Santafesinos en Australia: cómo es vivir al otro lado del mundo
Cuatro experiencias revelan cómo es la vida de quienes decidieron emigrar. Sus relatos permiten entender los beneficios de residir en el país oceánico y las diferencias culturales con su tierra natal.
Estos santafesinos dejaron atrás sus vidas en la ciudad para embarcarse en una nueva aventura en Australia.
En el marco del esperado encuentro entre Los Pumas y los Wallabies, que se disputará el próximo 7 de septiembre en la ciudad de Santa Fe, surge una oportunidad ideal para explorar las historias de santafesinos que encontraron un nuevo hogar en Australia. Este partido permite conocer a aquellos que, al igual que el rugby, cruzaron continentes en busca de nuevas oportunidades.
A través de sus relatos, descubriremos cómo integraron sus raíces argentinas en su vida en el extranjero y cómo mantienen viva su conexión con la tierra natal, a pesar de la distancia.
La primera historia es la de Eduardo y María Villa, arquitecto y diseñadora que llevan más de 30 años viviendo en el país oceánico. “Ya vivimos más años de este lado que del otro, pero nunca nos olvidamos de dónde venimos”, afirman. El matrimonio reside en Sydney con su hijo Mateo, de 24 años, quien “habla español con acento gringo”. Allí fundaron “Villa and Villa”, una empresa que une sus dos pasiones.
María y Eduardo Villa.
Eduardo comenzó su aventura en el exterior con una beca en España, pero al no poder quedarse allí, buscó otras oportunidades. “Australia me dio la posibilidad casi inmediata, en un mes y medio me dieron la visa”, relató. Durante el proceso, regresó a Argentina, donde conoció a María.
Otro caso es el de Betiana Medina, quien se mudó a Australia hace 15 años con su esposo Jerem. “Vine por amor, después de conocer a mi marido en Río de Janeiro”, relató. Actualmente, viven en Canberra, capital australiana, junto a sus tres hijos: Emilia, James y Olivia. Trabaja en comunicación institucional en la agencia de impuestos del gobierno nacional, que es “algo así como la AFIP Australiana”, y considera que el país “es un lugar muy interesante para vivir”.
Betiana junto a Jerem y sus hijos Emilia, James y Olivia.
El tercer relato, es el de Aneley Santamaría Vossler, de 27 años, quien lleva nueve meses fuera de Argentina. Tras pasar los primeros cuatro meses en Sydney, se trasladó a Port Douglas, un pequeño pueblo de 3.000 habitantes en el norte de Queensland.
Aunque es contadora, desde el principio decidió explorar nuevas oportunidades en lugar de ejercer su profesión. La decisión de mudarse a Australia estuvo impulsada por un profundo deseo de explorar el mundo. “Era algo que me latía en el pecho hacía un montón, las ganas de viajar y conocer el mundo. Lo deseaba hace mucho,” compartió a Nosotros.
Santamaría Vossler encontró en Australia una oportunidad para redescubrirse.
La cuarta historia es la de Paulina Salierno, quien comenzó su aventura en 2015, cuando se estableció temporalmente en Nueva Zelanda, en busca de nuevas experiencias. Después de regresar a Santa Fe y darse cuenta que no se sentía cómoda, decidió mudarse a Australia. “No me hallaba, sentía que estaba en otra sintonía", recordó. Desde 2018, se encuentra establecida en Brisbane junto a su esposo chileno, y sus dos hijas: una de 22 meses y una recién nacida.
Paulina Salierno en el Harbour Bridge de Sydney.
En sus primeros años en Australia trabajó en diversos empleos casuales, principalmente en restaurantes y hoteles. "Para quedarse es fundamental estudiar acá, ya que el mercado laboral prioriza los títulos locales", explicó. Por ello, continuó con sus estudios allí, lo que le permitió establecerse de mejor manera.
Santa Fe vs Australia
La comparación de la vida en Santa Fe con la vida en Australia reveló una serie de prácticas que reflejan la diversidad entre estos dos mundos. Desde el ritmo de trabajo hasta las costumbres diarias, las experiencias destacan contrastes notables.
