Cambiar de maceta a una planta puede ser una tarea emocionante para quienes les apasiona la jardinería, pero también un momento crítico que definirá su futuro crecimiento.
Conocer los pasos clave puede marcar la diferencia. Elegir el momento adecuado, manipular con cuidado las raíces y seleccionar una maceta correcta son las claves para lograrlo con éxito.
Cambiar de maceta a una planta puede ser una tarea emocionante para quienes les apasiona la jardinería, pero también un momento crítico que definirá su futuro crecimiento.
Un cambio brusco en su entorno puede afectar su salud e incluso llevarla a marchitarse rápidamente. Por eso, es fundamental conocer los pasos adecuados para hacerlo de forma correcta y minimizar riesgos. En Revista Nosotros te contamos cuáles son.
Uno de los errores más comunes es cambiar la planta de maceta apenas la compramos. Según explican expertos, las plantas no se adaptan bien a cambios bruscos. “En la naturaleza, la mayoría de las plantas pasan toda su vida en el mismo lugar. No las movemos, no manipulamos sus raíces ni alteramos su entorno de manera drástica”, comentan.
Cuando una planta llega a casa, ya sufrió un gran cambio: fue trasladada de un vivero con condiciones ideales a un ambiente nuevo. Si, además, la compramos online, pudo haber pasado horas en una caja, lo que suma estrés al proceso.
Para evitar lo que se conoce como “shock del cambio de maceta”, se recomienda esperar entre dos y tres semanas antes de realizar la modificación. De esta manera, la planta se aclimata antes de enfrentar otra transición.
Seleccionar una maceta del tamaño adecuado es clave para el éxito del proceso. “Siempre es recomendable elegir una maceta apenas más grande que la anterior”, afirman los expertos. Por ejemplo, si la planta está en una maceta de 22 cm de diámetro, lo ideal sería trasladarla a una de 24 o 25 cm.
El material de la maceta también influye en la salud de la planta:
Para evitar dañar la planta al retirarla de su antigua maceta, lo mejor es aflojarla con cuidado golpeando suavemente los lados o apretando la base. Los expertos recomiendan no manipular demasiado las raíces y, si es posible, cambiarla sin alterarlas demasiado, rellenando con sustrato fresco los espacios vacíos de la nueva maceta.
Si es necesario eliminar un sustrato de mala calidad, lo ideal es hacerlo cuando esté ligeramente seco, ya que si está demasiado húmedo se vuelve más complicado. Además, si se deben cortar raíces débiles o dañadas, es preferible esperar dos o tres días antes de volver a regar para evitar infecciones por hongos.
Si la planta no presenta problemas urgentes como raíces podridas o sustrato deteriorado, lo ideal es realizar el cambio de maceta en primavera o principios de verano, evitando días de calor extremo. “Para las plantas de interior, la época del año no influye tanto, pero en el caso de las de exterior, hay que considerar sus ciclos de crecimiento y floración”, recomiendan los expertos.
Siguiendo estos consejos, podés asegurarte de que tus plantas atraviesen el cambio de maceta sin inconvenientes y continúen creciendo sanas y fuertes en su nuevo hogar.
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