Durante décadas, la ropa interior estuvo destinada a mantenerse oculta, reservada para la intimidad. Pero en las últimas temporadas, la lencería salió a escena como un elemento clave del vestuario diario.
La moda íntima sale del ropero y se convierte en protagonista. Te contamos cómo incorporar la lencería visible en tus looks diarios sin perder elegancia ni sofisticación.
Durante décadas, la ropa interior estuvo destinada a mantenerse oculta, reservada para la intimidad. Pero en las últimas temporadas, la lencería salió a escena como un elemento clave del vestuario diario.
Bodys, bralettes y camisoles de encaje empiezan a verse por debajo de camisas abiertas, blusas translúcidas o blazers amplios, dando lugar a una tendencia audaz que no pierde sofisticación.
Para que este estilo se vea refinado y no vulgar, la elección de materiales es fundamental. El encaje delicado, el satén suave y la seda aportan textura y elegancia. Los cortes estructurados —como bustiers con soporte o bodys con diseño envolvente— moldean la figura con gracia y permiten una combinación fluida con prendas de exterior más neutras.
Mostrar lencería no implica enseñar de más. Una camisa semiabierta, una remera escotada con un bralette visible, o un vestido de hilo que deja entrever un conjunto bien elegido son opciones efectivas para adoptar la tendencia sin caer en lo vulgar.
Combinar prendas íntimas con piezas más formales, como un pantalón sastrero o un blazer largo, ayuda a balancear el conjunto y mantener el look sofisticado.
Los tonos neutros son aliados ideales: negro, nude, blanco tiza, o pasteles suaves funcionan bien para lograr un resultado armónico y atemporal. Si bien los tonos vibrantes también tienen su lugar, lo ideal es usarlos con moderación o como detalle dentro de un look más sobrio.
Casas como Saint Laurent o diseñadores como Jacquemus incluyeron en sus colecciones recientes conjuntos donde la lencería se integra como prenda principal. Las celebridades también se sumaron a esta tendencia: ya no es raro ver looks con encaje a la vista en eventos, redes sociales o street style. La clave es inspirarse sin copiar: adaptar la propuesta a tu estilo personal y rutina diaria.
Para quienes prefieren ir paso a paso, un tirante de encaje que asoma, un top de seda debajo de un cárdigan o una blusa transparente con un bustier elegante son formas sutiles de probar esta tendencia sin salir de tu zona de confort. La lencería visible no es sinónimo de provocación, sino de estilo con identidad.
Adoptar esta moda es animarse a explorar nuevas formas de expresión, jugando con texturas y capas que sugieren sin mostrar demasiado. En tiempos donde la moda celebra la autenticidad y el empoderamiento, dejar entrever la lencería con elegancia es una declaración sutil... pero poderosa.
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