Eduardo marcó que una gran diferencia es la forma de trabajar. “No dormir siesta, o no tener el corte en el medio, te lleva a desarrollar el trabajo en forma distinta”, reflexionó. Su esposa, María, mencionó que se sintió cómoda desde su llegada: “El australiano es una persona muy abierta, amable y sonriente”, relató. Ambos tienen un grupo de amigos argentinos llamado “Los Jaguares”, ya que “cuando venían a jugar a Australia los íbamos a ver con todo el grupo”, explicó Eduardo. Aunque disfrutan de momentos con compatriotas, creen en la importancia de integrarse a la sociedad australiana.
Eduardo Villa junto a su hijo Mateo y amigos.
Medina coincide en este punto, “se puede hacer amigos, pero las conexiones personales no me parece que sean tan fuertes como las que tengo en Argentina”. En este sentido explicó que “la gente es más formal y cerrada, centrada mucho en el trabajo más que en la vida social”. Extraña “el calor de primavera y las frutillas de Coronda” y continúa disfrutando de tereré y mate dulce con sus hijos australianos; “y todos los 20 de junio y 9 de julio comemos locro”, agregó.
En el caso de Santamaría Vossler, la transición implicó dejar atrás su trabajo, su departamento, sus amigos y su familia. “Soltar todo lo que tenía, todo lo seguro. Fue un momento difícil,” explicó. Sin embargo, destacó que “la gente en Australia es muy linda con las personas que venimos de otros países. El sentimiento de bienvenida y la integración son muy notables”.
La decisión de Aneley estuvo motivada por su profundo deseo de conocer el mundo.
Al respecto Salierno observa que los australianos son más reservados en comparación con los argentinos. "Son un poco más fríos, y el contacto familiar no es tan frecuente", señala. Sin embargo, encuentra que los jóvenes son más abiertos y adaptables a diversas culturas.
Paulina Salierno junto a una de sus hijas en la Opera House de Sydney.
Cultura deportiva
Las diferencias en el ámbito deportivo entre Santa Fe y Australia revelan contrastes significativos en la forma en que se vive y se percibe en ambos lugares. En Santa Fe, el fútbol es el deporte rey, con una pasión que impregna cada rincón de la ciudad y une a la comunidad en torno a equipos locales como Unión y Colón.
Las diferencias deportivas entre Santa Fe y Australia muestran contrastes notables en su vivencia.
En contraste, en Australia, aunque el rugby es popular, no alcanza la misma intensidad que el fútbol argentino. “Los australianos en general son gente que practica y ve mucho deporte", aseguró Medina. Entre los deportes populares se encuentran el Australian Football, Rugby League, Rugby Union (como el que conocemos en Argentina) y el cricket. “Es posible que de los cuatro, el rugby sea el menos popular”, observó.
En este marco, recordó una vez que asistió a un partido de Los Pumas contra los Wallabies: “Mis hijos no sabían a quién alentar, así que se pusieron las dos camisetas”. También encontró que “la atmósfera es aburrida, muy silenciosa excepto en los tries y algunos cánticos, pero muy aburridos”.
Los hijos de Betiana, Emilia, James y Olivia, vistiendo la camiseta de Colón en Australia.
María Villa coincidió, afirmando que “el rugby como pasión no tiene nada que ver con lo que es en Argentina. Cuando vas a la cancha, te sentás al lado del que hincha para el otro equipo, y no pasa nada”, manifestó. Sin embargo, “el fútbol no es negociable. Hay algo que nunca cambia cuando llegas. 30 años después escuchamos en la radio el partido de Unión o de Colón”, comentó.
Desde su perspectiva, Santamaría Vossler aseguró que este deporte en particular no tiene un impacto tan grande como el fútbol en Argentina. “Es más importante el rugby que el soccer, que sería como nuestro fútbol. Hay una variante del fútbol que se llama footing, pero en general, el rugby es 100% más importante”, explicó. En la misma línea, Salierno admitió que “el fútbol no es tan importante, y aunque disfruto del rugby, me gustaría involucrarme más en esta cultura deportiva”.
Paulina Salierno en el Story Bridge de Brisbane.
En definitiva, el enfrentamiento entre Los Pumas y los Wallabies resalta tanto las diferencias como las similitudes en la vida cotidiana de los santafesinos en Australia. Sus historias muestran cómo, a pesar de las variaciones en la pasión por el deporte y las costumbres locales, siguen conectados con sus raíces. Adaptarse a un estilo de vida diferente y a una nueva cultura deportiva enriqueció su experiencia, demostrando su habilidad para integrar elementos de ambos mundos.
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