En un mundo donde las redes sociales se han convertido en el escaparate de las últimas modas y desafíos virales, una nueva tendencia ha comenzado a generar controversia y asombro: fridgescaping.
Aunque algunos lo ven como una forma divertida y creativa de mejorar la cocina, otros lo critican como una frivolidad innecesaria.
En un mundo donde las redes sociales se han convertido en el escaparate de las últimas modas y desafíos virales, una nueva tendencia ha comenzado a generar controversia y asombro: fridgescaping.
Esta práctica consiste en decorar el interior de la heladera, convirtiendo lo que históricamente se ha considerado un espacio funcional, en una extensión del diseño de interiores del hogar.
Aunque algunos la ven como una forma creativa de organizar la cocina, otros la consideran una frivolidad innecesaria. Lo cierto es que este fenómeno está provocando tanto admiración como rechazo.
El término fridgescaping proviene de la combinación de las palabras "fridge" (heladera) y "landscaping" (paisajismo), lo que da cuenta de su concepto central: embellecer el espacio interior del electrodoméstico con el mismo cuidado que se dedica a la decoración de otras partes de la casa.
Esta práctica involucra desde la organización estética de los alimentos hasta el uso de accesorios decorativos dentro del refrigerador, como alfombrillas, pequeños organizadores o incluso luces LED para resaltar ciertos productos.
Los alimentos, organizados por colores o tamaños, se convierten en elementos visuales que buscan armonizar y crear una sensación de orden.
La tendencia comenzó a tomar fuerza en plataformas como TikTok e Instagram, donde los usuarios comparten videos y fotos mostrando cómo han transformado sus neveras en un espacio atractivo.
Algunas personas se especializan en mostrar su heladera ordenada, con botellas alineadas de manera impecable y envases de comida dispuestos en una estética visualmente agradable. Otras decoran con pequeños objetos de adorno o incluso instalando iluminación.
Sin embargo, fridgescaping no está exento de críticas. Para muchos, esta tendencia representa una exageración innecesaria que va en contra del propósito principal de la heladera: conservar alimentos de manera eficiente.
De hecho, algunos usuarios de redes sociales se han burlado de quienes practican esta moda, argumentando que decorar una heladera es un lujo innecesario, especialmente en tiempos de crisis económica, donde las prioridades de los hogares deberían centrarse en necesidades básicas.
Además, hay quienes sostienen que, al concentrarse en la apariencia, se pierde de vista la funcionalidad del electrodoméstico, lo cual podría resultar contraproducente a la hora de almacenar comida de manera óptima.
El debate entre quienes defienden y critican el fridgescaping refleja las tensiones de una sociedad cada vez más preocupada por la estética, donde el diseño y la imagen personal se han trasladado a cada rincón del hogar, incluso al refrigerador.
Los defensores de esta práctica argumentan que se trata de una forma de fomentar la creatividad y el orden en la vida cotidiana, algo que puede tener un impacto positivo en el bienestar mental.
En conclusión, el fridgescaping es una tendencia que no pasa desapercibida. Mientras algunos lo ven como una forma divertida y creativa de organizar su espacio, otros lo critican por ser innecesario y superficial.
Lo cierto es que esta moda está rompiendo esquemas y mostrando cómo la decoración puede ir más allá de lo que tradicionalmente conocemos, llevando el diseño a los lugares más inesperados, como el interior de nuestra heladera. ¿Te atreverías a sumarte a esta moda?