El cambio de estación trae consigo un gran desafío para nuestras plantas, que pasan de la tranquilidad del invierno a enfrentarse con las altas temperaturas de la primavera y el verano.
Controlar las malezas, aporcar la tierra y mantener un riego adecuado son claves para asegurar su resistencia durante la temporada.
El cambio de estación trae consigo un gran desafío para nuestras plantas, que pasan de la tranquilidad del invierno a enfrentarse con las altas temperaturas de la primavera y el verano.
En esta transición, es crucial adoptar ciertas medidas para ayudar a las plantas a adaptarse al calor, mantenerlas sanas y evitar que se deshidraten o sufran daños irreparables. Aquí te contamos tres claves fundamentales para cuidar tus plantas en esta época.
Las malezas son una de las principales amenazas para las plantas cultivadas, ya que compiten con ellas por recursos esenciales como agua, nutrientes y luz. Al tener sistemas de raíces profundos y extensos, las malezas pueden extraer agua con mucha eficacia, lo cual deja a nuestras plantas con menos recursos en el suelo.
Para evitar este problema, se recomienda utilizar una pala o azada para remover las malezas de raíz. Este proceso no solo reduce la competencia por el agua, sino que también descompacta la tierra, lo cual facilita la circulación de aire en el suelo y el crecimiento de las raíces de las plantas.
Además, las malezas pueden reducir la cantidad de luz que reciben las plantas debido a su crecimiento denso y rápido, lo que puede disminuir la tasa de fotosíntesis y afectar su desarrollo. Removerlas permite que nuestras plantas reciban toda la luz que necesitan, mejorando así su crecimiento y resistencia al estrés hídrico durante el verano.
El aporque, una técnica sencilla pero muy beneficiosa, consiste en acumular tierra alrededor de la base de la planta. Este proceso tiene múltiples ventajas: ayuda a mantener la humedad en el suelo, regula la temperatura de las raíces y fortalece las plantas, además de estimular el crecimiento de nuevos brotes.
Durante los meses cálidos, el aporque actúa como una barrera que limita la evaporación del agua en el suelo, manteniendo las raíces frescas y bien hidratadas.
El aporque también ayuda a bloquear la luz que necesitan las semillas de malezas para germinar, reduciendo así la competencia. Esto es especialmente útil en jardines y huertas, ya que permite mantener la superficie del suelo limpia y libre de invasores. Asimismo, la capa de tierra actúa como aislante, lo cual regula la temperatura del suelo y protege las raíces de cambios bruscos de temperatura, un aspecto clave en la época de calor.
El calor incrementa la pérdida de agua en las plantas debido a la evaporación y la transpiración, un mecanismo natural que les permite mantenerse frescas. Sin embargo, esta pérdida de agua puede llevar a la deshidratación si no se les proporciona el riego adecuado. Álvaro Lamas sugiere mantener una disponibilidad hídrica constante para asegurar el crecimiento y desarrollo de las plantas en su mejor estado.
Es importante regar a fondo y de manera regular, asegurándonos de que el agua llegue a las raíces y no se quede solo en la superficie. En los días de calor intenso, lo ideal es regar temprano por la mañana o al atardecer para evitar la evaporación excesiva. Además, una hidratación adecuada permitirá que las plantas absorban los nutrientes que necesitan para crecer y resistir enfermedades, aumentando su resistencia ante las altas temperaturas.
Adaptación y resistencia: la clave para plantas sanas en verano Con estas tres reglas de oro –controlar las malezas, aporcar la tierra y mantener un riego adecuado–, tus plantas estarán preparadas para enfrentar los meses de calor de manera saludable y robusta. Estas prácticas no solo mejorarán su resistencia al estrés térmico, sino que también contribuirán a su crecimiento y belleza durante toda la temporada.
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