nos encanta y siempre la gente les envía regalos, comida, y ella insistía insistía con que tenemos que mandar un rogel nuestro”, rememoró.
Allí surgieron dudas. Marcela no tenía armado el packaging de su producto. Entonces enviarlo no le gustaba. “Cuando yo decido dejar de trabajar en plena pandemia en 2020 en el consultorio, recibo un regalo de la odontóloga, que lo dediqué al packaging, lo invertí ahí”, sostuvo.
“En el programa de Santiago del Moro, un domingo de eliminación, la comida que tenían que preparar era rogel. A uno le salió crudo, al otro le salió quemado y a otro no le salió. Esa misma semana le dije a Flor que era el momento de mandar uno de nuestros rogeles a la radio. Así lo hicimos, se lo mandamos de regalo y él personalmente se enamoró de nuestros rogeles. Es el fan número uno con lo cual nos hizo publicidad desde aquel momento hasta la actualidad”, valoró.
El conocimiento del producto y la marca, es algo que hasta hoy se aferra a la tradición.“Nos hizo publicidad en la radio y también en el último programa que lo tuvo como conductor -Gran Hermano-, en el cual le dedicó 10 minutos presentando nuestro rogel, enseñándole a los chicos que estaban en la casa como tenían que cortarlo para optimizarlo como a él le resultaba más rico y también nos nombró en nuestras redes. Claramente de esa manera hemos ganado mucho terreno para que la gente nos conozca gracias a la generosidad de Santiago del Moro”, amplió.
“De hecho mucha gente de Venado Tuerto me conoció por la publicidad de Santiago del Moro en la radio. Claramente a partir de que se conocieron fueron más populares nuestros rogeles”.
No son competencia
Marcela pone de relieve que lo que más “destaca la gente de mi rogel es que hace 24 años no baja la calidad” y que “son iguales desde entonces”.
“Nosotros ya somos una empresa familiar (donde participan hijos y sobrinos) y un gran equipo de trabajo. Todos nos dedicamos a hacer crecer a ‘Los Rogeles de Marcela’ a diario”, resaltó.
En este orden, reflexionó: “No nos diferenciamos con la competencia. Yo considero que no soy competencia de nadie, porque solo hacemos rogeles en Venado Tuerto y en la zona hay un montón de personas que se dedican a lo dulce, a tortas, a tartas, como lo que yo hacía antes. No hay nadie que haga solo rogeles”.
“Somos una fábrica de rogeles en la que el proyecto a futuro no tiene fin. Con Flor somos unas apasionadas de lo que hacemos. Estamos creando, proyectando, para hacer crecer la fábrica. En eso somos muy parecidas, compartimos el mismo criterio de trabajo”, ponderó.
“Los rogeles de Marcela” se destacan por su pasión y dedicación.Aclara que siguen llevando productos a puntos de reventa porque “generalmente la gente de los pueblos cercanos a Venado Tuerto tienen la posibilidad de pasar y comprar, pero hay gente que no”.
Para Marcela, su receta no tiene nada de particular. “Hoy por hoy googlean una receta de rogel y todas son iguales a las nuestras. Lo que sí nosotros tenemos son secretos de elaboración muy bien guardados que hacen que el rogel sea diferente”.
“Creo que la particularidad principal de nuestros rogeles es la pasión con la que lo hacemos tanto Florencia como en mi caso personal. Vivimos en un país en el que no es para nada fácil emprender. Para los emprendedores generalmente son todos palos en la rueda con lo cual seguir proyectando a futuro y seguir con la idea de crecer y ser una una empresa nos cuesta bastante, pero siempre la pasión está por sobre todas las cosas”, amplió.
Es para aclarar que si bien tienen algunos puntos de reventa, no existen aun franquicias. Los productos se pueden conseguir en Buenos Aires, Rosario, Río Cuarto y en diferentes localidades del departamento General López.